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Las previsiones de la UE sitúan a España entre los países con mayor descalabro económico por la crisis del coronavirus

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (iz), y el primer ministro italiano Giuseppe Conte (c).

Andrés Gil

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Las previsiones económicas de la Comisión Europea van en la línea de las del Gobierno español: Bruselas prevé un poco más de caída; pero un poco menos de déficit y paro, y algo más de deuda. Pero lo que muestra Bruselas es la foto de conjunto de los 27. Y, en esa foto de conjunto, España no sólo tiene datos peores que la media en todas las categorías de las previsiones, sino que se encuentra en el extremo de los que peor tiene, junto con Italia y Francia, países severamente golpeados por la pandemia; y Grecia y Croacia, países sin tanta crisis sanitaria pero con un modelo productivo muy dependiente del turismo, como también le ocurre a España, que une el extraordinario impacto de la pandemia con su dependencia económica del sector turístico.

De acuerdo con los cálculos del Gobierno, España caerá un 9,2% del PIB en 2020, el déficit ascenderá al 10,34% del PIB –2,8 en 2019–, el mayor desde 2012, cuando se alcanzó el 10,7%; la deuda pasará del 95,5% del PIB al 115,5%; y el paro, alcanzará el 19%.

Paolo Gentiloni, comisario Europeo de Finanzas, ha resumido: “Europa está viviendo un shock económico sin precedentes desde la Gran Depresión”. Y ha añadido sobre España: “Es uno de los 3-4 países más afectados en Europa por la pandemia, necesita solidaridad. No es habitual que la Comisión Europea invite al gasto a los Estados, pero las consecuencias de no intervenir habrían sido peores que tener déficit y deuda. Había que abordar la crisis frenar la destrucción de empleo es absolutamente necesario”.

Según Bruselas, la caída del PIB en 2020 será del 9,4%; el déficit llegará al 10,1%; la deuda, al 115,6% y un 18,9% de paro. En 2021, el Ejecutivo comunitario espera que España crezca el 7%, una décima más que el Gobierno, y supone, en todo caso, que en 2021 no se recuperará la caída de 2020.

La economía de la zona del euro se contraerá de media un 7,7% en 2020 y crecerá en un 6,3% en 2021; y la del conjunto de la UE a 27 caerá un 7,4% en 2020 y crecerá alrededor del 6% en 2021, según las previsiones de la UE.

Bruselas reconoce que “el shock es ampliamente simétrico y afecta a todos los Estados miembros, pero que tanto la recesión como el repunte de la actividad económica son asimétricos. Si bien algunos países regresarán el próximo año a sus niveles de producción previos a la pandemia, se espera que la mayoría de los Estados miembros se recuperen solo parcialmente al final del horizonte de pronóstico [diciembre 2021]. Entre las razones están las características específicas de cada país, las diferencias en la extensión y el momento de la pandemia, el número de infecciones y muertes”.



“Otras diferencias se encuentran en la exposición a los sectores más afectados por la pandemia y las medidas de contención (por ejemplo, turismo), y en la respuesta fiscal a la crisis”, prosigue la Comisión: “Los desarrollos específicos de cada país repercutirán en las finanzas públicas. Por ejemplo, en 2020, se espera el mayor aumento en el índice de deuda en Italia y España, lo que refleja en parte una contracción económica más pronunciada. En 2021, se proyecta que ambas economías enfrentarán los mayores aumentos en comparación con los resultados en 2019”.

Bruselas, en todo caso, afirma que “las diferencias entre países son sustanciales, lo cual se aplica en términos de 'crecimiento perdido' en comparación con las tasas de crecimiento que se esperaban en el pronóstico de otoño de 2019. Las diferencias sustanciales entre los países también son claramente visibles en los perfiles proyectados de crecimiento del PIB en 2020 y 2021. Entre los Estados miembros más grandes [Francia, Italia, Alemania, España y Países Bajos], las disminuciones proyectadas son más similares que los rebotes, que serán más limitados en Italia y España, hasta ahora los dos países más afectados por COVID-19. La disminución del PIB es seguida por una recuperación en gran medida asimétrica, que conduce a divergencias arraigadas. En comparación con la Gran Recesión en 2008-2009, la crisis desencadenada por la pandemia de COVID-19 es mucho más profunda y destaca la importancia de las persistentes diferencias estructurales y macroeconómicas en los Estados miembros”.



Las previsiones de la Comisión Europea auguran que “la mayoría de los países de la zona del euro vean sus niveles de PIB en el último trimestre de 2021 por debajo de los del último trimestre de 2019. Mientras que para la zona del euro en su conjunto, se prevé que el déficit del PIB sea de alrededor de -0,5%, existe una discrepancia significativa entre países. La diferencia entre las economías más grandes de la zona del euro se pronostica en aproximadamente -2,75% en Italia, -2,25% en España, y -1% en Francia. En Alemania, se pronostica que la producción superará su nivel anterior a la crisis en aproximadamente un 1,25%. Esto refleja factores como el momento diferente en el que se aplicaron o levantaron las medidas de contención y distanciamiento social; pero también estructuras económicas, incluida la exposición a servicios que dependen del contacto de persona a persona (por ejemplo, actividades de turismo y ocio). Además, no se puede pasar por alto el tamaño y la efectividad esperada de las medidas tomadas”.

“A finales de 2021, la economía en Italia, España y los Países Bajos será al menos un 2% inferior al nivel registrado en 2019 antes del golpe del coronavirus”, ha afirmado el comisario Gentiloni: “En Holanda la contracción de esta año no será de las mayores, un 6,8%, pero su recuperación proyectada más lenta tiene que ver con su exposición al comercio internacional”.

Así, la Comisión Europea espera que “las estrictas medidas de confinamiento aplicadas en España en respuesta al brote de la pandemia COVID-19 den como resultado una contracción sin precedentes en la actividad económica”.

Bruselas asume que “la producción debería recuperarse una vez se levanten las restricciones”, pero sostiene: “La recuperación será desigual en todos los sectores y la producción perdida no se recuperará completamente” antes de 2022 –“dentro del horizonte de pronóstico”–.



“Las medidas para limitar la pérdida de empleos y apoyar al sector corporativo amortiguarán parte del impacto de la crisis”, explica Bruselas: “Aun así, se pronostica que la tasa de desempleo aumentará significativamente este año, y solo una parte de este aumento se revertirá en 2021. La recesión está destinada a deteriorar aún más el déficit público”.

La crisis del coronavirus ha pillado a España en plena senda de crecimiento: el alza del PIB se situó en el 2,0% en 2019, y el pronóstico de invierno de la Comisión Europea para 2020 proyectaba un 1,6% de crecimiento del PIB, confirmado en los indicadores de enero y febrero.

Sin embargo, reconoce Bruselas, “el brote severo de la pandemia a principios de marzo llevó a medidas estrictas de confinamiento, que culminaron en la suspensión de las actividades no esenciales durante dos semanas”. Así, la Comisión “espera que las restricciones actuales tengan un efecto sin precedentes en la actividad económica, con un impacto particularmente severo en el sector servicios”, así como que “la producción ya haya disminuido sustancialmente en el primer trimestre de 2020”.



Bruselas espera que el “levantamiento gradual y selectivo de las restricciones más severas a partir de mediados de mayo” lleve consigo que “la economía experimente una contracción aún más aguda en el segundo trimestre, antes de sufrir un fuerte rebote 'mecánico' en la segunda mitad de 2020 a medida que la actividad se reanude gradualmente”.

Para todo el año, Bruselas “pronostica que el PIB disminuirá en casi un 9,5%”, y que “la actividad en el sector manufacturero se reanude más rápidamente que en el sector servicios, donde se espera que las restricciones permanezcan vigentes por más tiempo, afectando en particular el comercio minorista y actividades relacionadas con el turismo, como el transporte y los servicios de alimentos y alojamiento. Aun así, las interrupciones en las cadenas de valor mundiales y la débil demanda pueden impedir una normalización de la actividad industrial antes de fin de año”.

La Comisión Europea prevé que “si se eliminan todas las restricciones productivas a principios de 2021, la actividad debería experimentar cierto repunte durante la primera mitad del año, y luego moderarse gradualmente, pero permanecer por encima del potencial en la segunda mitad. Esto, junto con una fuerte transferencia positiva de los últimos trimestres de 2020, llevaría el crecimiento anual del PIB al 7% en 2021, dejando la producción en 2021 aproximadamente un 3% por debajo de su nivel de 2019”.

El Ejecutivo comunitario explica que los ERTE “se están utilizando en grandes cantidades, y deberían limitar las pérdidas de empleo y apoyar los ingresos del hogar durante la recesión”.

Aun así, reconoce Bruselas, “el uso generalizado de estos mecanismos no ha impedido una rápida caída del empleo, afectando en particular a los trabajadores temporales. Se espera que la tasa de desempleo aumente rápidamente, lo que amplifica el impacto en la economía, aunque las pérdidas de empleo deberían reabsorberse en parte a medida que la actividad se recupere nuevamente”.

“Sin embargo”, dice la Comisión Europea, “se espera que la recuperación en el mercado laboral sea más lenta en medio de la alta incertidumbre, las debilidades empresariales y el impacto desproporcionado de la crisis en los sectores intensivos en mano de obra, como el comercio minorista y la hostelería. El confinamiento debería conducir a una fuerte contracción del consumo privado en el primer semestre de 2020, seguido de un fuerte repunte en el segundo. La disminución del consumo privado este año superará la de los ingresos disponibles de los hogares, lo que dará como resultado un aumento considerable en la tasa de ahorro”.

Bruselas considera que las medidas para apoyar al sector empresarial “pueden reducir el número de quiebras, pero la demanda débil, la alta incertidumbre, la escasez de liquidez y la rentabilidad deteriorada se traducirán en una fuerte contracción de la inversión”.

“Aunque el gasto debería ganar fuerza desde el tercer trimestre de 2020, se espera que la inversión en 2021 permanezca muy por debajo de su nivel de 2019”, afirma la Comisión Europea, que también pronostica “que las exportaciones se contraerán fuertemente este año debido a las fuertes caídas en los mercados de exportación, las restricciones de producción y el grave impacto de la crisis en el sector turístico”.

Bruselas prevé que “las exportaciones de bienes deberían recuperarse en 2021, pero que la recuperación del sector turístico sea más lenta debido a restricciones más duraderas en la actividad y a un mayor rechazo a viajar. También es probable que las importaciones se contraigan fuertemente este año y se recuperen en 2021, en línea con la demanda final. La contribución de las exportaciones netas al crecimiento debería ser ligeramente negativa este año, y volverse positiva en 2021. Debido a la marcada caída en los precios del petróleo, el superávit en cuenta corriente se ampliará, mientras que se espera que la inflación general disminuya del 0.7% en 2019 a 0% este año, antes de subir hasta 1.0% en 2021”.

“En 2019, el déficit público aumentó o la primera vez desde 2012, del 2,5% al 2,8% del PIB”, recuerda Bruselas: “El aumento fue impulsado por el crecimiento del gasto que superó el crecimiento de los ingresos, como consecuencia del aumento de las pensiones y los salarios del sector público”.

“En 2020 la recesión tendrá un impacto profundamente negativo en las finanzas del gobierno”, prevé el Ejecutivo comunitario: “Se espera una caída significativa de los ingresos, mientras que el aumento del desempleo y el uso extensivo los ERTE deberían dar lugar a grandes aumentos en los gastos sociales. Además, el gasto en atención médica está aumentando significativamente”.

“Estos factores”, prosigue Bruselas, “junto con los aumentos ya aprobados en las pensiones y los salarios del sector público, deberían llevar el déficit hasta aproximadamente el 10% del PIB en 2020. El déficit debería reducirse a menos del 7% del PIB en 2021, contando con una prórroga presupuestaria, a medida que se reanuda la actividad económica y la mayoría de las medidas implementadas para responder a la crisis de COVID-19 tienen un efecto temporal”.

“Debido al gran déficit público y la severa contracción del PIB, se espera que la relación deuda pública/PIB aumente en alrededor de 20 puntos, del 95% en 2019 a casi el 116% en 2020, antes de disminuir a aproximadamente 114% en 2021”.

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