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Las grandes empresas trasladan cada año 178.000 millones en beneficios a Holanda, Irlanda y Luxemburgo para escamotear impuestos

Los líderes del G7 reunidos en Cornualles (suroeste de Inglaterra).

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

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Los países que debatían en el seno de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) llegaron este jueves a un acuerdo para reformar el sistema fiscal internacional y que incluye, como estaba previsto, un tipo mínimo de Impuesto de Sociedades a nivel global del 15%. Un medida impositiva necesaria si se tiene en cuenta que un estudio sobre fiscalidad europea elaborado por Petr Janský, de la Universidad de Praga y participante del proyecto de investigación CORPTAX, de la red Tax Justice, muestra el daño fiscal que genera el actual traslado de beneficios de las grandes empresas para tributar menos en Europa.

El informe, Profit Shifting of Multinational Corporations in the European Union: Evidence and Policy Reforms, ha sido publicado por The Left en el Parlamento Europeo, y constata que unos 287.000 millones de euros en beneficios empresariales son trasladados cada año fuera de la UE, lo que genera pérdidas fiscales de 50.000 millones.

Un tercio de estos beneficios proceden únicamente de Alemania y casi otro tercio de Francia. Estos Estados de la UE ocupan, después de los EEUU, el segundo y tercer lugar en el ranking mundial de víctimas de las transferencias de beneficios empresariales, lo que les hace perder una cuarta parte de los ingresos fiscales empresariales cada año.

“La emergencia sanitaria ha provocado una recesión económica espectacular”, afirma el copresidente de The Left en el Parlamento Europeo, Martin Schirdewan, miembro de la Comisión de Asuntos Tributarios e impulsor del informe: “Los gobiernos de la UE no tuvieron más remedio que gastar miles de millones en redes de seguridad social temporales y estímulos económicos. Sin embargo, hoy, después de un año de gestión de crisis, los conservadores vuelven a alzar la voz. Alarmados por los altos niveles de deuda pública, reclaman disciplina fiscal. Si queremos evitar el regreso a otra década de austeridad, debemos aprovechar el momento y pedir una redistribución de la riqueza”.

Entre los Estados miembros de la UE también hay una suerte de paraísos fiscales, como relata el informe. Así, Países Bajos es el destino número uno para trasladar beneficios empresariales, por un importe de 134.000 millones de euros (140.896 millones de dólares), lo que representa más del 10% del PIB del país. Recauda cinco veces más beneficios que Irlanda y ocho veces más que Luxemburgo, que son los refugios fiscales más representativos de la UE.

Estas cifras evidencian que los gobiernos de la UE no han conseguido atajar las prácticas fiscales nocivas dentro de la Unión.

“La concentración extremadamente desigual de la riqueza se ha agravado con la pandemia. El número de multimillonarios está aumentando. Para propietarios corporativos súper ricos como Jeff Bezos, Bill Gates, Elon Musk y Mark Zuckerberg, la crisis de la COVID-19 ha generado grandes beneficios inesperados. Muchas corporaciones multinacionales, especialmente las tecnológicas, han obtenido superbeneficios mes tras mes. Microsoft y Facebook son un buen ejemplo. Durante el año 2020, sus beneficios aumentaron un 44% y un 53%, respectivamente. No obstante, a diferencia de Amazon, parecen peces pequeños. Los beneficios de Amazon se dispararon en un 84% con ingresos que alcanzaron los 386.000 millones de dólares, que es más o menos el tamaño del PIB total de Irlanda”, explica Schirdewan: “En la década de 1970, las tasas de impuestos empresariales entre los países de la OCDE eran del 45% de media. Después de medio siglo de abuso fiscal, la tasa impositiva media se ha desplomado al 25%. Cualquier propuesta por debajo de esta tasa no detendrá la carrera fiscal”.

La cláusula de escape que evita los controles de deuda y de déficit en la UE está previsto que se desactive en 2023, horizonte en el que Bruselas empezará a reclamar ajustar las cuentas, algo que puede hacerse por la vía de los recortes o del aumento de ingresos. En este sentido, el acuerdo sobre un impuesto mínimo a las grandes empresas puede suponer un cambio relevante en comparación con la gestión de la crisis de 2008.

En el estudio de Janský se muestra que “al menos dos tercios (18 de 27) de los Estados miembros de la UE salen perdiendo debido a la transferencia de beneficios de las empresas multinacionales. Las mayores economías de la UE ven la mayor parte de sus beneficios transferidos a paraísos fiscales en valores absolutos, incluidos Alemania (102.000 millones de dólares o 97.000 millones de euros en 2016) y Francia (91.000 millones de dólares o 86.000 millones de euros). En relación con sus ingresos fiscales corporativos, además de Alemania y Francia, se estima que Lituania, Polonia, Rumanía e Italia perderán más del 15% de sus ingresos fiscales corporativos actuales debido a la transferencia de beneficios”.

Al mismo tiempo, algunos estados miembros de la UE, sobre todo Holanda (141.000 millones de dólares o 134.000 millones de euros de beneficios transferidos), Irlanda (28.000 millones de dólares o 27.000 millones de euros) y Luxemburgo (18.000 millones de dólares o 17.000 millones de euros), sirven como paraísos fiscales y permiten esta elusión fiscal.

“La UE en su conjunto sale perdiendo debido a la transferencia de beneficios”, afirma el informe: “Un total de 302.000 millones de dólares (287.000 millones de EUR) se trasladan fuera de la UE anualmente, mientras que 215.000 millones de dólares (204.000 millones de euros) se transfieren. El desequilibrio es aún más marcado cuando se expresa en los ingresos fiscales estimados: la UE está perdiendo 53.000 millones de dólares (50.000 millones de euros) mientras gana 12.000 millones de dólares (11.000 millones de euros)”.

Según Janský, “todas las propuestas que hay sobre la mesa para la tributación mínima efectiva global de las multinacionales cambiarían las tornas: los paraísos fiscales perderían mientras que otros países se beneficiarían. Sin embargo, existen diferencias importantes entre las propuestas. Y lo más importante es qué otros países se beneficiarían. Las propuestas de Estados Unidos y el G7 beneficiarían a los países en los que las corporaciones multinacionales tienen su sede por encima del resto de países. Y la propuesta del Pilar Dos de la OCDE [la acordada en principio este jueves por 130 países de la OCDE] es solo un poco mejor, al brindar la posibilidad de que el resto de países también puedan tener algunos ingresos fiscales adicionales. Por el contrario, la propuesta de Tasa Tributaria Mínima Efectiva (METR) beneficiaría a todos los países en los que las corporaciones multinacionales están económicamente activas, ya tengan ventas, activos o empleados allí, independientemente del país en el que tengan su sede”.

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