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De fábrica a centro cultural: espacios industriales recuperados para transformar la ciudad

Fábrica de Armas de La Vega, Oviedo. FOTO: Pablo Lorenzana

Maica Méndez

Oviedo ha sido testigo en el siglo XX de la riqueza industrial y de su declive, pasando de urbe fabril a polo turístico de primer orden. Dos grandes empresas han sido protagonistas del devenir del municipio: la fábrica de Loza de San Claudio y la fábrica de Armas de La Vega. Ahora, el Ayuntamiento de Oviedo, gobernado por el tripartito (PSOE, SOMOS e IU), está trabajando para la recuperación de ambos terrenos para darles nuevos usos culturales y generar así nuevas oportunidades de riqueza vinculadas al antiguo patrimonio industrial local. Una operación que recuerda a lo que se logró recuperando la ría de Bilbao, el Matadero en Madrid o Bombas Gens en Valencia.

En el caso de la antigua fábrica de Loza de San Claudio, el Consistorio tiene previsto comprar los terrenos de esta antigua explotación para convertirlos en un centro de interpretación y lugar de visita con fines turísticos. En el presupuesto de 2018 se ha reservado una partida de entre 300.000 y 500.000 euros a tal fin, según el concejal de Turismo, Rubén Rosón (SOMOS). 

La fábrica de San Claudio fue la segunda empresa de loza fina de mesa que se desarrolló en España. En el año 1901, Senén Ceñal adquiere las instalaciones de una antigua industria cerámica para crear la para entonces muy moderna fábrica de loza inglesa. Está fábrica llegó a dar empleo a 600 personas.

La fábrica cerró sus puertas en 2009 y se quiere recuperar el horno llamado de botella, que data de 1901 y la chimenea de la lija, en la que se aspiraba el polvo de pulido de las piezas. No obstante, la propuesta se enmarca en un contexto más amplio, en el Plan de Turismo de Naturaleza de Oviedo, que incluyen la construcción de espacios de acampada en el municipio, la reforestación del Naranco y parques multiaventura con juegos.  Rosón dice que incluso se enlazará con el desarrollo de un cámping. En la zona se propone también limpiar y revitalizar la laguna del Torollu. Tanto el inmueble como la parcela de esta antigua fábrica presentan un deterioro y un estado de abandono importante. 

Sobre la importancia de esta fábrica y la mala imagen que su abandono proporciona a este distrito rural de Oviedo llevan hablando años los vecinos de la zona. Y es que no hay familia en la zona que no haya estado vinculada a esta fábrica, bien de forma directa o indirecta.  La Asociación de Vecinos de San Claudio ve positiva la noticia y llevan años pidiendo que los antiguos terrenos sean nuevamente un revulsivo económico para la zona, con un uso adecuado a un proyecto realista y atractivo.

Parte de la historia de España

La fábrica de loza se caracterizó desde sus inicios por tener las técnicas de decoración cerámica bajo esmalte más avanzadas de cada época. La decoración bajo esmalte es la única forma de garantizar que la decoración y colores permanecerán inalterables para siempre. Tras la Primera Guerra Mundial la empresa es adquirida por una familia de industriales de la zona, cuyo fundador, José Fuentes, se involucra en la gestión diaria de la misma y la empresa llega a su segunda época de esplendor como líder nacional en la fabricación de vajillas de alta calidad.

En los años sesenta la fábrica es pionera en España en la utilización de calcomanías bajo esmalte, técnica con la que se alcanza una calidad de decoración desconocida hasta la fecha y que aún en la actualidad no ha sido superada. En los años finales del siglo XX San Claudio inicia su proceso de internacionalización, que le lleva a establecer una sólida presencia en mercados como Italiao.

En el año 2007, se inició expediente para su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) por ser un importante ejemplo de la historia industrial de la región. Cierra definitivamente sus puertas en 2009. Dos años y medio después del cierre, la Sala de los Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) anula su declaración (BIC) por la falta de informes favorables. En varias ocasiones, el inmueble ha salido a subasta quedando desierto. Desde que finalizó la actividad, no se ha realizado ninguna intervención en las instalaciones, que está prácticamente en estado de ruina. En estos últimos años ha sido refugio de okupas, grafitteros y pasto de las llamas. Lo que ha dejado las instalaciones con un aspecto fantasmagórico.

Fábrica de Armas de La Vega

El otro proyecto del municipio es revitalizar los terrenos de la antigua fábrica de Armas de La Vega, con 122.000 metros cuadrados, y sin uso desde el traslado de la actividad fabril a Trubia, en 2012. Los terrenos pertenecen al Ministerio de Defensa. El Ayuntamiento quiere incluir este espacio, situado en pleno corazón de la capital asturiana, dentro de los nuevos usos turísticos del patrimonio industrial de Oviedo. Asimismo, su futura actuación, si llegan a un acuerdo de cesión con el Ministerio de Defensa, quedaría también incluida en el plan periurbano del Naranco. Un ambicioso proyecto de protección y desarrollo medioambiental, entorno al patrimonio prerrománico de la ciudad.

El gobierno local, en negociaciones para su recuperación, quiere mantener su carácter industrial, aunque vinculado a las nuevas tecnologías y con un especial peso de la nanotecnología y la industria biosanitaria. Asimismo, también quiere incluirlos dentro de los nuevos usos turísticos del patrimonio industrial de la capital y aprovechar el valor patrimonial de las edificaciones de las instalaciones.  En un futuro, una de las naves podría albergar un recinto ferial, inexistente en la actualidad en Oviedo.

La instalación abrió nuevamente sus puertas al público recientemente con motivo de las III Jornadas de Patrimonio Cultural de Oviedo. Sobrecoge por sus dimensiones y es un terreno completamente desconocido para muchos ovetenses.

La fábrica de Armas de La Vega comenzó su producción en 1856 junto a la joya de la iglesia prerrománica, San Julián de los Prados. Llegó a dar empleo a 1.000 trabajadores. En la Vega se trabajó a destajo y no sólo en la producción armera, sino en el estudio de nuevos modelos. En siglo y medio la fábrica de Armas de Oviedo tuvo dos momentos de gran actividad. Uno coincide con el de producción del fusil Mauser, a finales del siglo XIX, arma que abasteció a las tropas en la Guerra de Cuba. El otro, el de producción del famoso Cetme, en los años sesenta del pasado siglo, un fusil de asalto desarrollado en España en distintas versiones y que marcó una época en el mundo en este tipo de armas. 

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