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El eje de la riqueza se desplaza: las dos Españas se enfrentan ahora de oeste a este

Belén Carreño

Las dos españas, la rica del norte y la empobrecida del sur, hace tiempo que comenzaron a desdibujarse. Aunque permanecen en el ideario colectivo, el envejecimiento de la población y el motor del turismo, compañero ya insaparable del boom de la vivienda, han desplazado con un ángulo de escuadra el eje que divide imaginariamente el mapa. Las dos españas se enfrentan ahora de oeste a este, con un Mediterráneo pujante mientras que el occidente de la península se queda ensimismado en su ostracismo.

Los últimos datos sobre la actividad económica de las comunidades autónomas publicados por el INE, reflejan una muy desigualdad marcha de las comunidades en el 2016, un año de expansión con un 3,3% de crecimiento. Baleares y Catalunya, seguidas de Madrid, capitanearon las mejoras de la actividad económica bien por encima de la media. En el extremo opuesto, Asturias, Extremadura o Cantabria, con unas tasas de crecimiento casi en la mitad que los territorios en cabeza.

Por arriba y por abajo dos excepciones este-oeste: Galicia, que mejoró notablemente su actividad después de años de hacerlo peor que el resto y La Rioja, con el efecto contrario: le ha ido mejor otros años y en 2016 cerró el furgón de cola del crecimiento.

Pero las mejoras, magnificadas por el efecto de años de recesión asimétrica en todo el Estado, no logran cerrar ni corregir la brecha de la riqueza per cápita por regiones. Madrid lidera, con 32.815 euros que le tocarían por cabeza a sus habitantes, frente a una media europea de 29.148 euros y una media nacional de 24.080. En la cola, Extremadura, que pese al proceso de convergencia aún le toca un reparto por cabeza en la riqueza de apenas 16.558 euros. La mitad que los madrileños.


Éstas son las comunidades que reparten riqueza y las que reciben

Diferencia anual entre la renta disponible de los hogares y el PIB per cápita en cada comunidad autónoma


Pero medir la renta per cápita con el PIB encierra algunas trampas. Madrid genera mucha más riqueza per cápita por el efecto de los beneficios empresariales domiciliados en la capital, así como la Administración Central. Para medir realmente cómo le ha ido a los ciudadanos españoles es mejor hablar de la renta disponible de los hogares, la riqueza con la que realmente cuentan. Para hacerlo, al PIB hay que descontarle los elementos que no llegan a los bolsillos de los hogares como los beneficios empresariales (que como es lógico forman parte de la actividad económica), los impuestos ligados a la producción y el IRPF y hay que sumarle las transferencias como las pensiones y otras prestaciones, recuerda el economista José Carlos Díez.

Una vez hecha esta operación la fotografía cambia singularmente en algunas comunidades. En primer lugar, con datos de 2015 que son los últimos que publica el INE, la renta disponible media de un hogar es de 14.527 euros, muy próximo al salario más común en España y más realista con los ingresos de los que disponen las familias. Y en dinero en los bolsillos sin el efecto de los beneficios empresariales, los vascos son los que salen mejor parados, con 18.914 euros de renta disponible per cápita.

En tiempos de balanzas fiscales y competición por ver qué territorio aporta más al resto del estado, la brecha entre lo que produce cada comunidad autónoma y lo que se quedan realmente sus familias nos permite hacer otra forma diferente de quién genera más riqueza que acaba distribuyéndose.

Madrid pasa de ser la más rica a la que más cede, con una renta disponible por hogar muy similar a la de los navarros. En el gráfico se puede ver el saldo entre la riqueza y la renta disponible. En rojo, el saldo negativo, como Madrid, que termina cediendo riqueza al resto del territorio. En azul, saldo positivo, con transferencias entrando para la renta de las familias, con el significativo caso de Asturias, con un PIB per cápita que apenas mejora en términos relativos desde el año 2000 pero aumentando su porción de la tarta en renta disponible.

Raymond Torres, al frente del servicio de estudios de Funcas, recuerda que es importante corregir estos datos con envejecimiento y población. Las comunidades más envejecidas, como el Principado, son receptoras netas de transferencias al recibir un importante flujo de pensiones, un efecto exacerbado por los subsidios recibidos por la reconversión del carbón.

Madrid y Asturias son los casos más extremos entre lo que se produce y lo que se recibe. Pero también es llamativo el caso del País Vasco, en el que lo que se genera se queda casi por completo, año tras año, en los bolsillos de sus ciudadanos. Díez achaca este efecto al cupo vasco, que hace que Euskadi se convierta en una suerte de compartimento estanco.

Ese imaginario eje oeste/este se cumple casi a la perfección en esta división entre receptores y productores. El clásico tercio noreste con el que los mapas del tiempo señalan también las particularidades de esta parte de la península.

En este saldo Catalunya también aporta al resto de España algo más de lo que se quedan sus habitantes, pero en una proporción relativamente baja, algo menos que La Rioja y en línea con el comportamiento en los últimos años de Islas Baleares. La población, el nivel de impuestos (en Catalunya hay mayor presión fiscal), también influyen en este reparto entre lo que se genera y lo que finalmente tienen las familias.

Una buena noticia, eso sí, es que después de los marcados años de descenso de la crisis (en todos los gráficos se puede ver una forma de U o un punto de inflexión), la renta disponible media volvió en 2015 a niveles previos a la crisis.

Solo Castilla y León, Cantabria, Canarias y Baleares (que está por encima de la media) no habían logrado en 2015 recuperar el mismo valor en euros de renta que tenían en 2007.

En definitiva, una España a dos velocidades: una que envejece y se estanca rápidamente y otra que mira al sol nacer y a las oportunidades.

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