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La dueña del monopolio del opio en España oculta los sueldos de su cúpula tras la salida del multimillonario Abelló

El multimillonario Juan Abelló, en junio de 2019 durante la feria taurina de San Isidro.

Antonio M. Vélez

Alcaliber, dueña del monopolio del opio legal en España, ha ocultado los sueldos de su cúpula (administradores y alta dirección) en sus cuentas del ejercicio 2018, marcado por la salida de su capital del multimillonario Juan Abelló, una de las mayores fortunas de España.

Así lo destaca su auditora, Deloitte, que por esta razón ha incluido una salvedad en su informe de auditoría: la empresa ha omitido “la información exigida por la legislación vigente referente al importe de los sueldos, dietas y remuneraciones de cualquier clase devengados en el curso del ejercicio por el personal de alta dirección y los miembros del Consejo de Administración”, subraya Deloitte.

Se trata de las primeras cuentas que presenta Alcaliber desde que el fondo británico GHO compró en mayo del año pasado sus acciones a la firma de inversiones de Abelló, Torreal (60%) y la multinacional francesa Sanofi (40%). Para vehicular la operación, por un importe que se cifró en más de 200 millones de euros, GHO recurrió, como es habitual en el mundo del capital riesgo, a una sociedad en Islas Caimán.

Así, la dueña de Alcaliber es la española Alfa Topco (Spain) SA, propiedad de la luxemburguesa Alfa Luxco, que a su vez tiene como socio mayoritario a Healthcare Capital Luxco, de GHO Capital Fund I L.P., domiciliado en ese paraíso fiscal. El año pasado, algunos directivos de Alcaliber, encabezados por su consejero delegado, José Antonio de la Puente, tomaron pequeñas participaciones en Alfa Luxco.

Con la venta de Alcaliber, el discreto Abelló dio el pase a un negocio cuyo margen supera al de la mayoría de empresas del Ibex que fundó su padre en 1973 como filial de Antibióticos SA. Fue la única división que Abelló y su entonces socio, el exbanquero Mario Conde, conservaron al vender Antibióticos a la italiana Montedison hace 30 años, en el primero de una serie de pelotazos cuyo mayor exponente fue la venta de la participación de Abelló en Airtel a Vodafone en 2000.

El magnate colgó el cartel de “se vende” a Alcaliber en 2017, en plena epidemia de opiáceos en EEUU, una crisis social y sanitaria que ha propiciado una oleada de demandas contra las farmacéuticas. El mes pasado, Johnson & Johnson fue condenada por un juzgado de Oklahoma a pagar una indemnización de más de 500 millones de dólares por la “comercialización engañosa” de esos productos.

Tal y como explica en sus cuentas, accesibles a través de la plataforma Insight View, Alcaliber (que ha declinado atender a eldiario.es) “es un referente mundial en la Industria Mundial de Estupefacientes, siendo en el ejercicio 2018 el mayor productor mundial de Tebaína, con el 30% de la producción global, y el 24% de Morfina”. La empresa vende a la industria farmacéutica de todo el mundo (más del 90% de su cifra de negocio procede del exterior) los productos que procesa a partir de la amapola cuya producción contrata a agricultores de diferentes comunidades autónomas bajo el control del Ministerio de Sanidad.

El negocio del cannabis

Abelló vendió Alcaliber pero se quedó uno de sus negocios más prometedores: el cultivo de cannabis medicinal a través de una sociedad creada en 2018, Linneo Health, de la que Torreal tiene el 37% y Alcaliber el 40%. El otro 3% es de otros accionistas que Linneo Health no especifica en sus cuentas. Estas reflejan unas pérdidas de 778.465 euros en sus primeros meses de actividad.

Para financiar el despegue de Linneo Health, sus socios realizaron una ampliación de capital de 20 millones, de los que 8 millones correspondieron a un préstamo de Abelló y los otros accionistas, y el resto, a una aportación no dineraria de Alcaliber: la licencia para el cultivo, producción, fabricación, importación, exportación, distribución y comercialización de cannabis y derivados con fines médicos y científicos que le otorgó a finales de 2016 la Agencia Española del Medicamento, valorada en sus cuentas en 9.443.947 euros, y un contrato de suministro con un cliente valorado en unos 3,3 millones.

En las últimas cuentas de Alcaliber, que reflejan un beneficio de 9,68 millones, similar al de 2017, se explica que unas semanas antes de cerrarse su venta, Torreal y Sanofi cobraron un dividendo de 2,968 millones. Tras la transacción, Alcaliber amortizó anticipadamente los más de 13,3 millones de deuda que mantenía con Santander (7 millones), La Caixa (3,6 millones) y Banca March (2,7 millones).

Su nueva propietaria formalizó un préstamo sindicado, con Santander como agente, por importe de 6,48 millones. Y en diciembre, su empresa matriz le concedió un préstamo de 10,91 millones, a devolver en el plazo de un año, para el desarrollo de su actividad.

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