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El precio del aceite de oliva dispara los robos: “Estamos muy preocupados, le puede pasar a cualquier almazara”

Aceite inmovilizado por la Guardia Civil en una imagen de archivo.

Cristina G. Bolinches

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Cerca de 82.000 litros de aceite de oliva robados de almazaras y almacenes durante los meses de verano. Solo en uno de ellos, más de 50.000 litros. Unos robos que coinciden con los precios del aceite de oliva disparados y con la perspectiva de que no bajen en los próximos meses, lo que provoca intranquilidad en los productores. En el mercado, esos kilos de oro líquido podrían valer más de medio millón de euros.

“Estamos muy preocupados, se puede repetir en otras almazaras porque el aceite está en precios muy altos. Esto le puede ocurrir a cualquiera”, asegura Macarena Sánchez, gerente de la Asociación Empresarial de Almazaras Industriales de Córdoba (Acora). En ese escenario, reconoce que se están planteando aumentar las medidas de protección.

Estas semanas, el sector del olivar está en un momento de transición, con el cierre de la última campaña –la peor de la historia en volumen de producción de aceite– y con los primeros pasos de la siguiente, el conocido como verdeo. A partir de octubre, las almazaras comenzarán a llenarse sin que haya, de momento, perspectiva de una bajada de precios en los puntos de venta. Para eso, como poco, habrá que esperar meses.

“Ahora mismo las almazaras tampoco están vacías, tienen el aceite de enlace”, matiza Macarena Sánchez. “Claro que tenemos sistemas de seguridad, vigilancia continua en las instalaciones y, cuando estás molturando, hay trabajo nocturno”, añade la directiva de la asociación de almazaras cordobesas.

El robo más relevante de este verano se produjo hace un par de semanas en una almazara del municipio cordobés de Carcabuey. En total, 56.000 litros de aceite que aún no estaba embotellado. Su gerente, Martín Parras, cree que fue “algo muy meditado y preparado”, según aseguró en declaraciones a Europa Press. “Sabían lo que querían, escogieron este sitio y entraron perfectamente. Sabían dónde estaban las alarmas, dónde estaba todo, los aceites, y sabían cargar las cisternas”.

No ha sido el único caso. En la localidad malagueña de Teba, la Guardia Civil investiga otro hurto, de cerca de 7.000 litros de aceite virgen extra ya envasado. En junio, en un molino de Luque (Córdoba) se sustrajeron 19.000 litros del 'oro líquido'. En esta ocasión, sí que se detuvo al presunto autor, un extrabajador de la instalación. 

¿Qué pasará con el producto robado?

Al margen de los hurtos y de cómo se pueden sustraer litros de aceite de oliva sin levantar sospechas, el sector pone el acento en qué va a pasar ahora con el producto robado, porque carece de garantías de calidad para quien lo consuma y porque no tiene ningún tipo de trazabilidad.

Ahí ponen el foco en la actuación de la Guardia Civil, para evitar que ese producto robado acabe poniéndose a la venta. “Hay herramientas”, indica la gerente de las almazaras cordobesas. “Hablamos de unas cantidades de producto que se tienen que mover en camión cisterna. Y está el Remoa, que depende del Ministerio de Agricultura y que la Guardia Civil puede consultar”. 

El Remoa es un sistema informatizado donde se tienen que registrar todos los movimientos de aceites de oliva y de orujo de oliva a granel. Es decir, cuando el aceite cambia de manos, tiene que quedar registrado, lo que permite identificar el producto en cualquier eslabón de la cadena alimentaria y, cuando se está transportando, si se intercepta, saber quién es su propietario. El Remoa depende de la Agencia de Información y Control Alimentario, la AICA, que cuelga del Ministerio de Agricultura. Es la misma agencia que sanciona a los operadores cuando se saltan la Ley de la Cadena Alimentaria, que prohíbe la venta a pérdida o sellar contratos entre operadores que no estén firmados por escrito. 

Las investigaciones las lleva a cabo la Guardia Civil, a través del Seprona, que no ha contestado a las preguntas de elDiario.es sobre estos robos. Tampoco son algo completamente nuevo. Robar aceite de oliva antes de que llegue a los lineales de las tiendas ya ha pasado en otras ocasiones. En 2017, cuando el precio estaba ligeramente por encima de los 3 euros, también hubo un repunte de hurtos

Llamada a la calma

Otras fuentes del sector piden poner perspectiva porque creen que el volumen robado tampoco es tan alto en un contexto donde, previsiblemente, España superará las algo más de 600.000 toneladas de aceite producidas en la última campaña. “Nos preocupa pero no hay que generar alarma”, indican fuentes empresariales que prefieren ser anónimas. 

“No queremos que pase lo del papel higiénico en la pandemia o el aceite de girasol cuando comenzó la guerra en Ucrania: que el consumidor comience a acaparar. No va a haber desabastecimiento”, indican. “Hay suficiente aceite de enlace, hay que esperar a noviembre para ver la nueva campaña y se puede importar. Siempre hemos importado. La disponibilidad siempre va a ser suficiente”.

Sin embargo, una cosa es la disponibilidad de producto y otra su precio. De momento, no ha tocado techo. En tres años, esta grasa vegetal fundamental en la dieta mediterránea se ha encarecido más de un 110% y, en un año, más de un 50%. Y no se sabe cuándo comenzará a bajar. El martes, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, el titular en funciones de Agricultura, Luis Planas, reconoció que hasta mediados de octubre no tendremos pistas de cómo será la cosecha. Las últimas lluvias ayudan y la previsión, recalcó, es que será algo mejor que la de 2022-2023. Sobre cuándo bajarán los precios, Planas no lanzó ninguna señal que invite al optimismo, más allá de que los importes se basan en la ley de la oferta y la demanda.

Mientras, el temor a los hurtos también llega a las tiendas de alimentación. El consumidor, cuando va al supermercado, ya ve botellas de aceite protegidas con alarmas. Algo poco habitual. El sector de la distribución no da datos sobre si han aumentado los robos.

En otros países, como Reino Unido, hay cadenas de distribución como el gigante Tesco que reconocen un aumento de los hurtos, que atribuyen a la escalada de la inflación. Precisamente, esta semana la Asociación de Empresas de Fabricantes y Distribuidores (Aecoc) ha publicado datos de hurtos en las tiendas, pero sin desglosar por categorías. En 2022, los robos en establecimientos crecieron un 30%. En total, cuantificaron más de 640.000. En el primer trimestre de este año, aseguran que han repuntado un 12%. La mayoría son robos menores, de menos de 90 euros, pero calculan que las pérdidas para el sector alcanzan los 800 millones anuales.

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