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La recuperación no impide que la población más pobre crezca en España y tenga más difícil salir de la exclusión

Imagen de archivo de una persona que pide en la calle.

Laura Olías / Raúl Sánchez

Vivir con 355 euros al mes. Es lo que afrontaban 3,2 millones de personas en España el año pasado, el 6,9% de la población total. Este colectivo se encuentran en situación de “pobreza severa”, según la mide la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN-ES): tener ingresos inferiores al 30% de la renta mediana del conjunto de la sociedad. Pese a la recuperación económica, su número aumentó en algo más de 300.000 personas con respecto a 2016 y su porcentaje crece casi de manera ininterrumpida desde 2008.

Este 17 de octubre, Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, la EAPN España alerta de que, tras la disminución del dato global de la población en riesgo de pobreza, hay un “claro empeoramiento de las condiciones de vida de las personas más pobres”. Así lo indica la plataforma en su último informe anual sobre la situación en España, que proporciona una radiografía de la población en riesgo de pobreza en la que sobresalen los menores y las mujeres.

La tasa de riesgo de pobreza se calcula respecto a la renta del conjunto de la población: es decir, que las personas pobres lo son en comparación con el resto de la sociedad. El umbral está fijado en el 60% de la renta mediana, por lo que las personas que viven en hogares con ingresos por persona inferiores a esta referencia son consideradas “en riesgo de pobreza”. Suponían el 21,6% de la población total, 10.059.000 personas en 2017.

La pobreza severa agrupa a los que viven en hogares con menos ingresos, por debajo del 30% de la mediana. Este grupo de personas más pobres es el que no ha dejado de crecer prácticamente desde 2008, a excepción del año 2016. Si al inicio de la crisis la población en riesgo de pobreza severa era del 4,1% de la población, en 2017 ascendía hasta el 6,9%, el segundo dato más alto en estos años.



Este incremento continuado de la pobreza severa ha ido acompañado de un descenso en los últimos años del riesgo de pobreza en su conjunto. El resultado de ambos movimientos es un cambio en la composición de la población pobre en España: cada vez tienen más presencia los que viven en peores situaciones, hasta suponer una de cada tres personas en riesgo de pobreza.



¿Quiénes forman parte del colectivo más desfavorecido? Un 7,1% de las mujeres y un 6,7% de los hombres que viven en España. Por edades, el grupo más representado es el de menores de edad, casi un 11% de las personas con menos de 16 años están en esta situación, frente al 2,4% de la población mayor de 65 años.

Para aquellos que justifican el aumento de la pobreza con la subida del umbral de la pobreza (dado el aumento de la renta que ha traído la recuperación), el estudio de la EAPN España ofrece la evolución de la tasa de pobreza con el “umbral anclado” en 2008: es decir, con el límite de renta que suponía ser pobre en ese año, ajustado con el IPC. Con este umbral de referencia, la tasa de pobreza total y la severa serían aún más altas: un 28,2% y 8,3%, respectivamente.

Crece la brecha para salir de la pobreza

Otra de las muestras que aporta la EAPN España para ilustrar el empeoramiento de la situación de la población más vulnerable es la llamada “brecha de pobreza”. Se trata de una medida que muestra la cantidad de dinero que necesitaría ingresar una persona pobre para dejar de serlo.

Esa distancia para salir de la pobreza –que se expresa en porcentaje– no deja de ensancharse, aumenta cada año desde 2008 (excepto en 2016). El pasado año se colocó en el 32,4%, un punto porcentual por encima respecto a 2016. En 2008, esa cifra se situaba en el 25,6%.

La luchar contra la pobreza “tiene que tener dos patas: una es lo que se llama de predistribuición”, explica Juan Carlos Llano Ortiz, autor del informe de la EAPN, y la otra “son las ayudas a las gente más desfavorecida de la población”, las rentas mínimas y otros subsidios, “muchas son de escasa cuantía y además no llegan a todas las personas que las necesitan”. Las ayudas por hijo a cargo para familias desfavorecidas, por ejemplo, están dotadas en la actualidad de 291 euros al año (24,25 euros al mes en 12 pagas).

En Cáritas han sido testigos en su atención diaria a población vulnerable de la agravamiento de la pobreza severa. “En el último año hemos notado una reducción de las personas que acuden a nosotros y al mismo tiempo un incremento de la necesidad de ayuda de un determinado grupo”, cuenta Raúl Flores, coordinador del equipo de estudios de Cáritas. Este colectivo está compuesto fundamentalmente por personas que afrontan una “acumulación de problemas, no tienen empleo, tampoco recursos, han perdido o tenido que cambiar de vivienda..” y además “acumulan mucho tiempo en esa situación”, detalla Flores.

Desde la entidad consideran que las administraciones públicas deben “aprovechar el crecimiento económico para mejorar la protección a estas familias”. Uno de los indicadores clave para subsidios y becas, el IPREM, lleva prácticamente congelado una década. Aunque tanto el PSOE como Unidos Podemos han defendido la necesidad de incrementar este indicador, en el acuerdo presupuestario entre ambas formaciones no se hacía mención al IPREM.

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