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La reforma laboral se retrasa para intentar el acuerdo y podría aprobarse la última semana de diciembre

Imagen de archivo de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, con los líderes sindicales y patronales.

Laura Olías

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Cumplir con los plazos de Bruselas y agotar hasta la última bala para conseguir un acuerdo social. Son los dos objetivos del Gobierno respecto a la reforma laboral, que van a implicar una negociación de la ley algo más extensa de lo esperado. Aunque la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, había dado de plazo para llegar a un pacto en el diálogo social hasta finales de noviembre o principios de diciembre, el tope máximo ahora está casi sobre la bocina. Este lunes la vicepresidenta ha apuntado que, aunque no le gusta “agotar los tiempos”, la aprobación de la reforma podría producirse incluso en el último Consejo de Ministros del año.

“Vamos a cumplir con el mandato que tenemos”, ha reafirmado la vicepresidenta Díaz sobre el compromiso adquirido con la Comisión Europea dentro del Plan de Recuperación y Resiliencia. El límite fijado con Bruselas para tener la reforma laboral aprobada es el 31 de diciembre de este año, por lo que el Gobierno pretendía dar luz verde al real decreto con cierto margen. Sin embargo, al final todo apunta a que se apurarán los tiempos para dar el máximo margen posible a la negociación con los sindicatos y las patronales y la legislación se podría aprobar incluso en un real decreto la última semana de diciembre. Eso supondría que la convalidación del decreto en las Cortes quedaría pendiente para enero.

“Creo que el último Consejo de Ministros será el día 28 (de diciembre). Sabéis que no me gusta agotar los tiempos, aunque soy consciente de que es una negociación difícil y, por tanto, primará el trabajo del diálogo social sobre todas las cosas”, ha argumentado la vicepresidenta segunda en una rueda de prensa con los líderes de CCOO y UGT, Unai Sordo y Pepe Álvarez, a propósito de la visita a España del secretario general de la Confederación Europea de Sindicatos, Luca Visentini.

“Están aquí Pepe y Unai. Estamos comprometidos a sacar adelante esta reforma y cumpliremos con los tiempos. Ojalá sea lo antes posible”, ha apuntado la ministra de Trabajo.

Después de que las patronales de empresarios se descolgaran del acuerdo social en el mecanismo de equidad intergeneracional (MEI) de las pensiones, que negoció el ministro José Luis Escrivá, el Gobierno de coalición mandó un mensaje a las patronales con un desayuno al más alto nivel solo con los líderes sindicales: la reforma laboral puede salir adelante sin ellos. Aunque esta no es la intención, sino más bien un escenario a evitar (y una herramienta de presión ante las patronales).

Se intensifican las reuniones en la recta final

Ese intento de acordar la reforma laboral a tres bandas en el diálogo social, y la idea en el Ejecutivo de que el pacto con los empresarios no es imposible, está prolongando la negociación. El Ministerio de Trabajo ya había reformado el calendario de reuniones para duplicar las reuniones, con la habitual de los miércoles y otra más el viernes, pero esta semana se intensificarán aún más los encuentros. Se celebrarán tres reuniones con los agentes sociales: martes, miércoles y viernes.

La extensión de la negociación y su intensidad en estas semanas se explican por la predisposición a negociar de todas las partes. De los empresarios también, al contrario de lo que sucedió con el MEI de las pensiones. Con una actitud muy activa en los últimos encuentros, CEOE y Cepyme están llevando varias propuestas a la mesa de diálogo, ya que son también los que más diferencias tienen respecto a los borradores del Ejecutivo. Sobre todo, en lo relativo a la limitación de la temporalidad abusiva, una lacra del mercado laboral español enquistada desde hace casi 40 años.

Aunque el Gobierno, los sindicatos y los empresarios comparten que el empleo temporal en España es excesivo y que es necesario ponerle coto, como reclama Bruselas desde hace años, a la hora de acordar medidas las diferencias afloran y los empresarios se resisten a prescindir de una de las principales vías de contratación en el país.

Todas las partes comparten también otra premisa, la dificultad del reto, ya que varias reformas laborales en los últimos años han intentado disminuir esta muestra de inestabilidad laboral y no han dado con las teclas necesarias para ello. Por este motivo, en el Gobierno manifiestan que van a echar el resto en lo que queda de mes con la meta de conseguir una reforma efectiva, para lo que consideran fundamental la aportación y participación de los empresarios.

El ministro de la Seguridad Social, José Luis Escrivá, se ha mostrado optimista sobre la negociación este lunes, ya que se está “trabajando muy bien” en las mesas de negociación, ha apuntado. Su equipo está involucrado en la negociación desde que PSOE y Unidas Podemos pactaron la participación de varios ministerios socialistas que acompañan a Trabajo, que lidera el debate con los agentes sociales.

Escrivá ha advertido que sobre la mesa hay temas “complejos” y “una reforma ambiciosa”, en cuanto a la temporalidad, el tema más abierto todavía de la negociación, pero también respecto a los denominados futuros ERTE, el Mecanismo Red. El Gobierno presentó una nueva oferta al respecto la semana pasada, pero aún es un tema sobre el que persisten diferencias. Otras materias, como el “reequilibrio de la negociación colectiva” (desmontaje de la reforma laboral del PP), la revisión de la subcontratación y de los contratos formativos están más avanzados.

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