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Zoos, firmas offshore y minas en Perú: los Cotoner, íntimos de Juan Carlos I, reordenan su red societaria en Luxemburgo

El rey Juan Carlos y Nicolás Cotoner, entonces jefe de la Casa Real, en 1987.

Antonio M. Vélez

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Los hermanos Cotoner Martos, Grandes de España, íntimos de Juan Carlos I e hijos de la mano derecha del monarca durante décadas, el fallecido Nicolás Cotoner y Cotoner, marqués de Mondéjar, han reestructurado recientemente parte de la compleja maraña empresarial que han tejido durante décadas en Luxemburgo.

Una red que en algunos casos conecta con firmas de Chipre, Suiza, el paraíso fiscal de Niue, Guernsey o Madeira, y vinculada a empresas de variados sectores: parques de ocio y zoológicos en media Europa, negocios inmobiliarios y hoteleros o minas en Perú.

La reestructuración se enmarca en un proceso de reorganización del patrimonio de este clan de multimillonarios cuyos miembros han superado ya la edad de jubilación. Aunque es difícil hacer una estimación precisa, a los cinco hijos del primer jefe de la Casa del Rey durante 15 años (1975-1990) y de la también aristócrata y millonaria Trinidad Martos Zabálburu, V Vizcondesa de Ugena, se les ha atribuido una fortuna de 300 millones de euros, relacionada sobre todo con los inmuebles y grandes bolsas de suelo ubicadas especialmente en la Comunidad de Madrid.

La familia Cotoner es parte del núcleo íntimo del rey Juan Carlos I, que consideraba al militar y aristócrata mallorquín Nicolás Cotoner y Cotoner, su preceptor cuando llegó a España y fallecido en 1996, un “padre adoptivo”. El vínculo se ha mantenido hasta hoy. Según Vanity Fair, la finca de los Cotoner a las afueras de Madrid, La Escorzonera (donde Victoria Federica, nieta del rey, celebró su puesta de largo en 2019), fue uno de los últimos lugares donde se refugió en España el monarca antes de anunciar en agosto pasado que abandonaba el país, acosado por sus escándalos financieros y judiciales.

Unas semanas después de ese anuncio de Juan Carlos, el pasado 28 de septiembre, y según documentación oficial en el Registro de Luxemburgo, se completó la liquidación de cinco empresas radicadas en ese territorio de muy baja tributación que estuvieron administradas durante años (hasta decretarse su disolución) por los tres hijos varones del ex jefe de la Casa Real: Íñigo Cotoner, actual marqués de Mondéjar (77 años), Nicolás Cotoner, marqués de Ariany, (73) y José Luis Cotoner, marqués de Bélgida (67).

Luxemburgo tuvo un importante papel en las denuncias que presentó en 2016 la Fiscalía española contra los tres hermanos por simular supuestamente su residencia en el Gran Ducado y en Suiza para defraudar 4,89 millones, según contó El Confidencial, que en 2018 publicó que el menor de los hermanos, José Luis (acusado junto a su hermano Nicolás de simular que vivía en Luxemburgo cuando en realidad lo hacía en Madrid) aparecía en Los Papeles de Panamá relacionado con sociedades en Panamá y Seychelles.

De las cinco empresas liquidadas, la que más activos tenía (78,5 millones en 2015, último ejercicio del que presentó cuentas) se llamaba Treveris Investments, que a cierre de 2019 todavía controlaba un 22% de Leisure Resources International, la matriz luxemburguesa del gigante del ocio Aspro, del que los Cotoner son accionistas históricos.

También ha sido liquidada Keizer Treveris MC SCA, que ya no tenía apenas activos, pero en 2017 declaraba 14 millones. Tenía el 35,48% de una sociedad de explotación minera en Perú, participación que fue “completamente depreciada” en el ejercicio 2018, cuando presentó sus últimas cuentas.

Una cifra de activos ligeramente superior (15,3 millones) consignaba en 2017 Chalkis Treveris MC SCA, propiedad de Treveris, al igual que Rosny Treveris MC, también disuelta en septiembre, y que a cierre de 2017 llegó a tener casi 14 millones en activos que tampoco identificaba.

Las cinco sociedades disueltas se crearon en 2005 y 2006. Cuatro de ellas fueron constituidas por otras dos sociedades también luxemburguesas que tampoco existen ya: Treveris MC (también disuelta en septiembre de 2020) y Werec Käsehandel SA.

De Suiza a un hotel en Murcia

La primera, creada en julio de 2005, pasó en mayo de 2012 a manos de una sociedad suiza constituida en 1979, Gevag Gesellschaft für Anlage und Verwaltung AG. Esta firma helvética es propietaria indirecta a través de otra firma luxemburguesa de los Cotoner que sigue activa, Casden SA, del 80% de la española Inmuebles Turísticos SA, dueña del hotel Arco de San Juan de Murcia. Es (o era) uno de los hoteles con más solera de esa ciudad: ubicado en pleno centro histórico de la capital murciana, fue la residencia de José Moñino y Redondo, I conde de Floridablanca. En febrero de 2020, semanas antes del estallido de la pandemia en Europa, el establecimiento anunció su cierre y el despido de toda su plantilla por la mala marcha del negocio.

La otra sociedad que intervino en la creación de las sociedades que acaban de disolver los Cotoner, Werec Käsehandel SA, es mucho más antigua. Disuelta en 2006, fue constituida en 1996 por Rybel International Inc, de Islas Niue, uno de los paraísos fiscales más opacos del mundo. Rybel desapareció en 2004, según la base de datos de Offshore Leaks. Werec tuvo como administrador a otro socio histórico del grupo Aspro, el fallecido técnico comercial del Estado Jesús de Ramón-Laca, cuya familia se mantiene como accionista de referencia del grupo de ocio.

Sofía de Ramón-Laca, hermana del actual director del Tesoro del Ministerio de Economía, Pablo de Ramón-Laca (que es accionista de una sicav que utilizó durante años la figura de los conocidos como mariachis), es consejera de, entre otras empresas de Aspro, su matriz luxemburguesa, Leisure Resources International.

Esta firma, que canaliza el grueso de los negocios de Aspro, tuvo un beneficio de 30,5 millones en el ejercicio 2019, cerrado en octubre de ese año, según sus últimas cuentas. Estas se aprobaron el 23 de enero de 2020 y no recogen alusiones a la catástrofe del coronavirus, que ha golpeado muy duramente a un sector del que Aspro es un operador muy destacado. Creado en 1991, el grupo explota actualmente (normalmente mediante concesiones administrativas a muy largo plazo), de acuerdo con su web, 68 parques acuáticos y de atracciones, zoológicos, delfinarios, estaciones de esquí y campings y spas en España, Reino Unido, Francia, Finlandia, Portugal, Suiza, Bélgica, Holanda, Alemania y Austria.

Leisure Resources International tuvo como accionista en los noventa a Aquapark Investments Limited, administrada por dos empresas de Guernsey (Arden Investment Limited y Avondale Nominees Limited) y que tenía casi todas sus acciones en manos de una firma de Funchal (Madeira, Portugal): Transaçao-Commercio, Trading e Serviços LDA.

A cierre de 2019, y con Treveris (dueña de más del 22% de Aspro) ya en proceso de liquidación, los Cotoner controlaban algo más del 33% de grupo de ocio a través de esa firma ahora disuelta y de otra originaria de Chipre, Tanebo Holdings, dueña de algo más del 10% del grupo de ocio y controlada por el menor de los hermanos, José Luis Cotoner, a través de la española Acolux 2017.

Un movimiento que han imitado los otros dos hermanos a través de otras dos firmas también inicialmente radicadas en esa isla del Mediterráneo y trasladadas en 2016 a Luxemburgo: Keldeo Holdings (de Nicolás Cotoner) y Chelsindo Holdings (Íñigo Cotoner).

En el caso de Keldeo Holdings, era la dueña del 52,3% de Treveris a cierre de 2019. Fue trasladada desde Nicosia (donde se creó en 2012) por Themis Trustees Limited, un despacho chipriota especializado en la creación de trusts “para la protección de activos, con fines de confidencialidad y planificación de la sucesión, para apoyar las estructuras corporativas y financieras existentes o el patrimonio personal”, según su web.

Sus títulos pasaron a manos de Nicolás Cotoner, que en 2019 se los traspasó a la española Belgravia Holdco. Esta última, de la que el marqués de Ariany es administrador, explicaba en sus cuentas de 2018 que había suscrito acciones de Keldeo “acogiéndose al régimen fiscal especial de reestructuraciones empresariales, enmarcándose la operación en un proceso de reestructuración y reorganización familiar, que sin duda permitirá garantizar la continuidad y el futuro de los negocios al facilitar la futura implicación de los miembros familiares en la gestión y conservación de las participaciones en el grupo empresarial familiar”.

En esa operación, los activos se valoraron por el valor contable nominal que tenían en el patrimonio del socio aportante, sin incorporar ninguna revalorización. Esto permitió a la empresa acogerse a un régimen de neutralidad fiscal que, explica un fiscalista especialista en asesorar a grandes patrimonios, emana de una directiva comunitaria que busca agilizar este tipo de operaciones y permite no tributar por las posibles plusvalías latentes. Así, se permite diferir el pago de impuestos en el tiempo para una ulterior venta, en su caso, y a través de sucesivas amortizaciones, aunque beneficiarse de ello exige cumplir ciertos requisitos, como que haya un motivo económico válido que no sea exclusivamente el ahorro fiscal.

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