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Un salto que salva la brecha digital

PADIMM obtuvo el premio UEM en 2012.

Isaac Altable

La sociedad de la información está tan desarrollada que, al final, se ha creado una nueva categoría de analfabetismo: el digital. Saber utilizar la herramientas que ofrecen las llamadas tecnologías de la comunicación y la información (TIC's) marca diferencias tan simples com la mera integración en el curso habitual de la vida. Gestos muy cotidianos y familiares, dados por supuestos, no son acerbo general para más personas de las que podríamos pensar. Y no hay que marcharse a latitudes olvidadas para ello.

En Madrid, por ejemplo, no hay tampoco que rebuscar para hallar colectivos desfavorecidos que suelen caer rápidamente en esta brecha digital. Eso los separa de información práctica útil, ofertas de trabajo pero, también, de la posibilidad de comunciarse y relacionarse. PADIMM (Proyecto de Alfabetización Digital con Mujeres Migrantes empleadas de hogar) es un emprendimento social enfocado en la formación digital de uno de esos colectivos más caracterizados. Se trata de un proyecto de libro en cuanto a su acción transformadora del entorno. Y actúa en la escala más cercana con lo que satisface uno de los mantras de la nueva economía social: “Piensa en global y actúa local”.

La emprendedora al cargo es la socióloga Alejandra Calvo -de Corso Investigaciones- y explica que el proyecto trata de “generar no sólo conocimiento sobre el manejo de herramientas informáticas y tecnológicas, sino que dicho saber contribuya a la creación de espacios de encuentro, acercamiento al asociacionismo, consciencia de los derechos sociales y políticos que podemos ejercer como ciudadanas”. El grupo de mujeres al que se dirigen las acciones ha ido perfilando una serie de características como el aislamiento, el síndrome de Ulises, o las especificidades de género en los procesos migratorios.. por lo que el “empoderamiento” que se les puede implementar con estas habilidades rompe la dinámica negativa. La cabeza del emprendimiento explica que “en este proyecto se cuantifican un total de 60 beneficiarias que responden a las mujeres que están apuntadas a los talleres de digitalización. De forma indirecta se beneficia a los y las familiares en el lugar de origen, puesto que una parte de los módulos se prevén para mejora en los procesos comunicativos de las mujeres participantes con sus familiares. En base estándar se estiman 400 beneficiarios indirectos”, analiza.

Los cursos están ubicados en uno de los barrios madrileños con mayor porcentaje de población inmigrante: Lavapiés. La dinámica es sencilla: profesores que enseñan de manera práctica. Lo que le otorga su carácter específico es el público objetivo al que está destinado y los beneficios en forma de red que conlleva -como expilcaba la socióloga- al multiplicar la comuniación familiar. Calvo obtuvo con esta idea el Premio Jóvenes Emprendedores de la Universidad Europea de Madrid en 2012 y con ese galardón trata de que la idea sea conocida más allá de las fronteras de Madrid para provocar “que el proyecto se replique”.

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