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Cuando tratar el cáncer de próstata en solo cinco sesiones es posible

Un padre pasea junto a su hijo.

Mercè Palau

Cada año se diagnostica cáncer de próstata en más de un millón de hombres en todo el mundo. Estamos hablando también del cáncer urológico más frecuente entre la población española, con una tasa de incidencia de 20 a 30 casos por 100.000 habitantes, sobre todo en hombres a partir de los 65-75 años.

Tratamiento con radioterapia para el cáncer de próstata

La radioterapia junto con la prostatectomia radical, son las alternativas para el tratamiento curativo del cáncer de próstata localizado. Cuando realizamos un tratamiento con radioterapia, los rayos X se dirigen a la próstata eliminando las células cancerígenas y evitando que se propaguen. 

Cuando se realiza un tratamiento con radioterapia, podría producirse irradiación de los tejidos adyacentes y un daño potencial de estos tejidos pudiendo desarrollar toxicidades. En el caso de la próstata, esta se encuentra situada cerca del recto. Cuando se aplica radioterapia para matar las células cancerígenas situadas en esta zona, también pueden aparecer problemas por la radiación en la función intestinal, urinaria y sexual.  Son varios los factores que contribuyen al riesgo de toxicidad de los tejidos sanos, como el tipo de radiación o la dosis administrada, entre otros. En la actualidad las técnicas que se utilizan para la irradiación de la próstata son la Intensidad modulada (IMRT) y la arcoterapia volumétrica (VMAT) que conforman muy bien los haces de radiación a la próstata disminuyendo la dosis que reciben los órganos sanos adyacentes, y además, también se utiliza la Radioterapia guiada por la imagen (IGRT) para comprobar antes de tratar al paciente que no van a dañarse los órganos sanos. Con estas técnicas, utilizadas habitualmente, el riesgo de toxicidad es mínimo. 

Pero el desarrollo de técnicas especiales de irradiación, como la SBRT de próstata en la que el tratamiento se realiza en solo 5 sesiones (administrando dosis muy altas de radiación en cada fracción), o en los casos de reirradiacion tras fracaso local al tratamiento con Radioterapia, el riesgo de toxicidad rectal podría aumentar, y para evitarlo Desde hace unos meses, y con el fin de mejorar la calidad de vida de estas personas, el Servicio de Oncología Radioterápica del Hospital Universitario Rey Juan Carlos ha incorporado la técnica de inserción de hidrogel, que se aplica entre la próstata y el recto para reducir precisamente la radiación y los efectos secundarios, según explica la doctora Pilar Samper Ots, jefa del Servicio de Oncología Radioterápica del centro.

En qué consiste la técnica del hidrogel

Como hemos visto, cuando se aplica la radioterapia en el cáncer de próstata, uno de los órganos más expuestos es el recto, que se ubica detrás de la próstata. Es una parte vulnerable a los efectos adversos, de ahí que se trabaje también para preservar la pared rectal anterior cuando una persona se somete a un tratamiento radioterápico.

Los espaciadores de hidrogel, compuestos en un 90% de agua y en un 10% de un polímero llamado polietilenglicol (que es el que permite la consistencia de gel) se colocan en forma líquida (que luego se solidifica) en la grasa situada entre la glándula prostática y el recto. La inserción se realiza con control ecográfico transrectal, por vía transperineal, con el paciente con anestesia intradural o local y sedación, una o dos semanas antes de iniciar el tratamiento radioterápico.

Esta técnica permite aumentar la distancia que hay entre el recto y la próstata, en concreto se crea un espacio de aproximadamente un centímetro, separación que protege el recto de la exposición a la radiación. El hidrogel se coloca una semana antes de realizar el CT de simulación para realizar la planificación del tratamiento y permanece en el organismo mientras dura el tratamiento radioterápico. Al cabo de unos tres meses empieza el proceso de hidrolización vía renal y se elimina por completo del cuerpo a los seis meses.

De una mejor precisión a un menor daño colateral

La introducción de un material biológicamente inerte entre la próstata y el recto para crear un espacio ha dado interesantes beneficios. Y es que esta mayor distancia entre el recto y la próstata permite reducir en un 75% la cantidad de radiación que llega al recto y disminuye en un 70% las posibilidades de provocar efectos secundarios como pueden ser tenesmo, mucosidad y sangrado rectal, y diarrea, lo que se traduce en una mejor calidad de vida para quienes luchan contra el cáncer de próstata.

Los beneficios también los confirma una revisión sistemática y metaanálisis según la cual colocar un espaciador de hidrogel antes de la radioterapia prostática se asocia con menos irradiación rectal, menos efectos tóxicos rectales y una mejor calidad de vida relacionada con el intestino.

Tras cinco procedimientos de este tipo en el Hospital Universitario Rey Juan Carlos, la doctora Samper admite que se han obtenido “buenos resultados y una elevada satisfacción en los pacientes”, sobre todo en los casos con recidiva que precisan una reirradiación y en aquellos localizados de riesgo bajo e intermedio en los que está indicada la técnica de irradiación de alta precisión (SBRT).

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