Los juguetes sexuales de última generación, una herramienta contra la brecha del orgasmo
“El placer es algo autónomo, es la capacidad que tenemos las personas de gozar, porque nuestro cuerpo es sensible. Habitualmente se ha hecho depender el goce o la respuesta orgásmica de la persona con quien se mantenía una relación, haciéndole responsable. Pero la capacidad de placer depende de la disponibilidad personal más que del virtuosismo ajeno”. Así de contundente se mostraba la autora Fina Sanz, ya en 1990, en su libro Psicoerotismo femenino y masculino. Para unas relaciones placenteras, autónomas y justas, de la editorial Kairós.
Desde entonces hasta ahora, las mujeres han ido ganando terreno en el ámbito de la sexualidad, tanto en sus relaciones como en su intimidad, profundizando en el autoconocimiento para saber qué es lo que les da placer más allá de lo que les habían querido contar o imponer. Como la creencia freudiana de que el orgasmo había de ser vaginal y no clitorial, cuando el órgano mágico es el clítoris, ya se estimule por contacto directo o indirectamente desde dentro de la vagina.
Los juguetes sexuales, los mejores aliados
En esa búsqueda de la autosatisfacción femenina, han sido unos grandes compañeros de viaje los juguetes eróticos. Por ejemplo, los de la marca LELO, que son de gama media-alta dentro del sector, llevan 17 años ayudando a las mujeres a disfrutar de la experiencia del placer y del descubrimiento de las maravillas de su cuerpo sin clichés, tabúes o vergüenzas. Gracias, en concreto, al mítico SORAYA (el primer conejito vibrador del mercado que estimula todos los puntos clave), muchas han descubierto las mieles del orgasmo que no habían tenido con sus parejas.
Y es que, según diversos estudios de diferentes países, como el de Archives of Sexual Behavior, citado por CBS, en el que encuestaron a más de 52.000 personas en EE UU, entre un 60% y un 65% de las mujeres heterosexuales de género cis no tiene orgasmos en sus relaciones coitales mientras que el 95% de los hombres sí que lo alcanza sin inconvenientes. A eso se le llama la brecha del orgasmo.
La sexóloga Carme Sánchez Martín, autora de El sexo que queremos las mujeres, de Lectio Ediciones, la define como la facilidad que tienen la mayoría de hombres, tengan la orientación sexual que tengan, para llegar al orgasmo, mientras que “las mujeres heterosexuales tienen menos orgasmos que las homosexuales porque éstas se autoconocen más y conocen mejor el cuerpo de la pareja, no se limitan al coitocentrismo y practican la igualdad”. La experta se remite a un estudio de la Universidad de Indiana (Estados Unidos) publicado en la revista The Journal Sexual of Medicine tras entrevistar a 3.000 personas solteras con distintas orientaciones sexuales.
El origen de esa “desigualdad en la alcoba” entre hombres y mujeres heterosexuales, según la sexóloga, es que se nos ha educado, en las relaciones sexo-afectivas, para complacer al hombre, “nos han inculcado que nos debería bastar con la penetración y que el orgasmo de la mujer y sus zonas erógenas no son tan importantes”.
¿Todavía hay mujeres que no se autoexploran?
Pues sí, aunque la mayoría ya no tiene impedimentos a la hora de hablar del placer y de darse placer a sí mismas, todavía hay muchas que sienten la masturbación como un tabú, como explica Silvia Torreblanca, enfermera de 39 años: “yo a veces he sacado la conversación con algunas amigas de que me lo pasaba mejor cuando me masturbaba y ellas me decían que no les gustaba tocarse y veía que se sentían incómodas hablando de las relaciones con sus parejas”.
Pero lo cierto es que hablar de ello, ponerlo en común, ayuda a entender mejor el propio cuerpo y la propia sexualidad: “lo curioso es que, cuando profundizábamos y se soltaban, resulta que todas coincidíamos en que habitualmente no teníamos orgasmos con los hombres”.
En efecto, no es tan raro, el 60% de las españolas ha fingido el orgasmo en algún momento de su vida y solo el 20% alcanza el orgasmo al mantener relaciones con una pareja, según el estudio de LELO sobre “Orgasmos y Placer en España”, realizado a una muestra de 733 españolas en junio de 2020. El 83% de las encuestadas señaló, además, que sus orgasmos son más intensos cuando utilizan juguetes eróticos, frente a los que obtienen con la penetración o la estimulación manual. Un porcentaje similar afirmó también llegar al clímax con más facilidad.
Un capricho para saltar la brecha
Para las que ya han saltado al otro lado de esa brecha o las que se la quieren saltar, una opción es probar el triple reto de SORAYA Wave, el nuevo masajeador-vibrador de doble acción de LELO. ¿Por qué es un triple reto? Porque está pensado y diseñado para alcanzar orgasmos dobles arrolladores gracias a su intensa estimulación simultánea sobre la vagina, el clítoris y el Punto G. La tecnología patentada Wave Motion, que imita el movimiento ‘ven aquí’, se balancea simulando las caricias de los dedos de los amantes más expertos para proporcionar un tsunami de orgasmos.
Y ese es justo el objetivo de LELO: llevar el sexo y el placer a todas las personas con vulva, reivindicando la igualdad del orgasmo. Es curioso que muchas de sus usuarias se sienten atraídas en un primer momento por el diseño fino y elegante, la suavidad de su tacto o la fácil limpieza. Pero la mayoría de las que ya tenían el primer SORAYA se va pasando a la nueva versión Wave y disfrutan tanto que la recomiendan a otras mujeres, pues está comprobado que el boca a boca es, hoy en día, en buena parte gracias a las redes sociales, lo que catapulta a un producto y no a otro al podium.