¿Eres pyme o autónomo? Elige la comercializadora adecuada para evitar sorpresas en la factura de luz
En los últimos años, han sido tres los factores del macroentorno que han afectado con especial intensidad a la evolución del precio de la luz, tanto en España como en los países de la Unión Europea: la transición energética enfocada hacia un modelo descarbonizado; la pandemia de la COVID y sus restricciones de movilidad; y los efectos derivados de la guerra de Ucrania y las sanciones a Rusia. Si bien, durante el confinamiento, el precio del kilovatio/hora descendió a mínimos históricos debido a la paralización de la actividad económica, en los años posteriores los precios escalaron hasta alcanzar su récord, especialmente en las temporadas más frías y cálidas del año, momento en el que se dispara el consumo doméstico a causa de los aires acondicionados, en verano, y de las calefacciones, en invierno.
Estos vaivenes del mercado eléctrico afectan en mayor medida a las industrias y sectores que tienen dependencia energética directa, pero también a las pequeñas y medianas empresas, así como a los autónomos, al margen de cuál sea su actividad principal. Las pymes españolas han visto, en muchos casos, incrementadas sus facturas a final de mes de una forma dramática.
Actualmente, pese a que el tope al gas impuesto por el Gobierno central mediante el mecanismo conocido como excepción ibérica, prorrogado hasta diciembre, ha reducido los importes que pagan los usuarios con precio voluntario para el pequeño consumidor (PVPC) entre un 15% y un 20%, es recomendable seguir una pautas a la hora de elegir una comercializadora de electricidad para pymes y autónomos. Además, existen otros factores que pueden resultar determinantes, tales como conocer el origen de la energía de las comercializadoras eléctricas que trabajan en España o qué beneficios pueden obtener las empresas si recurren al autoconsumo solar.
Aspectos esenciales al contratar la energía de una pyme
La primera clave es diferenciar entre una distribuidora y una comercializadora de energía eléctrica. Las primeras son responsables de llevar la electricidad hasta la instalación y no se pueden elegir, ya que están asignadas por zona. El precio de la distribución está fijado por el Gobierno y estas compañías se encargan de todos los trámites relacionados con el punto de suministro: altas, averías o revisiones. Por otra parte, las comercializadoras son las empresas encargadas de facturar la energía consumida y sí son elegibles por el consumidor.
Pueden ser de dos tipos, en función de si los precios están regulados por el ejecutivo central —el ya mencionado PVPC— o dependen del mercado libre a la hora de fijar las tarifas y ofertas. Su actividad se encuentra regulada en los artículos 46 y 47 de la Ley 24/2013, de 26 de diciembre, del Sector Eléctrico y en los artículos 70 a 74 del Real Decreto 1955/2000, por el que se regulan las actividades de transporte, distribución, comercialización, suministro y procedimientos de autorización de energía eléctrica.
A la hora de elegir una comercializadora, las pymes han de considerar aspectos como la potencia contratada, ya que influye directamente en el importe final de la tarifa. También es recomendable optar por contratos sin permanencia para tener flexibilidad a la hora de cambiar de comercializadora. Asimismo, es relevante escoger entre una tarifa fija o variable, teniendo en cuenta los hábitos de consumo como pyme o autónomo, así como los horarios de uso de la electricidad.
Existen algunas comercializadoras, como Novaluz, que ofrecen tarifas especiales para pymes y autónomos con una Tarifa Techo PYME que hace que nunca se cobre más de lo establecido en el contrato, pero los usuarios se puedan beneficiar de las bajadas del mercado eléctrico. Ante la duda, es útil conocer las opiniones y valoraciones publicadas en internet realizadas por otras pymes y autónomos respecto a las distintas comercializadoras eléctricas que existen en el mercado. Finalmente, dada la situación de emergencia climática, debe tenerse en cuenta también la opción de contratar energías 100% limpias, provenientes de fuentes renovables certificadas.
Origen e impacto ambiental de la electricidad comercializada
Para que los usuarios sean conscientes de dónde procede la energía contratada, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) publica cada año el conocido como Sistema de Garantías de Origen, basado en la energía producida en el ejercicio anterior. Esta información es pública y sirve para corroborar qué porcentaje ha sido generado por fuentes renovables o mediante cogeneración de alta eficiencia durante un período determinado. De esta forma, el Etiquetado de la Electricidad —con valores marcados por letras que van de la A a la G— marca el impacto ambiental, así como las emisiones de CO2 y los residuos radiactivos generados. Si una pyme o autónomo quiere que su actividad sea verde, debe buscar una energía procedente única y exclusivamente de fuentes renovables certificadas o generar su propia energía de autoconsumo.
Autoconsumo solar: ahorro, independencia y sostenibilidad
En la actualidad, las pymes y autónomos pueden obtener importantes beneficios del autoconsumo, especialmente aquel basado en la energía solar fotovoltaica. El primero de ellos es el obvio: implica un ahorro económico directo en la factura eléctrica, ya que la generación de energía propia compensa la inversión inicial —principalmente la instalación de paneles solares—. Al mismo tiempo, con esta opción se evita la dependencia de las mencionadas fluctuaciones del mercado, aporta autonomía y genera mayor seguridad y estabilidad en el suministro eléctrico mediante una mayor continuidad operativa, así como una planificación eficiente de los gastos.
Pese a que hace algún tiempo esta alternativa era un ideal solo accesible para compañías con un determinado tamaño, en estos momentos las subvenciones y ayudas estatales han reducido significativamente la inversión inicial, haciendo mucho más atractivo el autoconsumo solar. Finalmente, cabe recordar que elegir esta opción es la más sostenible y este factor se ha convertido en un elemento muy valorado por parte de los consumidores, es decir, mejora la imagen y reputación corporativa porque demuestra compromiso medioambiental.