Los retos de España para seguir siendo una gran potencia en la economía del dato
Recientemente, la firma Colliers ha publicado un informe sobre el mercado de centros de datos en la península Ibérica, centrado en las tres principales ciudades —Madrid, Barcelona y Lisboa—, donde alerta de que “la falta de garantías en el suministro eléctrico y el retraso en los permisos ha llevado a la cancelación o paralización de algunos proyectos”. Al mismo tiempo, la compañía especializada en asesoramiento en el real estate especifica que la tendencia para el sector analizado es de “crecimiento moderado” durante el primer semestre del año y que la capital “sigue siendo la principal localización para el desarrollo de data centers en España”, con 174 MW para tecnologías de la información (IT, por sus siglas en inglés), que suponen casi el 90% de la oferta nacional.
Actualmente, España es una de las principales potencias en la economía del dato europea, según apuntan entidades especializadas como el Instituto de Estudios Económicos y otros organismos. Esta industria es vital para afrontar algunos de los retos del momento como son la digitalización, la transición energética y el desarrollo sostenible, ya que los centros de datos son las instalaciones físicas que albergan los equipos, ordenadores, servidores, unidades de almacenamiento y redes informáticas que necesitan los sistemas de IT de las empresas y organizaciones. Es decir, son los espacios donde se aloja y procesa la información que configura la actual sociedad digital.
Para que nuestro país ocupe la posición de hub digital del sur de Europa, tal y como sostienen diferentes agentes entre los que destacan la Asociación Española de la Economía Digital o el operador de puntos de intercambios de internet DE CIX, ha sido clave su posición estratégica como puerta de entrada al tráfico de datos al Viejo Continente, poniendo en contacto a la UE, con toda la cuenca mediterránea, África y Estados Unidos, a través del cable submarino Marea. Al mismo tiempo, España es uno de los estados más aventajados en materia de producción renovable —concretamente el segundo de Europa, según Eurostat— y cuenta con la tercera red de fibra óptica del mundo con una penetración del 81%, solo por detrás de Corea del Sur (87%) y Japón (84%), concreta la OCDE.
Desde la patronal de centros de datos, Spain DC, se constata que la capacidad instalada únicamente en las instalaciones de Madrid “ha aumentado a tasas del 47 por ciento, muy por encima del registrado en otros centros neurálgicos como Frankfurt, Londres o Milán”. De hecho, en su informe sobre el sector para el periodo 2023-2026 se recoge que “en conjunto, la industria del data center en España mantiene sus previsiones de crecimiento, lo que evidencia su potencial”. Sin embargo, también se advierte de que, en un entorno caracterizado por el despliegue de multinacionales tecnológicas y una creciente interconexión directa entre empresas, “las inversiones no están aseguradas y su materialización dependerá de la obtención de las autorizaciones administrativas y del cumplimiento de los compromisos inversores anunciados”.
Con todo, si el sector de los centros de datos continúa creciendo según lo previsto por su patronal, la cifra se multiplicaría por cuatro entre 2021 y 2026, “con una potencia IT instalada de 466 MW para atender un incremento constante de internet a nivel global, desde el aumento de tráfico de los datos móviles a los nuevos servicios de digitalización, el IoT (internet de las cosas) o el desplazamiento de operaciones y procesos en la nube”.
Trámites y energía son los dos focos
Como precisa el mencionado informe de Colliers, pese a los buenos datos de esta industria, los dos principales hándicaps para su desarrollo futuro son la necesidad de tener acceso a la energía y la simplificación de los procesos y trámites de las administraciones públicas. En relación con la primera cuestión, la Comisión Europea espera que el consumo de energía de los centros de datos de la UE aumente más del 200% entre 2020 y 2030. Un ejemplo de cómo se puede afrontar esta problemática es Irlanda, estado que ya ha triplicado el uso de electricidad por parte de sus centros de datos hasta alcanzar en 2022 el 14% del consumo total del país. También Dinamarca prevé que la utilización de energía por parte del sector se triplicará para 2025 y representará cerca de un 7% del total.
Sin embargo, en estos momentos, en España el consumo eléctrico de los data centers está lejos de sus vecinos del norte y solo supone el 0,2% de la capacidad eléctrica de todo el país. De nuevo desde Spain DC se pide un incremento que redundará en más sostenibilidad. De hecho, esta patronal está adherida al Pacto de Centros de Datos Climáticamente Neutrales con el objetivo de alcanzar el net zero en 2030 y defiende que el aumento necesario en las redes de distribución y transporte eléctrico —actualmente limitadas por ley— para garantizar el peso internacional de este sector debe llevarse a cabo mediante “un aumento de las inversiones”, pero siempre “garantizando una alimentación con energías limpias”.
Finalmente, respecto al segundo escollo, desde Spain DC solicitan a la administración que “sea consciente de que la imposición de barreras administrativas, o incluso el retraso, la falta de trazabilidad de sus decisiones o la ausencia de un límite en los plazos, puede tener como consecuencia la pérdida de inversiones potencialmente claves para el futuro digital y sostenible de nuestro país”. Por si estos dos factores —trámites y capacidad energética—fueran poco, la patronal de los centros de datos añade un tercer elemento no incluido en el informe de Colliers: “Nuestra industria se está enfrentando a una escasez de personal con la cualificación necesaria para cubrir los puestos de trabajo demandados”, se lamentan desde el sector.