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Preocupación y malestar por el “abuso” de conciertos en el Teatro Romano de Mérida

Cartel de esta edición 2020

Efe

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La proliferación de conciertos en el Teatro Romano de Mérida en los últimos años y el daño que pueden ocasionar al patrimonio genera malestar y preocupación entre algunos técnicos del Consorcio de la Ciudad Monumental, que creen se “abusa” de un uso que debería ser excepcional “como corresponde a un marco excepcional”.

En declaraciones a Efe, precisan que esa “excepcionalidad” era la que primaba “hasta que llegó el Festival Stone”, que, en sus primeras ediciones sí programaba solo alguno de los conciertos en el Teatro Romano, pero que cada año “va a más” hasta el punto de que en la próxima edición, salvo uno (el de Sting), todos serán en este recinto.

Lamentan que pese a esa preocupación, tienen la sensación de que para las administraciones públicas la protección del patrimonio “es algo secundario” y destacan que la sucesión de conciertos en este recinto ocasiona no solo daños durante las labores de montaje y desmontaje, sino los derivados de los elevados decibelios que generan los equipos de sonido.

“A nadie le importa, pero no se debe de olvidar que es patrimonio de la humanidad y que igual que te conceden el título te lo pueden quitar”, aseveran.

En este sentido, señalan que estudios llevados a cabo, por ejemplo, por la Escuela de Arquitectura de Sevilla, han puesto de manifiesto que mientras que los agudos atraviesan la piedra “los graves chocan y causan daños, que terminarán por aparecer”.

Usarlo, pero con medida

Aseguran que nunca se han opuesto al uso del teatro para otras actividades, pero creen que debe hacerse “con mesura”, ya que no deja de ser un monumento de más de 2.000 años, “que con la antigüedad que tiene y por mucho que se restaure está delicado y no se puede hacer un abuso como se está haciendo”.

A su juicio, no se es consciente de que la existencia y conservación del teatro romano están en la base de otras actividades que se realizan en la ciudad “y que tienen su importancia porque existe este patrimonio”.

“No nos damos cuenta de que se está sobreexplotando la gallina de los huevos de oro”, indican estas fuentes, que también llaman la atención sobre el coste que tiene la reparación de esos desperfectos pese a la labor “casi policial” que desde el consorcio se lleva a cabo.

Según afirman, aunque se consolida y restaura cada año “no es lo mismo el original que pegar trocitos que se van cayendo”, además de llamar la atención sobre las quejas que provocan estos eventos entre los visitantes que acuden a Mérida a disfrutar expresamente del teatro romano.

Añaden que el consorcio “tiene una pila de reclamaciones impresionante” de visitantes, “algunos con comentarios duros y fuertes” porque el que viene a ver un teatro patrimonio de la humanidad “no quiere encontrarse con grúas y andamios”.

Entienden que, cuando se organizan actividades en el teatro se debe saber que “no es un teatro al uso” y el problema es que se le quiere convertir en eso, “poniendo luces hasta encima de Ceres”, que además de “someterle a estrés, le resta esplendor”.

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