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Cuatro motivos por los que no usar bastoncillos de oídos

Foto: Gadini

Marta Chavarrías

El oído es un aparato de audición formado por un conjunto de órganos delicados y complejos. Es importante, por tanto, tener especial cuidado y mantener una adecuada higiene. Este apartado induce a creencias, muchas veces erróneas, sobre la presencia de cera y su asociación con suciedad y una mala higiene.

Desde la Academia Americana de Otorrinolaringología-Cirugía de Cabeza y Cuello se apresuran a aclarar que hay una tendencia a pensar que “la cera es una señal de suciedad, una desinformación que conduce, en muchos casos, a hábitos inseguros de salud del oído”. De hecho, la cera es una sustancia normal que el cuerpo produce para proteger el oído.

Su misión es actuar de auto-limpiador para mantener los oídos sanos de suciedad externa, como el polvo e incluso pequeños objetos que se adhieren a la cera y, por tanto, no entran en el interior. La cera tiene, en consecuencia, dos funciones muy importantes:

Es un filtro para evitar que entren elementos del exterior (insectos o suciedad).

Hidrata el conducto auditivo desde la parte externa a la interna.

Cuando masticamos o movemos la mandíbula, la cera del interior se desplaza hacia la abertura del oído y se expulsa, un proceso continuo que permite eliminar la cera del oído. La mayoría de nosotros generamos cera blanda que no necesita ser eliminada. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el oído es un órgano que se limpia por sí solo y no necesita una limpieza activa.

Sólo tienen que lavarse por fuera y no hay que introducir ningún objeto o líquido en los oídos si antes no lo ha prescrito el profesional sanitario. Cuando el proceso de auto-limpieza no funciona bien, se produce una acumulación de cerumen que bloquea parcialmente el conducto auditivo.

Bastoncillos para oídos, mejor no

Los oídos tienen su propio sistema de limpieza. En muchos casos suelen usarse bastoncillos con la punta de algodón. Pero debemos tener cuidado con esta práctica, porque suele crear más problemas. Lo que hacen en realidad los bastoncillos es empujar la cera hacia dentro, en el conducto auditivo. Cualquier cosa que se introduzca en el oído puede causar daños graves en el tímpano y en el canal.

Los bastoncillos pueden empujar la cera hacia la parte más interna del oído, irritando el conducto auditivo y, en algunos casos, provocar una infección.

La cera en el oído, si se empuja con los bastoncillos, puede causar dolor de oído, zumbido, pérdida auditiva, picazón y otras lesiones del oído.

Una limpieza excesiva de los oídos puede irritar el conducto auditivo y, en algunos casos, aumentar las posibilidades de compactación de cerumen.

El trozo de algodón puede desprenderse del plástico y quedar atrapado en el canal auditivo.

El Decálogo para la Higiene del Oído, del Departamento de Otorrinolaringología del Hospital Clínic de Barcelona, ya lo advertía hace diez años. “No usar nunca los bastoncillos de algodón” porque son el peor enemigo para el oído ya que pueden causar, entre otros problemas, perforaciones del tímpano o infecciones en el oído interno.

Los bastoncillos sólo se pueden usar para limpiar la parte externa de los oídos y, en el caso de que se produzca una acumulación excesiva de cera, debe consultarse con el médico. Los oídos pueden lavarse con agua de la ducha y limpiando la parte externa con una toalla. La cera es necesaria y, por tanto, una limpieza excesiva puede ser contraproducente. Su presencia en el oído es natural, y se puede tener más o menos en función de cada persona.

También un problema ambiental

A las recomendaciones de los otorrinolaringólogos de no usar los bastoncillos para limpiar los oídos por los riesgos sanitarios que pueden provocar se une otro problema; el medioambiental. Estos bastoncillos están hechos, en su mayoría, de plástico, en concreto el palo central cilíndrico. Estos residuos se acumulan en cauces de ríos, playas y aguas marinas. Para reducir el impacto ambiental, Francia encabeza una iniciativa que tiene previsto aplicar a partir del uno de enero de 2020: la prohibición de vender bastoncillos para los oídos de plástico, a la que le podría seguir el Reino Unido.

El problema ambiental que genera este objeto (se considera el producto de plástico que más se encuentra en el agua del mar) ha movilizado a las autoridades ambientales de estos países, que asemeja el daño al que provocan las toallitas húmedas al medio ambiente. El Ministerio de Medio Ambiente, Energía y Mar francés, a través del Programa Nacional de Prevención de Residuos (PNPD) 2014-2020, tiene previstas distintas medidas.

Una de ellas es limitar, a partir del uno de enero de 2020, el uso de vasos y platos de plástico desechable y de los bastoncillos de plástico para uso doméstico. Según la nueva ley, estos objetos tendrán que fabricarse en un 50% con sustancias biodegradables procedentes de materias orgánicas como almidón. En 2025 está previsto que este porcentaje sea del 60%.

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