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Rutas

En bici por la orografía inmisericorde de la Ribeira Sacra gallega

La bajada a Belesar, aldea del municipio lucense de Chantada

Javier Sánchez-Beaskoetxea

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En la Galicia interior, entre el sur de Lugo y el norte de Ourense, la naturaleza ha puesto dificultades a la actividad humana en forma de una orografía inmisericorde. Los ríos Sil y Miño han horadado cañones verticales, en cuyas laderas miran al vacío los bancales que sirven para cultivar el tesoro de la zona, las uvas con las que se elaboran los ricos vinos de la denominación de origen Ribeira Sacra. El vino se puede decir que ha sido desde los tiempos de los romanos, e incluso antes, el elemento de impulso de la economía de la región. Y es precisamente el terreno, con la orientación de sus laderas y el microclima que mantiene, el que hace de esta zona un buen lugar para cultivar las vides.

Monjes y ermitaños de la antigüedad eligieron esta tierra para aislarse del mundanal ruido. Y a fe que resulta un entorno ideal para el aislamiento, como lo demuestra la dificultad de establecer vías de comunicación en forma de carreteras en esta zona, cosa que notamos los que nos desplazamos en bicicleta. Para nosotros, hoy en día, es uno de esos rincones que amamos para desconectar por unos días de nuestras rutinas. Pero, como dice un amigo, “hay que venir a nacer aquí”, pues es un entorno duro para vivir ahora, y ni nos podemos imaginar cómo era antes la vida en estos parajes.

Los embalsamientos del Sil y del Miño para producir electricidad han hecho que el paisaje nos recuerde en ocasiones a los fiordos del norte de Europa, aunque con un clima mucho más cálido, ya que esta zona de Galicia no es demasiado lluviosa y las temperaturas en verano son muy altas. Y si la orografía de la zona hace difícil ganarse el jornal a los habitantes, qué decir de lo complicado que nos lo pone a los que tan solo queremos hacer unos kilómetros en bicicleta para disfrutar del paisaje, de las vides, de los bosques de abedules, castaños y robles.

Las carreteras de la Ribeira Sacra son hostiles al ciclista. La ausencia de verdaderos puertos de montaña no impide que cualquier ruta por la zona termine con un desnivel acumulado de cientos de metros y que la media de velocidad resultante sea excesivamente baja. Las dos rutas que os presento hoy sobrepasan los 1.500 metros sin ser excesivamente largas. Y sin apretar, pero tampoco yendo demasiado cómodo, la velocidad media que me marcó el reloj fue de poco más de 15 km/h, sin contar las paradas.

Por el río Miño

En esta primera ruta daremos una vuelta por el río Miño saliendo —y llegando— de la localidad de Chantada. Dos veces bajaremos hasta el río, pero casi todo el recorrido transcurre muchos metros por encima.

De Chantada vamos primero a Belesar (km 9), por una hermosa bajada que hay que hacer con precaución por la estrechez de la ruta. Merece la pena detenernos en algunas curvas para admirar, sin peligro, la espectacularidad del paisaje. Ya en el río, pasaremos un puente para rodar junto al Miño. Hay unos seis kilómetros en los que llaneamos o subimos cortos repechos, antes de dejar el río y empezar a subir desde Playa da Cova. Si estamos muy fuertes y queremos retos mayores, podemos dejar antes el río y ascender a Moruelos por una subida realmente empinada. Para no añadir más dificultades a las ya existentes, subiremos por San Martiño da Cova hacia el Miradoiro do Cabo do Mondo. Son algo más de cuatro kilómetros de subida, con algunas rampas que sobrepasan el 15% y se acercan al 20% en ocasiones. El terreno es boscoso y las sombras son abundantes.

Ya en Fontela (km 20), tenemos ahora unos kilómetros de llano por la LU-P-4102 hasta encontrarnos con la carretera N-120 que baja hacia Ourense, a la altura de Segade. Hay que tener cuidado de no meternos en esa carretera, de mucho tráfico. Tomaremos la carretera vieja (N-120a), que es mucho más tranquila y que nos permite hacer un alto en el Miradoiro do Cañons do Miño a ver el paisaje. Lo merece.

La bajada nos deja en la presa del río (km 36). Desde aquí podemos pasar a la otra orilla y acortar cinco kilómetros la ruta para volver a subir, aunque es recomendable descender un poco más hasta O Torrón y Os Peares, donde confluyen los ríos Sil y Miño en un entorno muy bonito.

Para regresar, tocan ahora unos diez kilómetros de subida, con algunos descansos, para luego volver a bajar, con algunas subidas y bastantes rampas duras, otros nueve kilómetros, todo el rato por la LU-P-1801. Así, entre subir y bajar, aunque no mentiría si dijese que es bajar y subir, y descubriendo aquí y allá pequeñas aldeas de caseríos aislados, vamos dejando el Miño a nuestra derecha para luego alejarnos un poco de él y regresar a Chantada.

Por el río Sil

La segunda ruta propuesta nos muestra la orilla sur del río Sil. Tomamos como inicio y final Luintra, donde terminó la sexta etapa de la Vuelta a España de 2016, como nos recuerda un monolito en el pueblo. Y si para los ciclistas profesionales las carreteras de la zona resultaron duras, no lo serán menos para nosotros. Eso sí, nosotros tenemos la ventaja de que podemos elegir ir siempre despacio y pararnos cuantas veces sean necesario. Es la ventaja del cicloturismo frente al ciclismo de competición.

Desde Luintra, por una cómoda bajada, iremos hacia el sur por la OU-0590 hasta Tarreirigo. Luego subiremos los cuatro kilómetros del Alto de Couso por la OU-536, y seguido los siete del Alto de Rodicio (km 26), por una carretera despejada y no muy exigente. Tras esta subida, vienen unos diez kilómetros de llanos y ligeras subidas, y luego en Valilongo ya cambiamos a la OU-0606 (luego OU-0605) para bajar hacia el río Miño por Cristosende (km 45). Al principio la bajada es fácil, pero luego la pendiente y algunos baches harán que sea un poco peligrosa. Cristosende es un buen lugar para parar a recuperar fuerzas, ya que hay un hotel rural encantador.

Sin haber llegado a la orilla del río, termina bruscamente la bajada y comienza una subida, con algunos descansos al principio, de unos quince kilómetros. Por suerte para nosotros, en Parada do Sil (km 59), y unos cuatro kilómetros antes del final de la subida, podemos hacer un alto y refrescarnos en la fuente del antiguo lavadero del pueblo. Al salir de Parada do Sil, giramos a la derecha por la OU- 0508. La subida va relajándose por un paisaje despejado de vegetación baja y culmina en el precioso Miradoiro de Cabezoás (km 63), que nos muestra una maravillosa vista del cañón del Sil.

Unos doce kilómetros de bajada con interrupciones nos dejan cerca del Monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil, a los pies de un duro repecho de dos kilómetros que nos acercan, ya en bajada cómoda, a Luintra de nuevo.

Consejos

Y estos son algunos consejos que tienes que tener en cuenta para hacer estas rutas:

  • Llevar agua y recargar los bidones en cada ocasión, pues no hay muchas fuentes.
  • La mejor época es primavera y otoño, para evitar el frío y el exceso de calor. En otoño el paisaje de las vides es espectacular.
  • Llevar una bici con el desarrollo más cómodo posible. Un 34x34 viene fenomenal.
  • Precaución en las bajadas: hay zonas de asfalto viejo y luces y sombras que impiden ver un bache.

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