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Teruel existe: descubriendo la sierra de Albarracín en bicicleta

De ruta por Teruel

Erkuden Almagro

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Había visitado la zona unos meses antes en un evento para fomentar el ciclismo femenino, en Orihuela del Tremedal, los Women Cyclimp Days, organizado por la comarca de la sierra del Albarracín. Disfrutamos de un fin de semana con dos rutas para dar a conocer el balizado de los puertos de carretera. 

Dos días que me supieron a poco y que, gracias a un nuevo evento en la zona, he podido conocer parte de esta sierra que tanto me impresionó.  En esta ocasión el evento era La Satélite Norte, con salida desde Griegos y que recorría en sus 170 kilómetros del primer día, una parte de la Serranía de Cuenca y la de Albarracín. 

Aitor, el organizador, se puso en contacto conmigo para ayudarle a mover el evento entre las chicas. Lo cierto es que no dudé ni un segundo para extenderle mi mano y poder dar a conocer la zona a otras compañeras con la excusa de iniciarse en el cicloturismo de larga distancia. 

Pasamos la noche en el albergue de Griegos, el segundo pueblo más alto de toda España con una altitud de 1.k600 metros. La verdad que, para ser finales de mayo, hacía bastante fresco. La temperatura media durante el año es de 7,5°C, lo que le convierte en un lugar idílico para pasar el verano si no te gusta nada el calor. 

La localidad cuenta con pistas de esquí de fondo, la Muela de San juan y con un peculiar museo etnográfico, la casa de las Mariposas.  Para los amantes del ciclismo, entrenar allí es una maravilla, ya no solo por las vistas y el entorno, sino por la altura a la que se tiene que enfrentar una en cada pedalada.

Comenzamos la ruta dirección norte, por la TE-V9032, una carretera de firme irregular y muy poco tráfico, para, tras una leve subida, desviarnos a una pista de esterrato tan de moda en el ciclismo profesional. Esa capacidad de poder salirte de la carretera y atravesar un valle por una pista de grava es lo que le hace al cicloturismo una de las mejores experiencias que puedes tener en la vida. Aventurarte sin saber qué te puedes encontrar y disfrutar del traqueteo de las ruedas durante unos pocos kilómetros. No es extraño encontrarte con algunos animales como ciervos, corzos o cabras montesas. 

Dejamos la comunidad de Aragón para adentrarnos en Castilla-La Mancha, provincia de Cuenca, para mí, otra gran desconocida. ¿Sabes eso de que “de una ruta sale otra”?

La capacidad de poder salirte de la carretera y atravesar un valle por una pista de grava es lo que le hace al cicloturismo una de las mejores experiencias que puedes tener en la vida

Cerca del municipio de Chequilla se pueden ver atractivas moles de piedra rojiza que lucen al sol para deleite de nuestras miradas. Enseguida nos adentramos en tramos de fuertes pendientes que sin duda nos hicieron calentar las piernas, pero la belleza del paisaje y la buena compañía hacen que todo sea más fácil. 

La ruta transcurre por pequeñas localidades y cuenta con varias zonas recreativas para poder disfrutar del entorno, como el monumento natural del nacimiento del río cuervo y el del Júcar. Sobre el kilómetro 80 llegamos a Tragacete, donde se encontraba la mitad de ruta. ¡Ahí nos esperaba un suculento avituallamiento a base de bocadillos de todo tipo, gominolas y hasta chocolate caliente! El pueblo cuenta que un bar así que se puede contar con servicios extras si se quiere hacer por tu cuenta. 

La mitad del kilometraje y la mitad del desnivel es lo que nos quedaba, pero, además, unas vistas impresionantes atravesando las sierras de Valdeminguete y los Montes Universales para adentrarnos de nuevo en la comunidad de Aragón.  Llegamos a la localidad de Guadalaviar por la carretera CM 2119 enlazando puertos como el del Cubillo y del Portillo, que nada tienen que envidiar a las vistas pirenaicas. 

En este punto la ruta se puede acortar y quedar en tan solo 130 kilómetros o se puede seguir dirección Villar del Cobo para dejarse impresionar por el barranco hondo disfrutando la bajada a Tramacastilla tras hollar otro de los puertos de la zona, el de Calamocha. El mal estado del suelo nos recuerda lo abandonada que está la región, aunque como amantes del cicloturismo y la aventura, es bueno para nosotras.  Tan solo quedaba un último puerto para llegar a Griegos y finalizar la ruta subiendo a la pista de esquí y disfrutar de las vistas del valle y sus dolinas. 

Este evento organizado por el club Maglia Negra, haciendo referencia así al maillot negro que en tiempos se otorgaba al último corredor de la clasificación general del Giro de Italia, busca acercar el cicloturismo a todo el mundo apostando por un territorio poco conocido como es este de la provincia de Teruel, en especial a las mujeres haciendo un recorrido variado y con la opción de cortar si una quiere reservarse para la siguiente jornada.

Esta región ha sido objeto de otras rutas de aventura como la ya conocida Montañas Vacías que ha atraído a mucha gente a explorar estos territorios sabiendo que hay pocos servicios y es un terreno algo inhóspito. 

Terminar una ruta de 170 kilómetros con 3.000 metros de desnivel positivos y quedarte con ganas de más hace creer que realmente se ha disfrutado la ruta. 

La velada nocturna fue amenizada por las batallitas del ex ciclista Iker Flores, flamante portador, junto con su hermano Igor, del farolillo rojo, maillot de últimos corredores del Tour de Francia y que había sido invitado por la organización para deleite de muchos de nosotros.  La mañana del segundo día se presentaba húmeda y fría. La lluvia hacía su aparición en los primeros kilómetros y la organización apostó por un recorrido corto pero intenso para los participantes que decidieron continuar. 

En esta ocasión nos dirigimos por la carretera A-1512 a la cabeza de municipio que da nombre a la región, la población de Albarracín. Un pueblo con mucho encanto, escondido al abrigo de un peñón y bañado por las aguas del meandro del río Guadalaviar que perfilan juguetonas sus límites junto a la muralla que le representa.  Tras un pequeño parón para tomar café y entrar en calor, deshacemos lo andando hasta el cruce de la carretera para dirigirnos hacía Frías de Albarracín por la A-1704, serán los únicos kilómetros llanos de la jornada. 

La capacidad de poder salirte de la carretera y atravesar un valle por una pista de grava es lo que le hace al cicloturismo una de las mejores experiencias que puedes tener en la vida

En esta zona se han encontrado numerosos restos arqueológicos, como pinturas rupestres de la edad de hierro. 

A partir de aquí, empiezan las subidas de gran porcentaje pasando por algunos barrancos de hermosa belleza, con la que iremos remontando la ruta para llegar de nuevo al punto de salida, Griegos. 

Para otra ocasión se nos quedará completar la ruta completa que tenía pensada la organización que debido al clima tubo que recortar, pasando por el paisaje protegido de los pinares de Rodeno, un precioso bosque que parece encantado y sacado de un cuento de hadas.

Sin duda, así sí se puede pasar el día montada sobre la bici. Cada vez somos más las personas que buscamos eventos como estos, huyendo de las masificaciones de marchas cicloturistas, de los tiempos de corte y la exigencia extrema.

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