Elena Zudaire (Pamplona, 1976) es vitoriana de adopción desde hace 14 años. Licenciada en Periodismo ha ejercido en la radio y la prensa local y vasca. Hace cuatro años cambió su rumbo profesional hacia la gastronomía inaugurando la escuela de cocina 220º pero sigue vinculada a la comunicación con colaboraciones habituales como esta columna, una mirada con un punto ácido hacia una ciudad en constante cambio.
Autónomos
Regreso de un maravilloso descanso invernal en un pueblito sin cobertura (¿¿se lo pueden creer?? ¡¡Existen!!) y me dispongo a ponerme al día en la actualidad vitoriana. Soy consciente de que suele ser tipo serie de sobremesa; da igual cuántos capítulos te pierdas porque nunca pierdes el hilo. Y esta vez tampoco me equivoco. Los próceres de nuestra ciudad, es decir, nuestro alcalde y nuestro diputado general, defienden a capa y espada al portavoz de Ayudas Más (in)Justas que probó de su propia medicina y tuvo que dimitir. O sea, que dos de los máximos responsables en hacer cumplir las obligaciones con el fisco dicen que este señor sólo era un pobre autónomo que intentaba sacar adelante su negocio y al que se le ha señalado injustamente, cuando hay ladrones acechando tras las esquinas a quienes dejamos que vivan del cuento. Y a mí se me hincha la vena.
Soy autónoma desde hace cuatro años y pico y hasta el funcionario de la Seguridad Social que me atendió cuando me di de alta me dijo que era una valiente. Por aquel entonces no tenía ni idea de dónde me metía y, aunque después de estos años no soy de las autónomas que creen que todo el mundo debería pasar un tiempo por esta situación laboral (porque yo y sólo yo decidí serlo), sí coincido con muchos otros autónomos en que sinceramente creo que mis desventajas laborales se las debo en una grandísima parte a las instituciones, incluida la Hacienda foral.
Pago religiosamente mis impuestos, hago mis declaraciones trimestrales de IVA, pago mis retenciones de alquiler, de IRPF, mis pagos fraccionados, espero paciente del orden de entre cuatro y cinco meses a que Hacienda me devuelva lo que es mío de mi declaración de la renta, me pusieron un multón de narices al comienzo de mi actividad por el despiste de no incluir una factura en una de esas declaraciones trimestrales, carezco de ayudas para contratar a alguien, tardo en cobrar facturas de las que ya he pagado el IVA a veces hasta cuatro meses, si se me ocurre tener hijos, en fin, lo de la baja maternal lo veo complicado, mis vacaciones me las pago yo, es decir, que no cobro... ¿Sigo? No se equivoquen, no les cuento esto para darles pena. No me arrepiento de dedicarme a lo que me dedico pero el mundo en el que vivimos está pensado para trabajar por cuenta ajena en manos de unos cuantos empresarios. Así todo es mucho más fácil.
La cosa es que todo esta coyuntura laboral que me rodea por mi condición de autónoma se me hace mucho más cuesta arriba cuando, al mismo tiempo, leo a diario casos y más casos de corrupción en los que personas pertenecientes a partidos políticos e instituciones han robado millones de euros a Hacienda (que a veces creo que no somos todos, sino sólo algunos) e incluso leo en las noticias locales que el fraude que detectó la Hacienda foral alavesa en 2013 (quédense con la palabra detectar porque eso significa que el fraude real es mayor) ascendió a casi 148 millones de euros. Y desconozco si esa cifra se debe al impago de los pagos fraccionados, aunque de todo habrá en la viña del señor, pero dudo mucho que ese fraude este en manos de mini autónomos como yo sino, más bien, de quien más quiere ocultar todo lo que tiene.
Y ya, para rematar, me dicen los representantes de la ciudad y el territorio que el incumplimiento de las obligaciones con el INEM y la Seguridad Social del portavoz de la plataforma racista que se han montado no es comparable con todo lo que roban los moros…
Queridos señores de nuestras excelentísimas instituciones, no usen a los autónomos para justificar sus delirios de limpieza étnica. No vayan diciendo por ahí que todo esto lo hacen por gente como nosotros. Porque no les importamos un carajo. No me digan que incumplir las obligaciones fiscales es menos grave siempre y cuando estemos de acuerdo con su plataforma de acoso. Si de verdad creen que los autónomos estamos tan jodidos empiecen por recuperar los mínimos derechos con que contábamos hace unos años, justo (oh casualidad) hasta que Mariano Rajoy los dilapidó en cuanto se sentó en el sillón. Pero, por favor, no me mezclen churras con merinas. Porque, sinceramente, ya es el colmo.
Sobre este blog
Elena Zudaire (Pamplona, 1976) es vitoriana de adopción desde hace 14 años. Licenciada en Periodismo ha ejercido en la radio y la prensa local y vasca. Hace cuatro años cambió su rumbo profesional hacia la gastronomía inaugurando la escuela de cocina 220º pero sigue vinculada a la comunicación con colaboraciones habituales como esta columna, una mirada con un punto ácido hacia una ciudad en constante cambio.
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