Soy Dani Álvarez, presento y dirijo cada mañana Boulevard en Radio Euskadi entre las 6 y las 10 de la mañana. A los 12 años escuché por primera vez a Iron Maiden y me dije “esto es lo mío”. Desde los 22 busco y cuento noticias, y a todas horas escucho Metal. He entrevistado a más lehendakaris (5) que veces he visto a Metallica o he ido a Wacken (4). Decir más sería reiterativo.
Capital cultural 2016, el Rock no existe
Ha vuelto a pasar. De hecho, ha pasado siempre. El Rock sigue sin ser considerado cultura. La cultura oficial cree que el Rock no ha aportado nada a la creatividad ni a la madurez de las sociedades. Se le considera un elemento de mero disfrute, pero jamás se le ha tratado como a la literatura, la danza o la música orquestal. No importa que tenga siete décadas de existencia y que haya marcado a varias generaciones. Todavía no se lo toman en serio. Sigue siendo como la bromita de la creatividad. San Sebastián y Wroclaw (Polonia) son las dos ciudades que en este 2016 ostentan el título de capitales europeas de la cultura, y en ninguna de las dos el Rock ejerce de catalizador de los proyectos que se han diseñado.
En el caso de la capital donostiarra no hay un solo concierto, festival o evento destinado a los amantes del Rock en los 365 días del año. Donostia2016 tiene como motor la idea de la convivencia, la paz y los derechos humanos, en una ciudad que durante el último siglo ha sufrido una dictadura, la franquista, y el terrorismo de ETA señaladamente, y hoy presenta un aspecto de recuperación de la convivencia que bien puede ser ejemplo para toda
Europa. Podría enumerar aquí la cantidad de artistas, grupos o festivales de Rock que a lo largo de las últimas décadas han cantado y se han movilizado por la paz, pero sería inútil. Ninguno de ellos estará en San Sebastián.
Si acudimos a las programaciones de ambas ciudades nos encontramos esto: el programa donostiarra tiene 104 páginas y en ellas hay espacio para festivales de música (jazz, pop, música independiente, rap, música autóctona), ciencia, lingüística, literatura, arquitectura, cine, teatro, expresión urbana, juegos, canto improvisado, poesía, títeres y marionetas, deporte, cooperación, gastronomía, danza y cooperación. Nada de Heavy Metal o de Rock.
En el caso de Wroclaw, la realidad es sensiblemente distinta. La programación de la capitalidad cultural se ha combinado con la iniciativa privada de manera eficaz y, aparte de los muchos festivales que habrá, tendremos la oportunidad de ver allí a Iron Maiden (Wroclaw no es una ciudad habitual en sus giras, así que se nota que este año es especial), Soulfly, Rhapsody, Henry Rollins, Death, Prong… Y en los actos oficiales, uno de los más importantes momentos tendrá lugar con un concierto de David Gilmour, además de un festival para homenajear a Jimi Hendrix (Thanks Jimi, en mayo), y el Asymmetry Festival (post-Rock, Sludge). Es decir, algo más de cuidado por preservar la variedad.
Muchos de vosotros pensaréis que esto de ignorar al Rock no es noticia. Y, efectivamente, no lo es. Esto es una constante. Tampoco es algo por lo que se deba culpar sólo a la organización. En el caso de San Sebastián, facilita las actividades que, en la medida de lo posible, se deben organizar con participación plural. Y nadie, ni dentro ni fuera, ha debido de mostrar el mínimo interés por hacer nada. Fin de la cita.
Con motivo de una entrevista que le hice para el programa “Sin ir más lejos” de Euskal Telebista, y que emitiremos el próximo martes 26 de enero, pude plantearle esto al director de Donostia2016, Pablo Berastegi. Una de las cosas que me hizo pensar fue que, cuando yo le dije que había muchos grupos de Metal y Rock con discursos potentes contra la violencia y la guerra, y que sería una buena idea haber montado un festival con esa idea, su respuesta fue concluyente: “nadie ha presentado una idea así. Si lo hubieran hecho, lo tendríamos”. Se refiere a la iniciativa privada. Es decir, ningún promotor ha creído que una cita así podía enmarcar un encuentro rockero. De modo que el pulso es mortecino. A la organización le ha faltado sensibilidad con una expresión cultural, pero tampoco ha habido nadie interesado en hacer ninguna muestra rockera en 365 días que tiene el año.
Así que es posible que la cultura oficial crea que el Rock no es auténtica cultura, que no cumple los estándares mínimos de calidad y creatividad. Pero a lo mejor va siendo hora de que pensemos si nosotros nos consideramos cultura y aportación positiva a la sociedad. Porque si le respuesta es que no, mejor vamos colgando los instrumentos y los guardamos como algo que estuvo bien mientras duró, pero que ya no tiene demasiado que decir. Y si pensamos que sí, hagámoslo saber. Yo soy de los que cree que sí. Se lo he dicho al máximo responsable de 2016. Aunque eso sólo no es suficiente. Que se nos meta en la cabeza que para que se nos vea, hay que salir y moverse.
Sobre este blog
Soy Dani Álvarez, presento y dirijo cada mañana Boulevard en Radio Euskadi entre las 6 y las 10 de la mañana. A los 12 años escuché por primera vez a Iron Maiden y me dije “esto es lo mío”. Desde los 22 busco y cuento noticias, y a todas horas escucho Metal. He entrevistado a más lehendakaris (5) que veces he visto a Metallica o he ido a Wacken (4). Decir más sería reiterativo.