No es cosa fácil entender a los humanos. Cuando te pones a ello, cuando tratas de lograrlo, surgen las mil dudas. Veamos. Por ejemplo, ha dicho el presidente de Gobierno, Mariano Rajoy que “aún estamos a tiempo de enderezar el rumbo y buscar un diálogo fructífero”. Por supuesto, se refería a Catalunya y, por supuesto, lo dijo de manera solemne tras el Consejo extraordinario de ministros en el que se decidió presentar sendos recursos de inconstitucionalidad contra la Ley de consultas y contra el Decreto de convocatoria de la cita para el 9-N.
Bueno, pues dicho así, lo del diálogo no suena mal. Pero entonces te preguntas, ¿qué demonios ha estado haciendo el presidente del Gobierno de España para encarar un problema político de primer orden que se ha gestado durante meses? ¿Por qué maldita razón no se ocupó él mismo de poner toda la carne en el asador (y no solo las amenazas) para enderezar un rumbo que no creía el correcto?
¿Debía Rajoy esperar al tiempo de descuento para afrontar la complicada situación? ¿Ha sido razonable que el Gobierno de España se haya dedicado de manera insistente a levantar una ancha muralla allá donde debían construirse finos puentes?
Pero no crean. Tampoco consigo descifrar qué diantres quiere decir Artur Mas cuando asegura que “desplegará toda su iniciativa” para que los catalanes puedan acudir a las urnas y pide a la vez “ayuda” a los ciudadanos para conseguirlo. ¿Serán las urnas del 9-N o las de unas autonómicas anticipadas? ¿Está decidido el presidente catalán a convertir en posible lo que le presentan como legalmente imposible? ¿De qué manera plantea recorrer un camino político que le puede abocar a la vía penal?
Son todo preguntas que aún carecen de respuesta por parte de sus protagonistas. Y confieso además que todas estas dudas no surgen en la nada. El espacio de los interrogantes ya estaba medio lleno tras el bochornoso espectáculo en el que se convirtió la comparecencia del expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol, para ¿explicar? en el Parlament el misterioso origen de la fortuna que mantuvo oculta en el extranjero durante cerca de 34 años.
Resultó asombrosa. No sólo porque no aclaró nada de lo que debía aclarar por un simple respeto a los ciudadanos. Fue asombrosa por el despreciable tono altivo con el que Pujol rodeó su pretendido “estreptease” (“me he desnudado ante la opinión pública”). Y fue asombrosa porque se le permitió abroncar a los parlamentarios sin que nadie le parara los pies, sin que ninguno de sus compañeros de filas le recordara que, visto lo visto, se ha incapacitado para dar lecciones.
Pero ya ven. Parece más factible enfrentarse a la maquinaria de un Estado centralizador que a la verborrea de un oráculo propio aunque fallido. ¿Cómo entender a los humanos? La verdad es que no resulta fácil. No digamos ya nada si, rizando el rizo, el que interviene en la historia es Carlos Iturgaiz.
Ahora que el exdirigente del PP vasco recupera presencia por ocupar en el Parlamento europeo la vacante que deja Cañete, va y vuelve a las andadas. ¿Qué es lo que ocurre en Catalunya? Sencillo. Nos dice Iturgaiz que Mas y su gobierno acaban de dar “un golpe de Estado” y que su “aliado” es ETA. Por favor. .. Además, Juan Cotino redunda en su blog y dice que sí, que ETA está en el origen del soberanismo catalán. Y, por añadidura, el desparecido Jaime Mayor Oreja resucita para situar la reivindicación de miles y miles de catalanes en “la estrategia” de ETA. ¡¡¡Que trío¡¡¡ ¿No hay nadie en el PP que les diga al menos algo sensato como que las cosas de Catalunya van por otro lado?
Sobre este blog
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