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Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

Diez años de la 'green capital': un espectáculo irrepetible

Lazcoz con los lideres de otros partidos, entre ellos Javier Maroto, en Estocolmo

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Me contaron que en el partido que jugaba el Baskonia en el Buesa Arena esa noche, la misma noche que en el Ayuntamiento de Estocolmo se celebraba la ceremonia de la entrega del premio “European Green Capital 2012”, por megafonía se anunció el galardón para Vitoria-Gasteiz y que los miles de vitorianos y vitorianas que llenaban las gradas celebraron con una desbordante alegría, como esas que sólo hemos visto con los mejores resultados deportivos del propio Baskonia y del Deportivo Alavés o en la bajada de Celedón en nuestras fiestas patronales, un reconocimiento internacional que ponía en marcha un nuevo sentimiento colectivo, el orgullo de ser vitoriano.

Las semanas posteriores fueron sin duda de las más bonitas que puede vivir un alcalde, porque a cada paso, por cualquier rincón o calle de la ciudad, personas de todo tipo y condición me paraban para regocijarse por el premio y manifestar de mil maneras diferentes el orgullo por un reconocimiento que nos hacía importantes a nivel internacional y del que se sentían copartícipes y protagonistas.

Y digo de nuevo porque, para mí, otro reconocimiento internacional que ha pasado demasiado desapercibido es la “Vitoria Suite”, la obra que el genial trompetista Wynton Marsalis dedicó a nuestra ciudad y que tuvo como principal artífice al tristemente fallecido Iñaki Añua, a quien nunca le podremos agradecer con la justicia que merece el prestigio que nos dio a Vitoria-Gasteiz con su trabajo y dedicación como director del Festival de Jazz. Esa obra está en las fonotecas de millones de amantes del jazz repartidos por todo el mundo, una campaña internacional de marketing impagable.

Sobre lo acontecido con la Green Capital se ha escrito y dicho de todo, y en este décimo aniversario se recordarán nuevamente muchos de los méritos medioambientales que llevaron a Vitoria-Gasteiz a ese éxito; por eso quiero aportar algunos elementos que fueron determinantes para el logro del premio que o bien no se conocen o han pasado de puntillas en el relato de lo acontecido.

El primero tiene que ver con uno de los exámenes que pasamos en Bruselas la delegación vitoriana. Uno de los miembros del jurado hizo una crítica de la expansión de Salburua y Zabalgana, los nuevos barrios de la ciudad, por la baja densidad de viviendas y, con ello, el mal aprovechamiento del suelo urbano. Ni que decir tiene que, efectivamente, ese era un “pecado medioambiental” que nos restaba puntos como aspirantes al premio y que ya formaba parte de las reflexiones que habíamos hecho en el Ayuntamiento y que culminaron con el denominado proceso de redensificación. Obviamente en aquel examen tuvimos que dar cuenta de dicho proceso exponiendo los argumentos y los objetivos marcados para el mismo; pero nos tocó sudar ante lo inesperado del reproche.

Otra de las claves fue el cambio operado en el sistema de transporte público en Vitoria-Gasteiz, con el cambio de todas las líneas del transporte urbano en un solo día y el éxito total del incremento del número de usuarios desde el comienzo del cambio. Algo que en Europa sólo había sido intentado por la ciudad de Malmö, una de nuestras competidoras, y que había tenido un resultado infructuoso. El hito del cambio de la movilidad urbana, liderado por el concejal Joaquín Esteban y el urbanista Salvador Rueda, a los que no pocos tildaron de locos, y que efectivamente lo fueron pero locos maravillosos, nos aportaron una imagen de liderazgo y valentía en los compromisos medioambientales que nos distinguía especialmente del resto de delegaciones.

Y, finalmente, además de todos los méritos acumulados desde el primer Gobierno de José Ángel Cuerda y una respuesta ciudadana envidiable, el broche de oro fue precisamente el que la delegación vitoriana que acudió al último examen en la ciudad de Estocolmo fue la única de las seis candidatas que se presentó con un representante de todas y cada una de las formaciones políticas que conformaban en aquel momento la Corporación, como símbolo y metáfora de que los éxitos medioambientales de Vitoria-Gasteiz no tenían un color partidista sino que eran un patrimonio del conjunto de la sociedad vitoriana y, además, que los retos y compromisos que estaban en marcha estaban garantizados al margen de los resultados electorales.

Así, cuando aquella noche del 21 de octubre de 2010 el Comisario Europeo de Medio Ambiente Janez Potocnik, en el mismo patio de armas del edificio que alberga el Ayuntamiento de Estocolmo en el que se celebra cada año la gala de entrega de los Premios Nobel, pronunció “Vitoria-Gasteiz”, la delegación vitoriana, en la que incluyo a los periodistas y técnicos que nos acompañaron, dimos un espectáculo que desgraciadamente no se ha vuelto a repetir, fundidos en abrazos, besos y lágrimas de alegría, hermanados en un proyecto común, compartiendo el protagonismo como argamasa del éxito de cualquier proyecto colectivo y haciendo vibrar a una ciudad entera por un equipo de políticos.

Muchísimas gracias a todas las personas que me permitieron ser el alcalde de la capital de Euskadi en un momento tan maravilloso e inolvidable.

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