El huevo de la serpiente

“Cualquiera puede ver el futuro, es como un huevo de serpiente. A través de la fina membrana se puede distinguir un reptil ya formado”. Ingmar Bergman, 1977

 

Intentar explicar lo evidente es un poco extraño, cuando tenemos terribles antecedentes en la historia del pasado siglo XX.

 

La democracia tiene unas reglas del juego que están siendo retorcidas y aprovechadas por actores sin ningún tipo de escrúpulos para conseguir entrar por la puerta principal en los gobiernos y las instituciones, obteniendo votos a través de la manipulación de las emociones negativas.

 

El miedo, la ira, el feroz individualismo o los deseos de revancha están desplazando progresivamente al respeto a los derechos humanos y el bien común como principales aspiraciones sociales.

 

Estamos viendo crecer la bestia y no podemos tranquilizarnos con que en nuestro pequeño jardín, en Euskadi, aún no haya eclosionado ninguno de sus huevos. Solo será cuestión de tiempo porque la desigualdad sigue aumentando y con ella, crece el miedo de una parte de la población a perder sus privilegios y cunde la desesperanza de la otra.

 

Por cierto, les recomendaría que si no lo han hecho aún, vayan a ver la película  “Joker”, un relato muy contemporáneo del poder desatado de una legión de personas indignadas, empobrecidas y sumidas en la desesperación más absoluta.

 

Hoy en el País Vasco hemos votado conscientes de esta amenaza. Muchos de nuestros votos son la segunda llamada clarísima a quienes hemos elegido para que se tomen muy en serio la imperiosa necesidad de llegar a acuerdos que permitan erradicar cuanto antes de las instituciones democráticas a esos grupos que presumen de ideología fascista y, eso sí, que no tienten más a la suerte y que lo hagan antes de que el reptil que ya ha nacido sea de un tamaño inabarcable