Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
La política vasca tampoco estaba preparada para esta pandemia
El pasado 13 de marzo Urkullu imponía la alerta sanitaria en Euskadi y se autonombraba mando único sin que nada le hiciese sospechar que lo que él pensaba que era su herramienta de autogobierno para gestionar esta crisis se le iba a volver en contra.
No tuvo tiempo de confinarnos en casa porque al día siguiente era el presidente del Gobierno de España el que imponía el estado de alarma y con ello el mando único a nivel estatal. Sánchez nos comunicó mediante videoconferencia el confinamiento de toda la población con la excepción de quienes desarrollaban actividades esenciales para salir de la crisis sanitaria en la que estábamos inmersos.
Como cuando tu hijo de 7 años se atreve a retarte, al día siguiente Erkoreka invitaba en un medio de comunicación a los vascos y vascas a salir a dar un paseo en bicicleta... Y así nos hemos pasado los más de 50 días que esta pandemia nos ha mantenido en casa pegados a los medios de comunicación, viendo cómo Urkullu y sus consejeros y consejeras del PNV intentaban asomar la cabeza en un periodo preelectoral indefinido.
Y en este tira y aflojas de pulsos entre competencias y autogobierno, comunicación y desinformación, estados de alarma y alerta sanitaria, de lo propio y de lo diferenciado, el PNV vio el pasado miércoles el filón para ponerse a negociar como solo ellos saben hacer en Madrid y conseguir tener la sartén por el mango. Un voto a favor a cambio de competencias, utilizando el mismo modelo que le ha dado tantos frutos en las últimas décadas. Sin embargo, los tiempos de pandemia nos han hecho reflexionar sobre los modelos de gobernanza, y la cogobernanza que ha negociado el PNV solo le está dando quebraderos de cabeza y un déficit comunicativo nunca visto en gobiernos jeltzales.
¿A quién se le ocurre negociar una cogobernarza a cambio de apoyar un mando único? Estaremos de acuerdo en que la coordinación y la información entre gobiernos debe regir siempre y no puede estar reñida con el estado de alarma, pero el querer modificar un Real Decreto mediante un decreto del lehendakari evidencia que el PNV solo sabe negociar para adquirir más competencias y sin embargo no ha entendido que lo que le toca ahora es desarrollar las especificidades o limitaciones que el decreto de Sánchez le impone en esta fase 1.
Y ahora que la nueva fase suponía un alivio en las relaciones sociales de la ciudadanía, tan ansiadas y necesarias, Urkullu ha echado el freno. No tengo claro si por querer elaborar su propia o diferenciada desescalada, por seguir queriendo echar un pulso al Gobierno de España en su reivindicación del autogobierno vasco o por miedo y cautela o simplemente por que necesita pasar de fase para solucionar el entuerto de la convocatoria electoral, pero hoy nos enteramos de boca de la consejera de Seguridad la señora Beltrán de Heredia que en Euskadi sigue restringida la movilidad a nivel provincial o territorial (al gusto de cada cual). Y, en cuestión de horas, contraviniendo el folleto que nos repartía a la Diputación Permanente el pasado viernes y a la ciudadanía durante el fin de semana, nos recorta el derecho a reunión, aunque sea de hasta diez personas, a no ser que lo hagamos en un bar. Y es que a Urkullu le ha salido mala la sartén y el mango le ha quemado.
*Cristina Macazaga es secretaria segunda de la Mesa de la Diputación Permanente del Parlamento Vasco*Cristina Macazaga
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