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Casado entrega una secretaría general al PP alavés para garantizarse una proclamación de Iturgaiz sin oposición interna

Carlos Iturgaiz, junto a Pablo Casado,

Iker Rioja Andueza

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'Génova locuta, causa finita'. El PP vasco no es precisamente una balsa de aceite. La operación para sacar a Alfonso Alonso y colocar a Carlos Iturgaiz como candidato a las elecciones vascas -que finalmente se celebraron en julio- dejó muchas heridas en febrero. Incluso unas semanas antes la dirección nacional ya impidió que Borja Corominas diese continuidad al modelo de Borja Sémper en Gipuzkoa. Ahora, el equipo de Pablo Casado quiere completar la toma de control en la organización vasca fulminando a la 'número dos' de Alonso, Amaya Fernández, que asumió el liderazgo de manera transitoria y que ha mantenido una línea de mayor moderación y de perfil foralista. El movimiento no ha estado exento de tensiones internas, pero ello no impedirá que, en la junta directiva que se celebrará este jueves, Iturgaiz se convierta sin aparente oposición interna en el presidente del partido en Euskadi, ya que los cargos institucionales y orgánicos que participan en ese foro, que votarán a mano alzada, darán su aquiescencia a la operación decidida en Madrid. Ni siquiera habrá una candidatura alternativa.

Este movimiento en varias fases ya se venía fraguando desde la salida de Alonso. Fernández había sido ostensiblemente apartada de la definición de la estrategia y relegada a un segundo plano en la campaña electoral, en la que primó el estilo personalista de Iturgaiz. Ya antes de los comicios se había maniobrado para darle al nuevo-viejo líder -presidió el PP vasco de 1996 a 2004- todo el control. Ni siquiera el fracaso electoral que supusieron las autonómicas para el PP -de 9 escaños se ha quedado en 4, porque los otros 2 son de Ciudadanos- ha hecho a Génova cambiar de planes. Casado sigue pensando que la línea política acertada es la que representa Iturgaiz y no ha escuchado las propuestas de Fernández, que ha seguido la 'hoja de ruta' marcada en la convención que el PP vasco celebró en septiembre de 2019 en Vitoria y a la que no le faltó oposición interna. La clave la dio Cayetana Álvarez de Toledo, entonces aún del círculo más cercano de Casado, y que acusó a los 'populares' vascos de ser “tibios” con el nacionalismo.

Sin congreso y sin primarias -la fórmula que aupó a Casado al poder-, la proclamación de Iturgaiz será un mero trámite. Formalmente, ha sido Fernández, como presidenta, quien ha convocado la reunión. Pero las órdenes no han partido de ella. La dirigente tendrá también un pequeño parlamento para abrir la sesión, pero ahí acabará su etapa. El sentido de la votación está decidido de antemano. Incluso es público ya que Iturgaiz contará con una nueva secretaria general. Será Laura Garrido, bilingüe y durante años parlamentaria vasca. Es un claro mensaje de que el aparato alavés, el más poderoso en Euskadi, ha pasado ya la página de Alonso y se pone a disposición de Iturgaiz. Otro alavés, Carmelo Barrio, es el portavoz parlamentario. Tanto Garrido como Barrio mantiene una buena relación con Iturgaiz de la etapa anterior y harán de puente entre los dos modelos.

Estos cambios en el PP han coincidido con la publicación por parte del CIS de un estudio poselectoral sobre las elecciones vascas. Y una de las conclusiones es que Iturgaiz es el líder político vasco peor valorado. Incluso Amaya Martínez Grisaleña, la portavoz de Vox, saca mejor nota (2,3 frente a 2,1). Un 49,6% de los vascos le dan un 1 de 10, la peor nota posible -no se admite el 0-. Incluso entre los votantes del PP obtiene un aprobado más justo, una nota muy inferior a la de otros líderes en su parroquia.



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