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La triple pista falsa de un cementerio en el País vasco francés

Aitor Guenaga

Una de las pistas más rocambolescas sobre el paradero del cuerpo de Eduardo Moreno Bergareche, Pertur, acababa en una tumba en el cementerio de Biriatou, en el País Vasco francés. En 1997, en el mes de agosto, al abogado Juan María Bandrés, dirigente y diputado en su día de la extinta Euskadiko Ezkerra, le llegó una pista sobre el paradero del cuerpo del dirigente polimili, datos que logró confirmar finalmente el 26 de ese mismo mes. Previamente, en el mes de julio, a la familia de Pertur (en concreto a la nuera del matrimonio Moreno Bergareche) le había llegado una confidencia de un excompañero de armas del dirigente de ETA (pm) en la que se situaba el cuerpo de Pertur -con dos tiros en la cabeza, según precisó entonces la citada fuente- en una tumba en Biriatou.

El confidente de Bandrés dejó bien descrito el camino para llegar hasta el panteón donde supuestamente reposaba el cuerpo, una tumba presidida por una cruz enorme de piedra con el nombre Ostiz esculpido. “La tumba está situada frente a la entrada izquierda del cementerio, al fondo, y ocupaba el segundo lugar a la derecha de un gran crucifijo sobre la tapia trasera”. Por dos vías distintas, se llegaba hasta el cementerio de Biriatou,

Con la descripción y los datos del confidente, el abogado Bandrés convenció al comisario Jaujou de la Policía de Hendaya para que hiciera las gestiones en el Juzgado de Bayona y autorizar así la apertura de la tumba. En septiembre, la policía judicial de Bayona, en compañía de unos forenses, abrió la citada tumba, pero allí no se encontró nada más allá de los tres féretros que la familia Ostiz había autorizado enterrar en su interior. Los restos de Pertur aún tendrían que esperar para salir a la luz. Fue un auténtico mazazo para Marta Bergaretxe, la madre de Eduardo Moreteno, que albergó hasta el final la esperanza de poder descansar definitivamente con la certeza de que su hijo estaba enterrado en aquella tumba.

Pero no era la primera vez que se hablaba de un cementerio en el sur de Francia. Se da la circunstancia de que en la sentencia del Tribunal Constitucional por la que se condenaba a prisión al periodista Xabier Vinader por haber publicado en Interviú datos sobre supuestos ultraderechistas residentes en Euskadi que posteriormente fueron asesinados por ETA, se recoge expresamente el testimonio de la persona que informó a Vinader –Francisco Ros Frutos, expolicía nacional destinado en el País Vasco en los años de plomo- y se hace también una mención al caso del posible asesinato de Pertur y de su paradero.

En concreto, en esa resolución del 23 de noviembre de 1983, es decir mucho antes de que la pista de la tumba llegara a oídos de la familia de Pertur y del abogado Bandrés, se apunta que la fuente del periodista catalán “le explicó que la mayoría de las acciones perpetradas contra los refugiados etarras en Francia, las hacían gente controlada al efecto; que también le habló del ‘caso Pertur’, con el que dijo estar vinculado directamente y que después de asesinarle le cortaron las manos para evitar su identificación, siendo envuelto su cadáver en una bandera española y enterrado junto a las tapias de un cementerio de una localidad del sur de Francia”.

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