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Pacto educativo de PNV y PSE-EE: más peso para la escuela pública pero diferencias con el euskera

El consejero, Jokin Bildarratz

Iker Rioja Andueza

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Después de dos semanas de conversaciones y, como adelantó este periódico, PNV y PSE-EE han cerrado finalmente un acuerdo en materia educativa. Los socialistas, socios de Gobierno de los nacionalistas, habían mostrado sus “diferencias de calado” con la propuesta de bases para la reforma educativa presentada por el PNV en el Parlamento Vasco. Básicamente, se quejaban del escaso peso que se le otorgaba a la escuela pública en un territorio con casi el 50% del alumnado matriculado en centros de titularidad privada. Ahora, han presentado conjuntamente ante el registro de la Cámara 42 enmiendas y, en una de ellas, se puede leer expresamente que “el protagonismo [en la educación vasca que salga de la reforma] corresponde a la escuela pública vasca”. No obstante, sigue habiendo algunas discrepancias en materia lingüística, aunque el consejero de Educación, Jokin Bildarratz, ha terciado que el euskera no es motivo de conflicto entre ambos partidos.

El secretario de Educación del PSE-EE y exconsejero de Iñigo Urkullu, Alfredo Retortillo, criticó que el documento original elaborado por el presidente de la ponencia que en el Parlamento ha trabajado en la reforma educativa solamente se mencionaba en una ocasión a la escuela pública. Ahora, con las enmiendas, habrá más de una veintena de referencias. Un ejemplo, donde ponía que “los centros educativos se equiparan, en derechos y obligaciones, ante la Administración y la sociedad, y la ley recogerá la confluencia de tradiciones educativas hasta ahora existentes, aunando esfuerzos en torno al nuevo Sistema Educativo Vasco del siglo XXI”, algo que equiparaba a los públicos y los privados, se fijará que “los centros educativos públicos vascos garantizan el ejercicio efectivo del derecho a la educación y la formación integral de todo el alumnado sin distinción, con criterios de calidad e innovación y participación de las familias y estudiantes”. Mientras, “los centros de titularidad privada podrán acogerse al régimen de concierto en las condiciones que plantee la ley y deberán colaborar estrechamente y de forma contrastada (mediante indicadores ISEC, ICE, etc.) con la Administración educativa en sus planes de mejora de la equidad y búsqueda de la excelencia”.

“El Sistema Educativo Vasco integra todos los centros con sede en el territorio de la comunidad autónoma del País Vasco. Las diferencias de régimen jurídico entre los centros, sustanciales en muchos aspectos, no constituyen obstáculo para que deba reconocerse el papel social que desempeñan desde su diversidad. El protagonismo en dicho sistema corresponde a la escuela pública vasca, referente básico que garantiza el acceso universal a todo el alumnado y promueve la participación de todos los sectores sociales implicados. Por ello, cabe asimismo destacar la responsabilidad y el compromiso que para con ella tienen los poderes públicos, dotándole de una financiación suficiente y estable que permita desarrollar sus funciones bajo criterios de calidad y eficacia. Bajo la forma de conciertos educativos, el Gobierno casco sostendrá también con fondos públicos aquellos centros que no siendo de titularidad pública cumplan con los principios y objetivos establecidos por la ley, asumiendo los compromisos y obligaciones que esta les impone”, se lee en uno de los apartados del acuerdo entre PNV y PSE-EE.

“El borrador que nos entregó el presidente era eso, un borrador, un documento inicial sujeto a modificaciones. Esas bases las hemos enriquecido y mejorado tras un diálogo enriquecedor. La escuela pública vasca sigue siendo el elemento esencial. Es un principio básico. Siempre lo hemos considerado así”, ha explicado el PNV sobre los cambios, que entiende que todas las “dudas” con los socialistas han quedado disipadas. El PSE-EE se ha mostrado “razonablemente satisfecho, porque las diferencias han sido evidentes”. “Valoramos mucho el grado de consenso y algunas rectificaciones imprescindibles para poder seguir adelante”, han indicado los socialistas.

El texto también hace algunas precisiones a la parte relacionada con el euskera. Por ejemplo, en vez de “modelo” educativo se hablará de “marco” y en vez “multilingüe” se pasará a “plurilingüe”. Se elimina la siguiente frase: “Que los centros educativos sean lugares de respiro para el euskera”. Significativamente, se pasa de hablar de “las dos lenguas oficiales” a “nuestras dos lenguas oficiales”. “Los currículos deben garantizar, al finalizar la Educación Secundaria Obligatoria, el conocimiento práctico suficiente de nuestras dos lenguas oficiales, euskera y castellano, por parte del alumnado, así como un conocimiento suficiente de, como mínimo, una lengua extranjera, con un nivel adecuado de comunicación al finalizar dicha etapa educativa”, se plantea. Se indica, finalmente, que tanto el euskera como el castellano, así como el inglés, “vehicularán aprendizajes” más allá de ser enseñadas como asignatura.

Como ambos partidos han presentado el acuerdo por separado, ha habido algunos matices en sus mensajes, todos ellos relacionados con esta cuestión. La portavoz nacionalista, Leixuri Arrizabalaga, ha afirmado que este idioma “va a ser el eje”, aunque no ha sido clara en la pregunta de si los modelos educativos actuales (A en castellano, D en euskera y B bilingüe) desaparecen del todo. Para José Antonio Pastor, A, B y D no desaparecen, al menos transitoriamente, y ha explicado que “las dos lenguas oficiales y un tercer idioma tendrán la condición, las tres, de lenguas vehiculares, sin perjuicio del lugar preferente para el euskera”, aunque ha enfatizado que no sólo lo idiomático es crucial, ya que hay que analizar la “adquisición de competencias en el resto de materias”. El PNV no confirma este extremo. Bildarratz, como consejero, ha indicado en que hay un acuerdo “en una serie de conceptos”, entre ellos el carácter central de la lengua vasca. De hecho, ha indicado que el actual modelo A solamente es demandado por el 3% de los alumnos.

Igualmente, PNV y PSE-EE han jugado a la confusión sobre la naturaleza de las conversaciones que han posibilitado el acuerdo. Inicialmente, los nacionalistas y el propio Bildarratz han negado la participación del consejero en el proceso, aunque los socialistas han explicado que han negociado directamente con él. Finalmente, a preguntas de los periodistas, Bildarratz ha admitido que ha “ayudado” desde un punto de vista “técnico” por haber conocido la opinión de “600 agentes” educativos sobre la materia.

La ley, para otoño

Minutos antes de presentado el acuerdo, el lehendakari, Iñigo Urkullu, ha asegurado en la sesión de control que el Gobierno presentará el proyecto de ley para la reforma educativa en otoño. “La educación es un objetivo básico de país”, ha asegurado. Urkullu ha tendido la mano a Elkarrekin Podemos-IU para que se sume a esta reforma como lo ha hecho con la Ley de Igualdad, aprobada esta semana. La coalición también ha presentado sus alegaciones al documento del PNV y se ha mostrado con voluntad negociadora. Su texto pone como “eje” a la escuela pública, aunque admite como fase intermedia que esa red cope el 65% del total mientras haya compromisos para ir reduciendo los conciertos y se vaya eliminando la sobreoferta de centros privados.

“Nuestro sistema escolar representa una dualidad excepcional tanto a nivel estatal como europeo, razón de que la titularidad de los centros se divide al 50% entre los públicos y los privados/concertados. Dicha realidad genera una segregación escolar cada vez más acuciante por razones de origen y de clase social y es un freno en el avance hacia un sistema equitativo y de calidad. A tales fines, se debe limitar la educación privada-concertada, partiendo por no abrir nuevas líneas privada-concertadas mientras haya oferta pública suficiente y no concertar en etapas no obligatorias. Esto es particularmente urgente en el momento actual de caída de la natalidad”, plantea en sus enmiendas Elkarrekin Podemos-IU. “Lo que surja de aquí es un pacto de país y queremos estar en el pacto de país”, han solemnizado Miren Gorrotxategi, de Podemos, e Íñigo Martínez Zatón, de IU.

Semanas atrás, la formación de la oposición que más sintonía había mostrado con el PNV había sido EH Bildu, incluso más que los propios socialistas. Esta coalición ha presentado 46 enmiendas el texto original, aunque sigue defendido que hay “un punto de partida interesante” para un acuerdo “entre las cuatro principales fuerzas” vascas, PNV, PSE-EE, Elkarrekin Podemos-IU y ellos mismos. En su propuesta, se asegura que la “escuela pública” ha de ser el “eje” y, respecto a la privada, se plantea “acabar con la concertación universal” fijando requisitos para obtener financiación pública. Uno de ellos es el final de la segregación por sexos, lo que dejaría fuera a media docena de colegios del Opus Dei, y otro es la “laicidad”, lo que supondría el final de los centros religiosos católicos, que tienen un porcentaje muy importante. Solamente las ikastolas podrían ser concertadas, según esta propuesta, aunque siempre que se comprometan “contra la segregación” por origen o por nivel socioeconómico. Es así como EH Bildu sortea sus propias contradicciones internas con sectores que habían cuestionado su tibieza con la concertada. En cuanto al idioma, la coalición remarca que desea que los estudiantes “al terminar la ESO tengan B2 en las dos lenguas oficiales” con un “modelo único plurilingüe con el euskera como eje”.

En cuanto a los grupos del flanco derecho del Parlamento -aunque en el hemiciclo se sientan en el centro-, PP+Cs presentó una treintena de alegaciones contra la “universalización” del euskera en la enseñanza y a favor de la “libertad para poder estudiar en la lengua materna” y de “eliminar la ideología nacionalista” de las aulas. Vox, en una línea similar, ha defendido el castellano como “lengua vehícular” con una “adecuada oferta del modelo A” y eliminar el “adoctrinamiento” de los colegios.

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