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Entrevista Responsable de Diversidad del banco BBVA

Izaro Assa de Amilibia o cómo salir del armario en el ámbito financiero: “Estaba cansada de vivir una doble vida”

Izaro Assa de Amilibia

Maialen Ferreira

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Izaro Assa de Amilibia pasó de trabajar en el departamento de Seguridad del banco BBVA en Canarias a ser responsable de Diversidad del banco en Madrid. Un cambio que para ella supuso “un despertar” con el que dejó atrás un pasado en el que, sin quererlo, ocultaba quién era realmente. Gracias al entorno con el que se encontró en su nuevo trabajo, logró alzar la voz dentro de la empresa y decir abiertamente que es mujer, lesbiana y madre soltera. El miedo a la discriminación o a perder su trabajo fueron las grandes barreras que le impedían ser ella al 100%, algo que ha conseguido dejar atrás y que le ha permitido sacar el mayor partido a sus habilidades. “Estaba cansada de tener una doble vida porque era algo que no iba conmigo. Di un paso al frente y me conocí más a mí misma, me di cuenta de mis fortalezas y habilidades. El haber estado tanto tiempo oculta merma tu potencial porque vas como de puntillas y eso no te permite conectar con todo tu esplendor”, asegura.

Ahora es ella quien facilita ese camino a personas que forman parte del colectivo LGTBI y que trabajan en BBVA. En los últimos años, desde el departamento de Diversidad, han desarrollado campañas y guías informativas para que dentro de la empresa se entiendan conceptos como la diversidad sexual y la identidad de género, además de trabajar por la normalización de la realidad de las personas trans. También es presidenta de la Red Empresarial por la Diversidad e Inclusión LGBTI, asociación sin ánimo de lucro en España de empresas y profesionales que cuenta con el compromiso de fomentar un ambiente inclusivo y respetuoso en las organizaciones.

Pasó de dirigir el área de Seguridad del BBVA en Canarias a ser responsable de Diversidad del banco en Madrid, además de ser presidenta de la Red Empresarial por la Diversidad y la Inclusión LGTBI. ¿Qué supuso para usted a nivel personal pasar de un departamento tradicional a uno inclusivo?

Fue un cambio grandísimo. Pasé de un trabajo técnico a uno en el que me dedico directamente a las personas. Para ello, me formé y ahora soy coach y experta en relaciones sistémicas y transformación cultural. Es algo que me enriquece mucho.

¿En qué consiste la labor que realiza dentro del departamento de Diversidad de BBVA?

Para mí es importante crear espacios en los que todas las personas tengan voz y que haya una cultura abierta y amable para que todos puedan ser como quieran ser. Son cuestiones que suenan muy bien en el papel, pero que hay que materializarlas en algunas acciones. Nosotros, entre otras cosas, nos enfocamos en el ámbito de la comunicación. Consideramos que es muy importante la forma en la que se comunica para que las personas se sientan totalmente aceptadas y sientan que forman parte de algo. También nos enfocamos en acciones concretas que a lo mejor no son muy grandes ni requieren un gran presupuesto, pero que son significativas. Para trabajar en la diversidad no hacen falta grandes eventos o colaboraciones, se puede hacer mucho con pequeñas grandes acciones. 

¿Qué tipo de acciones concretas se llevan a cabo desde BBVA para promover la diversidad?

Hace tres años creamos un manual llamado ‘Normalización de las diferencias’, un documento muy trabajado pero aparentemente sencillo con el que formamos a todos los directivos del banco a nivel global para que entiendan que dentro de la comunidad LGTBI hay personas con distintas necesidades. Este año hemos creado una guía que se llama ‘Diversidad trans. Punto de encuentro’ para centrarnos en las personas que en estos momentos consideramos que están más vulnerables o son más estigmatizadas tanto en la sociedad como en el trabajo. En la guía explicamos cuál es la realidad de las personas trans para que cualquier compañero lo comprenda y no tenga ningún problema al respecto. También hemos creado un 'webinar' (seminario online) para trabajadores del banco con hijos LGTBI en el que compañeros que tienen hijos que forman parte del colectivo hablan abiertamente de su experiencia. Son cuestiones que somos conscientes que existen y que hay que normalizar. Nosotros lo que buscamos con ello es que se sientan a gusto trabajando en su entorno laboral.

Me gustaría decir que no he sufrido discriminación por ser lesbiana, pero no es así. Oyes comentarios, bromitas, charcarrillos y no es agradable porque molestan y duelen mucho

¿En su caso personal, alguna vez se ha sentido discriminada dentro de su ámbito laboral por el hecho de ser lesbiana?

Me gustaría decir que no, pero lo cierto es que sí. He sufrido discriminación en el trabajo, al igual que el 86% de las personas LGTBI, según demuestran algunos estudios. Es un porcentaje muy alto y esto lleva a que muy pocas personas se quieran visibilizar porque les da miedo. Oyes comentarios, bromitas, charcarrillos y no es agradable porque molestan y duelen mucho. En mi entorno, en el que las personas cuentan con un nivel de educación y cultural medio alto, la discriminación no pasa de ahí, pero en otros entornos profesionales hay problemas más graves. Necesitamos espacios más conscientes porque la mayoría de las discriminaciones tienen que ver con el lenguaje y las perspectivas culturales. Son cuestiones que desde la información y la educación se pueden corregir. Para mí la clave está en informar y educar, porque cuando las personas lo entienden, en su mayoría lo aceptan y siguen con su vida. Hay otra pequeña parte de personas que lo rechazan o lo rehúyen. Son personas que deben trabajarlo a nivel personal por eso también me hice coach.

¿En su caso, cuando sintió la necesidad de decirlo abiertamente?

Siempre quise llevarlo con naturalidad porque soy una persona muy auténtica, pero es verdad que en mi entorno profesional era muy difícil. Al trabajar en Seguridad el entorno era muy masculinizado, yo era la única mujer del equipo y era muy complicado. Sentí un despertar el día que cambié mi profesión. Cambié de trabajo y también de ciudad y, además, esta vez lo hacía con mi hija. Me pregunté: ‘¿Cómo te quieres presentar otra vez? ¿Quieres seguir viviendo dentro del armario?’ Y ahí es cuando dije que no. Estaba cansada de tener una doble vida porque no iba conmigo. Di un paso al frente y me conocí más a mí misma, me di cuenta de mis fortalezas y habilidades. El haber estado tanto tiempo oculta merma tu potencial porque vas como de puntillas y eso no te permite conectar con todo tu esplendor. Para mí ha sido un despertar en grande porque ahora voy a trabajar feliz. Mis mayores proyectos los hago ahora y es ahora, que soy yo al 100%, cuando más se me reconoce. Ya no tengo miedo y eso es algo muy importante porque el miedo te anula. 

¿Cuál era su mayor miedo a salir del armario?

Cuando decidí dar el paso mi único miedo era que me pudiera afectar o que decirlo tuviera repercusiones negativas. Yo soy mamá yo sola, tengo una familia monomarental y soy mi propia cabeza de familia, entonces me daba miedo que me echasen o que no me promocionasen más. Creo que muchas veces tenemos miedo incluso de forma inconsciente debido a la herencia cultural que tenemos porque no podemos obviar que las personas LGTBI han sido estigmatizadas y rechazadas socialmente durante muchos años.

Cambié de trabajo y me pregunté: ‘¿Cómo te quieres presentar otra vez? ¿Quieres seguir viviendo dentro del armario?’ Y ahí es cuando dije que no

Algunos colectivos podrían llegar a tachar la estrategia del departamento de Diversidad de BBVA de lo que se conoce como ‘pinkwashing’ o lavado de imagen rosa. Es decir, de tratar de mostrarse abiertos en cuanto a la comunidad LGTBI, pero seguir vulnerando los derechos de las personas que forman parte del colectivo. ¿Qué opina al respecto?

El ‘pinkwhasing’ y el ‘rainbow washing’ existen, aunque yo diría que ya no les queda mucha vida. En los 90 y los 2000 era muy común que las empresas realizaran una sola campaña a favor de la homosexualidad o la diversidad y se quedaran ahí sin hacer nada más. Eso ya no le sirve a la sociedad porque las personas son más conscientes. Habrá culturas corporativas más férreas con un pasado industrializado, donde haya mucha jerarquía y, por tanto, poca capacidad de movimiento en las que cuestiones como esas sigan realizándose, pero considero que la mayoría de las empresas tienen un interés en avanzar y reinventarse y, esa reinvención, pasa por la diversidad.

Usted es madre soltera, ¿cómo se vive la conciliación en el ámbito financiero?

La conciliación y la diversidad van de la mano. Es necesario crear entornos profesionales flexibles y conscientes en los que las personas puedan contar con naturalidad cuál es su realidad, ya sea la de cuidar de sus hijos o la de atender a personas mayores o dependientes. Las realidades de cada persona son muy diversas, por lo que para lograr la conciliación las empresas necesitan crear culturas corporativas amables.

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