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Tres años de COVID-19 en Euskadi: al menos 755.255 contagios, 47.653 ingresos, 8.490 fallecidos y sin alarma social

Urkullu y la entonces consejera, Nekane Murga, en su visita a las nuevas habitaciones habilitadas para enfermos de coronavirus en Txagorritxu en la primavera de 2020

Iker Rioja Andueza

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Esta semana será, con toda probabilidad, la primera en tres años en la que el Servicio Vasco de Salud (Osakidetza) no ofrezca ningún dato sobre la evolución de la COVID-19 en Euskadi. Precisamente en el tercer aniversario de la llegada del coronavirus, que fue a través de dos facultativas del hospital de Txagorritxu de Vitoria y de una joven guipuzcoana que había viajado a la Lombardía italiana, el síntoma más evidente de que la pandemia ya no constituye una preocupación es la reducción de la información a una actualización quincenal como antes se pasó de boletines diarios a semanales. El último Sociómetro ya reflejó que apenas el 1% de la población cita ahora como problema el virus que obligó a confinar a toda la población, a vivir bajo toques de queda después y a un carrusel de restricciones que han ido desapareciendo con el paso del tiempo.

Sin embargo, eso no borra que la COVID-19 ha sido la enfermedad que ha generado más casos en la historia de Osakidetza y que lo ha hecho, además, de una manera continuada durante tres años, lo que ha generado retrasos en el resto de servicios de la Sanidad pública y que precisamente la preocupación ciudadana se haya quintuplicado en este tiempo. En cifras, han sido al menos 47.653 las personas que han tenido que ser hospitalizadas por la COVID-19. La última campaña de la gripe previa la pandemia, la de 2019, dejó 1.592 ingresos totales, por ejemplo.

El desglose arroja 16.722 hospitalizados en 2020 (desde tal día como hoy en adelante), 15.191 en 2021, 15.135 en 2022 y 603 en 2023 (hasta el 20 de febrero). Después del confinamiento, el momento de mayor presión fue la Navidad del pasado año, con la llegada de la variante ómicron. Hubo casi 1.000 camas ocupadas. En la UCI, en cambio, ese pico después del inicial se produjo en la primavera de 2021, cuando la vacunación estaba aún muy poco extendida.

La estadística de decesos, que ofrece datos hasta el 16 de febrero, muestra que ha habido 8.490 muertes desde el inicio de la pandemia, el equivalente a un municipio entero del tamaño de Ondarroa. El dato corresponde a la estadística oficial de Osakidetza e incluye a los fallecidos “por” COVID-19 y a quienes no han tenido el Sars-Cov-2 como causa principal, es decir, fallecidos “con” COVID-19. Son 4.349 varones y 4.141 mujeres. Hace casi dos años que no hay desglose por municipios o territorios.

De todos ellos, 7.371 son personas de más de 70 años. De hecho, aunque la letalidad general de este virus es del 1,1% -un dato inflado porque solamente incluye los positivos registrados, que ahora son la minoría- asciende al 17,8% entre los mayores de 90 años. Cuatro de los fallecidos eran menores de 2 años, tres varones y una mujer. Hay datos de 1.083 días y solamente en 72 no se ha registrado ningún deceso, apenas el 6%. En 45 días ha habido más de un muerto a la hora y el pico fueron los 51 fallecimientos en dos jornadas de abril de 2020. En lo que va de 2023, la media de muertes diarias es de 3,14, con 148 casos confirmados. Es un descenso importante respecto a los 8,9 de 2022 o los 10,15 de 2020 y también inferior a los 5,41 de 2021.

La tasa de mortalidad en Euskadi en toda la pandemia es de 362,06 casos por cada 100.000 habitantes, según el Ministerio de Sanidad. Es un 30% superior a la media española, que se sitúa en 251,46. Solamente Aragón, Castilla y León y Castilla-La Mancha tienen datos superiores. En cuanto a los mayores de 60 años, el colectivo de mayor riesgo, la letalidad se sitúa en un 3,9%, frente a la media del 3,6% en España. Aquí hay más comunidades con datos más altos: Andalucía, Aragón, Asturias, Castilla-La Mancha, Ceuta y Madrid. En cuanto a las residencias, el último reporte del Imserso, con datos hasta el 29 de enero, muestra que han fallecido 1.397 personas a causa del virus y hay otras 100 defunciones con sospecha. La población en centros sociosanitarios es de unas 20.000 personas y ha habido 21.665 casos confirmados en estos tres años desde que la residencia de Sanitas en el barrio de San Martín de Vitoria fuera la primera de España en entrar en cuarentena el 8 de marzo de 2020. las diputaciones, titulares de las residencias en Álava, Bizkaia y Gipuzkoa, no dan datos como mínimo desde el pasado verano.

En cuanto a los positivos, es el indicador menos comparable. Al principio de la pandemia estaba infraestimada la transmisión por falta de pruebas y, tras la llegada de ómicron, se dejó de lado el principio de comunicación obligatoria de los casos y miles de autotest o pruebas en laboratorios privados han quedado al margen del sistema estadístico. El dato acumulado por Osakidetza es de 755.255 personas contagiadas oficialmente, 402.762 mujeres y 352.423 varones. Es más que la población de toda Gipuzkoa o tres veces la de Vitoria.

Asimismo, en estos tres años -en realidad desde el 27 de diciembre de 2020- se han administrado 5.369.688 dosis de las diferentes vacunas contra la COVID-19. Son 6.840 por día o casi cinco cada minuto. Casi 4 millones han sido de la marca Pfizer, de la que han llegado tres tipos, la original, la pediátrica y la actual adaptada a las nuevas variantes. Osakidetza tiene almacenadas ahora mismo del orden de 170.000 unidades de esta última para continuar con la compaña, centrada ahora en la segunda dosis de refuerzo. Eso sí, apenas 476.594 personas tienen ya esa pauta completa, generalmente de cuatro pinchazos. Quedan muy lejos de los más de 1.215.000 que acreditaron la “inmunización completa” con el primer barrido y la mitad de quienes pidieron también el primer 'booster'. Un dato: apenas uno de cada veinte menores de 30 años tiene el doble refuerzo frente al 89% de los nonagenarios y centenarios.

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