2020, un año de “resistencia” para agricultores y ganaderos
El 2020 ha sido un año de “resistencia” para los agricultores y ganaderos, ya que el sector agrario se ha mostrado como un sector “esencial” en una situación de crisis, según el secretario general de UPA-UCE Extremadura, Ignacio Huertas, que ha advertido de que si no se resuelven los problemas estructurales del campo desaparecerán muchas explotaciones.
Así lo ha indicado en una rueda de prensa para hacer un balance anual de los sectores agrarios y ganaderos de la región en 2020, en la que también ha intervenido el secretario general de UPA, el extremeño Lorenzo Ramos.
Para Huertas, no se puede hacer un balance normal debido a la pandemia y al cambio climático, que han afectado desde el punto de vista económico a muchas de las producciones extremeñas.
Así, por ejemplo, ha resaltado que el cierre del canal de distribución alimentaria HORECA, debido al estado de la hostelería durante todo el año, que ha dejado en una situación muy complicada al sector de la ganadería y el vino, que siguen acumulando pérdidas.
Ha hecho especial hincapié en las consecuencias que ha tenido el cambio climático en el campo, ya que es una “realidad palpable” y en esta campaña se ha visto claramente que se ha pasado de una situación de sequía a lluvias que “en conjunto han dañado mucho al campo extremeño”.
Frente a estas consecuencias, Huertas ha asegurado que los seguros agrarios son importantes para subsanar esas perdidas y ha agradecido que el Ministerio de Agricultura haya incluido 40 millones de euros en los presupuestos de 2021 para seguros agrarios.
También ha abogado por hacer una redistribución más justa de estas ayudas, ya que la mayoría de ellas se las llevan los grandes propietarios que “no son ni agricultores ni ganaderos y se dejan desprotegidas a las explotaciones familiares y profesionales, que son las que más las necesitan”.
En Extremadura, de los 9 millones de euros del presupuesto destinado a los seguros agrarios por parte de la Junta de Extremadura, solamente 15 explotaciones se llevan el 14 % o, lo que es lo mismo, 1.400.000 euros de los fondos.
El resto del presupuesto de 2020 para esas ayudas se lo reparten más 8.000 agricultores y ganaderos.
Por sectores
Uno de los productos más perjudicados por la meteorología ha sido el tomate, que además ha sufrido unos precios “ruinosos”, según Huertas.
Este año el tomate ha generado más de 14 millones en perdidas a los agricultores extremeños de este sector debido a que se han hecho muchas contrataciones a un precio por debajo a los costes de producción, que son de 85 euros la tonelada.
En el sector de la fruta, en el que UPA-UCE continúa denunciando el incumplimiento de la Ley de la Cadena Alimentaria, la campaña ha finalizado con menor producción pero mejores precios, en concreto un 30 % más, excepto en las variedades de ciruela negra afectadas por el cierre de Brasil.
Con respecto a los cultivos de secano, producciones como el olivar han registrado unas pérdidas de más del 70 % de la producción en aceituna de mesa que, además, sigue lastrada por los aranceles de EEUU.
Huertas también ha mostrado su preocupación por la situación de la apicultura debido a una alta mortalidad de las colmenas.
UPA-UCE espera que en 2021 se resuelvan algunos de los problemas del campo, como los precios bajos o la falta de reconocimiento público del sector, y se asegure su futuro.
Y para ello esta organización agraria ha reclamado que la nueva PAC sea más justa que la anterior, en la que es “fundamental” incluir cuestiones como un reparto diferente de las ayudas que priorice a las explotaciones familiares.
“Estaremos muy pendientes de todas las negociaciones que se lleven a cabo de la Política Agraria Común y esperamos que las ayudas favorezcan a la gente que se manifestaba en las calles porque no le salían las cuentas. Por la vía de la Ley de la Cadena y de la PAC tenemos que resolver los problemas”, ha añadido Ramos.
Para el secretario nacional de UPA, el Plan Estratégico que se negocie debe ser un fiel reflejo de la situación actual del campo y contemplar su realidad productiva, y “que favorezca la agricultura familiar frente a otro tipo de modelos superintensivos.
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