La organización profesional agraria UPA-UCE ha afirmado que la renta agraria, a pesar de haber subido un 1,7 por ciento con respecto a la de 2014, se sitúa en los niveles de hace 15 años en un 2015 “difícil y malo” para el campo extremeño, aunque es mejor que el “catastrófico” 2014.
El secretario general de UPA-UCE, Ignacio Huertas, ha hecho este miércoles balance del año en una rueda de prensa en la que también ha expresado sus deseos y reivindicaciones para el campo en 2016.
Para Huertas, el dato de renta de 2015, con un volumen total de ingresos de 22.170 millones de euros, es similar al de 2005, lo que es significativo de cómo está el sector a pesar de la mejoría con respecto a 2014, cuando bajó un 7 por ciento.
A su juicio, es una legislatura “perdida” con respecto a la renta, en opinión del secretario regional, ya que en 2011 estaba en 23.775 millones de euros.
Según ha explicado, los sectores que mejor han funcionado este año han sido la fruta y la explotaciones de porcino ibérico, mientras que los que han tenido más dificultad fueron el vacuno y el olivar.
Así, se han sufrido problemas meteorológicos, que han provocado pérdidas por la subida de costes de producción y han afectado fundamentalmente al sector ganadero ya que, entre el ovino, el caprino y el vacuno, han sufrido un sobrecoste de 224 millones de euros en Extremadura.
Además, ha habido una bajada de la producción agrícola sobre todo en las zonas de secano, el olivar, el viñedo, la cereza y los cereales, mientras que los precios se han mantenido bajos a excepción de la fruta, que “se ha recuperado respecto a 2014”.
Ademas, en el vacuno, el incremento de costes, la meteorología, la repercusión económica de enfermedades como la “lengua azul” y los problemas relacionados con la tuberculosis han influido para que este sector sea uno de los que han tenido peor año.
Respecto al olivar, con una cosecha “normal” los precios “no repercuten lo que debería” ya que, a pesar de que el aceite tiene precios altos en los supermercados, los agricultores perciben sólo para cubrir “poco más que los coste de producción”.
Organismos colapsados
Ya en el ámbito de la de las Políticas Agrarias Comunitarias (PAC), Huertas ha asegurado que las Administraciones públicas se han visto “colapsadas” ya que ha habido “falta de planificación y negligencia” por parte del Gobierno central pues, “a pesar de tener tiempo suficiente, todos los plazos han ido con retraso”.
Ha denunciado que la reforma de la PAC, lejos de hacer más sencillas la ayudas, es más “complicada y confusa”, y genera “recorte de fondos a los agricultores y ganaderos profesionales”.
Ha explicado que en Extremadura se han presentado unas 45.000 alegaciones a la PAC, la gran parte sobre el coeficiente utilizado de admisibilidad de pastos, aplicado “tardíamente” ya que el Gobierno “lo trasladó a las CCAA cuando ya habían solicitado los agricultores y ganaderos la PAC”.
También ha denunciado el “engaño” de las ayudas acopladas, al prometer el Ejecutivo central al prometer el Gobierno central importes para los sectores que las mantienen y que, luego, no se corresponden con las efecticas.
Así, ha continuado, al sector del arroz se prometieron 122 euros por hectárea y ahora se pagarán 120, que al del tomate se pasará de 250 a 200 y al vacuno de 100 a 95 euros.
Huertas ha pedido la aplicación de la Ley de Cadena Alimentaria pues aunque hay sectores, como el viñedo o el del tomate en los que se aplica, no es así en la fruta o en la aceituna de mesa.
Además, ha destacado el problema de los robos en el campo extremeño en 2015 y ha reivindicado más medios y que se controlen los puntos de venta por el Estado y “garantizar” así la seguridad, pues, ha aseverado, “si se roba si no se vendería”.
Por otra parte, para 2016, ha pedido que se rectifique el mapa del modelo de las comarcas de aplicación de la PAC para que haya ayudas para el olivar tradicional y, sobre el Plan de Desarrollo Rural, ha dicho que estaba “lastrado” por el anterior Ejecutivo regional al tener planificados unos 200 millones de euros más de lo que contempla el programa, lo que provoca que se ralenticen las ayudas.