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Bien de Interés Cultural para el yacimiento tartésico 'Casas del Turuñuelo', en Guareña

Yacimiento Arqueológico de Casas del Turuñuelo (Guareña) / Mérida Consorcio de la Ciudad Monumental

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El Diario Oficial de Extremadura (DOE) publica este lunes la resolución para incoar el expediente de declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) a favor del conjunto arqueológico de 'Casas del Turuñuelo', en el término municipal de Guareña (Badajoz), con carácter de zona arqueológica, para el reconocimiento y protección de este elemento del patrimonio cultural extremeño.

El conjunto arqueológico de 'Casas del Turuñuelo', de origen tartésico, es el edificio protohistórico construido en tierra mejor conservado del mediterráneo occidental, ya que mantiene en pie sus dos plantas constructivas. Este excelente estado de conservación ha permitido documentar técnicas constructivas hasta ahora desconocidas de la cultura tartésica, muchas de ellas atribuidas a épocas posteriores.

Destaca la existencia de una bóveda de ladrillo que cubría la estancia principal, de 60 metros cuadrados, o los grandes sillares realizados con mortero de cal empleados para la construcción de una escalinata monumental de casi 3 metros de altura, que servía para comunicar el patio con la planta superior.

El dominio en el empleo de la cal queda también patente en la realización de una bañera esculpida sobre un bloque de este material, o los enlucidos de diferentes colores que decoran los alzados de adobe de las estancias del edificio; elementos que atestiguan la capacidad y el conocimiento arquitectónico de la cultura tartésica en su fase final.

Una de las estancias más destacadas del edificio es la denominada 'habitación del banquete', así llamada por el hallazgo de un importante conjunto material relacionado con la celebración de un gran banquete ritual realizado en torno a un altar en forma de piel de toro extendida, y directamente relacionado con la clausura del edificio.

El conjunto está compuesto por elementos de bronce, entre los que destaca un caldero de 1 metro de diámetro, una parrilla, tres jarros, un quemaperfumes, varios anzuelos o un colador, además de una vajilla cerámica compuesta por fuentes y cuencos pintados a bandas y 19 copas de imitación griega. En la misma habitación se practicó una fosa en la que se tiraron los restos de la carne consumida en el banquete ritual y de medio millar de conchas de río.

Otro de los destacados hallazgos, por su excepcionalidad, es el gran sacrificio de animales que a modo de hecatombe se ha documentado en el patio del edificio. Junto a este sacrificio han podido recuperarse destacadas piezas arqueológicas, como una estatua de mármol procedente de las islas Cícladas que todavía conserva parte de su policromía, un hecho poco habitual en la arqueología antigua.

Sobre el suelo de pizarras y componiendo una escena bien diseñada, se dispusieron 53 caballos, 4 vacas, 3 cerdos y un perro, una operación que se debe poner en relación con el ritual que acompañó a la clausura del edificio.

La humedad constante del yacimiento ha permitido la conservación de gran parte de la materia orgánica. Es el caso de los tejidos, de los que se conservan esteras de esparto trenzado que cubrían los suelos, sacos de lino conteniendo semillas o el fragmento de lana más antiguo hasta ahora documentado en la Península Ibérica.

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