5 años de reforma laboral: la misma tasa de paro en Extremadura, más temporalidad y una devaluación salarial
Este viernes se cumplen cinco años desde que el Ejecutivo de Rajoy aprobara la reforma laboral. Una polémica modificación legislativa que puede tener fecha de caducidad con una mayoría suficiente en el Congreso para tumbarla.
Uno de los argumentos de sus defensores ha sido que la reforma del PP ha creado empleo a lo largo del último lustro. Si el objetivo era ese, en la región no ha funcionado.
El paro en Extremadura el pasado año era de 141.300 personas según los datos del IV Trimestre de la Encuesta de Población Activa (EPA), con una tasa del 28,3%. A modo comparativo los datos de la EPA del año 2011, justo antes de la entrada en vigor de la reforma, muestran cifras coincidentes. Cinco años antes el desempleo era el mismo, 141.300 personas, con una tasa del 28,59 por ciento.
Estadísticamente el censo es el coincidente, con la salvedad de que ahora existe más 'rotación' en los trabajos, más economía sumergida y un aumento del empleo parcial y precario, denuncia el sindicato CCOO Extremadura.
Lo que ha ocurrido es que hay hay mayor número de empleos temporales, pero peor pagados. A modo de ejemplo, una realidad que a muchos le sonará: el despido de trabajadores veteranos con buenos salarios, en sustitución de otros peor pagados, para hacer la misma función.
En algunos sectores se dan casos en los que la misma tarea ha pasado de cotizarse por encima de los 1.000 euros, a pagarse a poco más del salario mínimo interprofesional. Así lo denuncia Miguel Coque, de CCOO, que apunta a una devaluación salarial de los trabajadores extremeños de entre el 10 y el 30%. A ello se suma que más del 90 por ciento de los contratos firmados en la región son temporales.
Más contratos, pero no más empleo
Una mirada a las cotizaciones muestra que en 2016, pese al incremento del empleo respecto a 2015, ha habido menores cotizaciones a la Seguridad Social.
UGT Extremadura coincide en que se han creado más contratos, pero no se ha creado más empleo. “A la región ha traído precariedad total, siendo la mayor agresión a la clase trabajadora de toda la historia de la democracia”, denuncia Teodoro Casares.
Apunta a la capacidad de la empresa de descolgarse de la negociación alegando bajada de ingresos. Lo que se traduce, según critica, en que las empresas han optado por ser más competitivas a costa del trabajador.
Cada uno de los puntos de la reforma laboral se resumen en la “pérdida de derechos para los trabajadores; hasta llegar al punto de ‘o dices sí, o sí’. Denuncia que existe una capacidad de despedir manifiesta tras la entrada en vigor de la reforma, aunque no la misma para encontrar un trabajo después de irse a la calle.
Contratos en prácticas
Una de las cuestiones más polémicas de la reforma fue la extensión de los contratos de formación para menores de 30 años. Puede resumirse como un sueldo de miniatura (75 por ciento del salario mínimo interprofesional) y un contrato de hasta tres años.
Pasados los tres años, y hasta que el empleado cumpla los 30, puede volver a ser contratado en prácticas, cambiando tan solo la modalidad profesional con la que se le inscribe.
Comisiones Obreras advierte que el sistema se ha convertido en un ‘chollo’ para el empresario, que paga bajos salarios y obtiene bonificaciones de hasta el 100% del coste de Seguridad Social. Durante el Ejecutivo de Monago esta modalidad creció de manera exponencial en la región, más de un 240 por ciento al año con unos 10.000 contratos anuales.
Lo que comenzó siendo alternativa para inculcar un oficio entre quienes quieren empezar un proyecto de vida ha terminado en convertirse en el sistema de contratación habitual para los chavales. Denuncia Miguel Coque que no en pocas ocasiones han sido sustitutos del empleo estructural de las empresas, “un modo de cubrir las situaciones de despido o la amortización de puestos de trabajo”.
La otra modalidad, la de los contratos en prácticas (para personas con titulación o certificados de profesionalidad), han aumentado considerablemente. Aunque lo cierto es que hay personas que pueden estar cobrando 400 euros a jornada completa.