Sostenella y no enmendalla
Tras las elecciones sindicales del 1 de diciembre de 2022, el juzgado de lo contencioso nº 1 de Mérida reanudó las notificaciones sobre la incorporación de los docentes interinos el 1 de septiembre estimando, como era de esperar, los cuatro años solicitados en la extensión de sentencia ganada por PIDE con efecto retroactivo (cursos: 2017-2018, 2018-2019, 2019-2020 y 2020-2021). Tras haber reconocido el juez el pasado año las primeras extensiones, paralizó provisionalmente y por sorpresa los más de 1.500 procedimientos pendientes, que ahora se reactivan.
Los docentes interinos con vacante están recibiendo sus autos estimatorios y la Consejería de Educación debe ejecutarlos, considerándoles esos primeros días de septiembre como efectivamente trabajados, comunicando el alta a la Seguridad Social y abonándoles sus salarios correspondientes así como la cuota empresarial (y la propia de los trabajadores por no haberlo hecho en su día y estar obligada ahora al tratarse de ejecuciones de sentencia).
PIDE tenía razón. La consejera de educación se equivocó al no respetar la sentencia de PIDE, primera que reconocía la incorporación de los interinos con vacante el 1 de septiembre con una retroactividad de 4 años. Apelar las extensiones que dimanaban de la sentencia fue un craso error de la máxima mandataria de la Consejería de Educación.
Ningún abogado de la junta, con un mínimo de conocimiento, podría avalar ninguna apelación –que estaría abocada al fracaso como se ha demostrado– contra una sentencia firme cuyos fundamentos jurídicos eran, son, de una solidez incontestable. De hecho el TSJEX ya se pronunció en su momento en contra de las primeras cuatro apelaciones de la abogacía de la Junta, dejando claro que la decisión arbitraria de la consejera de entorpecer un derecho juzgado fue una injusticia imperdonable.
La consejera no quiso respetar, en su integridad, la sentencia firme de PIDE. Aplicó solo los efectos inmediatos pero sin reconocer la retroactividad. Mandó apelar las extensiones de sentencia provocando un daño gratuito al colectivo de interinos. Ahora, de nuevo, la consejera vuelve a tener una oportunidad de oro para obrar de forma respetuosa con la ley reconociendo de oficio las extensiones y evitando, por tanto, los 1500 procesos individuales y así agilizar su cumplimiento.
Lo único que pretendió la consejera fue intentar perjudicar a PIDE minimizando el logro sindical que supuso la sentencia y anular, por añadidura, los derechos que esta reconocía a los docentes interinos de Extremadura, con la intención de castigar a un sindicato contestatario, insumiso e incómodo. Sin embargo, lo que ha conseguido es todo lo contrario; ahora, mal que le pese, todo el mundo sabe cuál fue la primera sentencia que reconoce el derecho de los interinos a incorporarse el 1 de septiembre con la retroactividad debida, y ella ha quedado calificada y retratada por el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura.
Artificios, argucias y artimañas para doblegar la justicia y aparentar un buenismo inexistente, trufado de falsedad y engaño, con el que determinados políticos huyen hacia adelante y se mantienen firmes haciendo méritos para conservar su estatus dentro del elenco de los caballeros (y señoras) de la mesa redonda. Si para ello hay que cometer injusticias, se comenten; pues para los injustos el abuso es una ficticia sensación de poder cautivadora. Pero en realidad, si se analiza su proceder con la suficiente distancia, todo se reduciría al principio de la “navaja de Hanlon”.
En las aguas residuales soterradas bajo los despachos de muchos políticos, se amontonan los “cadáveres” de tantos ciudadanos abandonados, de tantos problemas no resueltos, obviados a sabiendas, de tantas vidas ahogadas por la actitud pusilánime de quien los abandonó a su suerte, de quien tenía la llave de la solución y la arrojó por el sumidero.
Desentrañar las impurezas de los actos injustos de la consejera me reconcilia conmigo mismo por haber creído alguna vez en ella, tarde he advertido que ha convertido la consejería en santuario de una deidad que puede disponer, a su antojo, de lo que en gana le venga. Piensa que está por encima de la ley; pero, ¡oh sorpresa!, la ley le ha explotado en el rostro. No pretendo describir la semblanza de su hierático carácter, de su habitual desvarío desde que fue entronizada; pero sí me veo en el deber de alertar a quien la nombró para que advierta que la falta de equidad en un político es un defecto incompatible con cualquier cargo público.
El sindicalismo contestatario, combativo, libre y ajeno a extrañas presiones no es del gusto de los políticos, da igual el signo ideológico que los ciegue. Ya hace tiempo que amansaron a los sindicatos tradicionales a base de subvenciones y de la cesión de cientos de cursos de formación y de tantas otras prebendas que no alcanzaremos nunca a conocer.
PIDE está acostumbrado al sindicalismo puro, no hipotecado, y nuestra lucha acostumbramos a construirla, si es necesario, con material de derribo; así que a la consejera le resultará imposible arrodillarnos.
Nos seguiremos viéndonos, me temo, en tribunales.
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