La zona afectada por el incendio de Gata recuperará todo su verdor en 2 o 3 años, según el Colegio de Montes
Las zonas afectadas por el incendio de Sierra de Gata volverán a recuperar su color verde en 2 o 3 años y aunque el paisaje no será el de antes porque no se podrán ver pinos de 20 metros de altura, sí se podrá contemplar de nuevo la imagen que cada año atrae a miles de turistas.
Así lo ha asegurado Adolfo Díaz-Ambrona, decano del Colegio de Ingenieros de Montes, quien ha destacado el trabajo realizado por todos los efectivos que han participado en la extinción y ha añadido que el monte mediterráneo y la climatología de la zona hacen que la capacidad de recuperación sea muy grande.
En este sentido, ha explicado que el pino prácticamente se regenera sólo, el rebollo también tiene facilidad de brote y hay una gran superficie de matorral, aunque se tendrá que ver si en alguna zona se quiere hacer algún tipo de actuación con especies autóctonas.
Díaz-Ambrona precisa que una vez apagado el incendio, que está controlado pero no extinguido, lo primero a acometer son medidas para evitar los efectos de la erosión de cara al otoño, porque ha quedado todo sin cubierta vegetal.
Se trata de medidas de corrección hidrológica para evitar que los sedimentos, sobre todo las cenizas, vayan a los arroyos y ríos y acaben estropeando las aguas.
Lo siguiente, aunque no tan urgente, es quitar la madera quemada y más a largo plazo hacer una planificación para reforestar algunas zonas y ver que otras alternativas hay.
En cuanto a la reforestación, ha afirmado que “lo que es forestal tiene que seguir siendo forestal, porque también genera riqueza sabiéndolo gestionar”.
Tiene que ser rentable
El decano de Ingenieros considera que es importante que la gente vea el monte como parte de su vida y propiedad suya “porque el monte rentable no arde y rentable es un paraguas muy grande, ya que además de la madera hay mucha gente que va a visitarlos, y a realizar actividades relacionadas como el senderismo, por lo que gran parte de esa rentabilidad es el turismo que ha generado”.
Como ejemplo ha puesto las piscinas naturales de la zona, “que tienen esas aguas tan claras en gran parte porque están los bosques”.
Respecto al cuidado de los montes para evitar los incendios o que estos sean de gran magnitud, indica que en los montes públicos se ha hecho una gran labor de prevención pero en los privados son más limitadas porque cuestan dinero y no tiene una rentabilidad inmediata.
No obstante ha indicado es muy difícil afirmar que si el monte hubiera estado mejor cuidado, el incendio no habría sido tan grande, “porque en un incendio interviene muchos factores, y el fuego es un elemento vivo”.
Ha recordado que la zona de matorral, que en este incendio ha sido la más afectada con casi 4.000 hectáreas, es un problema porque está abandonada.
“Hay fincas llenas porque no hay ganadería, no se labran, no se incorpora gente nueva al campo, y ese es un problema muy grande”, ha destacado.
Por este motivo se deberían favorecer todo ese tipo de actuaciones en los montes privados mediante ayudas que sean ágiles y lleguen pronto a sus destinatarios.
Las administraciones deben apoyar a los propietarios, ha añadido, con convocatorias de ayudas más ágiles y abriendo el abanico de actuaciones que se pueden hacer, para ayudar a quienes quieran acometerlas.
“Los montes privados abandonados son un gran problema para los incendios, tanto para la prevención como para la extinción”.