El confinamiento reduce la contaminación en el aire y también la afección de las alergias
El confinamiento de la población ha derivado en un menor nivel de exposición a la concentración de la calidad del aire con origen aerobiológico así como al potencial de alergenicidad de la flora ornamental, lo que ha reducido el impacto ambiental a desarrollarlas.
La Red Extremeña de Aerobiología prevé, como consecuencia de las abundantes lluvias registradas esta primavera, elevadas concentraciones de gramíneas en el aire a partir de la próxima semana, pero bajas concentraciones por olivos.
El profesor de la Universidad de Extremadura y especialista en aerobiología Santiago Fernández explica que existe una relación entre la exposición de contaminantes inorgánicos de la contaminación de procedencia del tráfico urbano y de industrias de dicha naturaleza, y enfermedades como la rinitis. “Esta alteración puede producir una mayor sensibilidad a alergia relacionada con compuestos orgánicos como los granos de polen y las esporas de hongos”.
La contaminación atmosférica ha caído en los núcleos urbanos ha caído un 50 %, según un estudio de la Universidad de Extremadura (UEx) y la Junta. A su juicio, y en teoría, a menor contaminación hay menos alergias. “Hay un menor nivel de exposición que reduce el riesgo de producirlas”.
Otros factores
Además de la contaminación hay otros factores que influyen en que haya menos o más alergias, como la predisposición genética, la teoría de la higiene, el cambio climático o los alimentos con aditivos y conservantes, entre otros.
Preguntado por si la población alérgica a los granos de polen y las esporas de hongos, tras estar confinada varias semanas, los primeros días en la calle supongan, de golpe, cuadros elevados de sintomatología, Fernández ha explicado que, en algunos casos, “podría ocurrir que si no ha sido tratado con el tratamiento médico indicado, el contacto directo puede afecta de manera significativa a la respuesta exagerada del sistema inmune”.
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