Bienaventurados los bravos que se atrevan a defender su derecho a la tierra
Decía Fernando Sánchez Marroyo, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Extremadura, que “en ninguna otra región de España, salvando posiblemente Andalucía, la tierra y sus problemas han desempeñado históricamente un papel tan condicionante sobre la dinámica social y política contemporánea.”
La propiedad de la tierra en Extremadura ha estado históricamente concentrada en unas pocas manos, órdenes Militares, mayorazgos o la Mesta; situación que se perpetúa con las desamortizaciones de Mendizábal (1836) y Madoz (1855). Entre ambos periodos se privatizaron cerca de 1.250.000 hectáreas, más del 30% de la superficie total de Extremadura. Esta concentración de la propiedad de la tierra, el latifundismo y las condiciones de trabajo en el campo, han traído consecuencias catastróficas para las dos provincias españolas más extensas. Como reflejan diversos estudios, no es casualidad que las zonas en las que la presencia de latifundios es mayor sean las que tienen una menor tasa de alfabetización o de PIB per cápita.
Esa desigualdad desembocó en amplias movilizaciones agrarias en los años 30 como la de Castilblanco, en 1931, que alcanzaron gran repercusión a nivel estatal. En este sentido, nuestro paisano, Víctor Chamorro -escritor, Medalla de Extremadura 2012 -, dice que en el año 36 y a través de las Casas del Pueblo, los extremeños y extremeñas dieron la vuelta al discurso de siglos de: “Bienaventurados los mansos porque ellos poseerán la tierra (de arriba)” por el de “Bienaventurados los bravos que se atrevan a defender su derecho a la tierra (de abajo), porque de ellos será un trozo de tierra arable, pisable, con la que combatir el hambre y con la que cambiar la vergüenza del hambre por la dignidad.”. Hace referencia a uno de los mayores hitos de la historia de Extremadura. Se refiere a lo ocurrido al amanecer del 25 de marzo de 1936, cuando alrededor de 80.000 personas se dispusieron a preparar para su cultivo y explotación colectiva cerca de 3.000 fincas abandonadas o infrautilizadas. Repartieron así, en un sólo día, mayor cantidad de tierra que durante toda la Segunda República. Sin embargo, como explica Víctor Chamorro en el libro Conversaciones en Extremadura, “la guerra civil primero, Franco y el IRYDA más tarde cortaron de raíz los logros alcanzados en este sentido por la Segunda República Española”.
A día de hoy, la propiedad de la tierra está aún más concentrada que en la Segunda República. Según refleja el Censo Agrario de 2009, el 2% de las fincas extremeñas ocupan casi el 60% de la superficie agraria útil.
Con el recurso más básico, la tierra, en manos de unos pocos, escasas posibilidades para ganarse la vida quedaban en una región eminentemente rural como Extremadura. La juventud abandonó los estudios, huyó a las ciudades o se refugiaron en la construcción al albur de la burbuja inmobiliaria y tras el estallido de la misma vuelven a las zonas rurales de nacimiento sin trabajo y sin estudios. Esto se traduce en un porcentaje del 60% de desempleo juvenil en Extremadura.
Por ello, Podemos Extremadura está trabajando en la Asamblea regional en un Plan Especial de Empleo en fincas públicas y privadas a través de Proyectos de Gestión integral para grupos de agricultura asociativa. Así mismo, creemos en los bancos de tierra como una herramienta para reducir los problemas de acceso a la misma.
Carcaboso, Arroyo de la Luz o Mengabril son ejemplos a desarrollar en otros municipios en los que se dan las condiciones de presencia de parcelas abandonadas o infrautilizadas, personas con ganas de trabajarla y el apoyo y aval de la administración a través de los Ayuntamientos.
Es tarea de todas las organizaciones y partidos políticos llevar a todos los rincones del mundo el mensaje de la necesidad, la belleza y la importancia de trabajar la tierra, de ganarte el pan con el sudor de tu frente, sin deber nada a nadie, sin depender de nadie, para que cada vez un mayor porcentaje de la población, sobre todos los jóvenes, elijan la actividad agraria como proyecto productivo de futuro. Pero la administración tiene que ayudar al éxito de esta actividad no sólo mejorando el acceso a la tierra, sino con mecanismos que faciliten los procesos productivos y su comercialización y garanticen un precio justo a las producciones así como aumentando los presupuestos en investigación agraria.
Este jueves, nuestro Grupo Parlamentario presenta en la Asamblea de Extremadura nuestra propuesta de Flexibilización Higiénico Sanitaria, para facilitar que las pequeñas producciones obtenidas bien en fincas propias, bien en bancos de tierras, puedan transformar su producción y obtener el valor añadido de la misma. Además apostamos por canales cortos de comercialización porque entendemos que la reducción de intermediarios favorece un precio más justo por los productos además de fomentar una imagen cercana del productor y de aumentar la trazabilidad y la seguridad alimentaria.
Además, en el programa de Podemos para las elecciones generales se contempla, entre otras medidas, reformar el modelo de negociación y aplicación de la Política Agraria Común (PAC) en España con objetivos prioritarios de mejora en el reparto de la renta agraria y la promoción del interés público y ambiental.
Recoge también la modificación del Programa de Fomento del Empleo Agrario, con el fin de garantizar el empleo estable y sostenible en el medio rural en proyectos agrarios, así como acabar con la dependencia ciudadana y las prácticas clientelares de ayuntamientos y empresarios del ámbito agrario a través del Programa de Pobreza 0, que universaliza las rentas y posibilita limitar el requisito de la firma de las “peonadas”. De este modo, tanto el subsidio como la renta agraria quedarán integrados en una perspectiva que garantice una vida digna para un colectivo especialmente vulnerable como es el de los profesionales del entorno agrario.
Para llevar a cabo estas propuestas necesitamos la unión de todas las personas sensibilizadas con esta cuestión. Necesitamos a la sociedad extremeña al completo para que, como aquel 25 de Marzo de 1936, la dignidad y la democracia florezcan en el campo extremeño.