Las enseñanzas de don Alfredo

El próximo inquilino de la Plaza del Rastro de Mérida tendrá un hermoso presupuesto de algo más de cinco mil millones de euros, que visto así, de golpe, parece que sería suficiente para convertir este infierno en un paraíso. Pero no es esto, no es esto, que diría un tal Ortega y Gasset en similar coyuntura.

Entre los 600 millones que se van para los pagos de la PAC y que en gran medida se llevan un puñado de rentistas millonarios, los centenares de millones que se van educación y sanidad, los pagos de la nómina de la muy abultada relación de personal, las deudas que ha dejado Monago, los pagos a proveedores… total que entre unas cosas y otras el próximo presidente de la Junta tendrá un presupuesto de más de cinco mil millones de euros en 2016, solo sobre el papel, porque de toda esa pasta apenas podrá mover acá o allá unos 300 millones. O sea, que toda la política para el año se quedará reducido a lo que se pueda hacer esos 300 millones, mucho dinero, mucho, pero no tanto como para cambiar todo esto de la noche a la mañana, llámese uno como se llame y milite en el partido que le venga en gana.

Así y todo, con esas cifras tendrán que hacer políticas unos y otros y en función de sus decisiones mejorará más o menos la vida de los extremeños. Pero ojo, que si sus decisiones son erróneas, las cosas incluso pueden ir a peor.

Quizás por ello sea bueno recordar a los candidatos aquella anécdota de don Alfredo (no Rubalcaba no, Alfredo Di Stéfano) que un día se acercó a su portero y le vino a decir : “Mire usted, bien está que no me pare los balones que vayan a portería, pero hombre… al menos no meta usted dentro las que van fuera”.

O sea, que si no pueden hacer mucho por mejorar esto con los 300 millones, que sigue siendo mucha pasta, al menos, procuren no empeorarlo… que todo es posible, como hemos podido comprobar en estos cuatro años.