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Opinión

Hablamos de comedores escolares

Comedor escolar del CEIP La Cuesta de Barlovento.

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La vuelta al cole en Extremadura se ha convertido en noticia nacional y no es para menos. El PP y Vox han decidido cargarse de un plumazo una de las medidas que mayor avance social suponía para avanzar en la conciliación familiar y laboral: la universalidad y la gratuidad de los comedores escolares. Una medida que conseguimos arrancarle al PSOE desde Unidas por Extremadura en los últimos presupuestos y que el PP contemplaba en su programa electoral (medida 311) pero que la señora Guardiola no sólo decide no cumplir sino que reniega de ella y, además, la tacha de “mentira socialista”. Y lo dice ella que por ahora es la persona que más mentiras ha dicho a los extremeños y extremeñas en menos tiempo.

Según la señora Guardiola la universalidad no era posible ni este año ni ninguno ya que supondría asumir un coste mayor debido a que han aumentado las plazas, cosa lógica y que era necesaria prever. No sólo les ha faltado previsión sino que también les ha faltado voluntad política de llevar a cabo medidas que benefician directamente a las familias trabajadoras extremeñas.

Habrá que explicarle a la señora Guardiola que existe un mecanismo presupuestario que se llama “modificación de crédito” que precisamente se utiliza para estos casos, y que, permitiría garantizar la gratuidad de todas las plazas este curso aun habiendo un aumento de las mismas. Todas las excusas que ponen se caen por su propio peso.

Sinceramente nos quedamos asombradas cuando la misma semana que reniega de la gratuidad de los comedores escolares anuncia una bajada de impuestos (¡la primera!) que supone la eliminación del impuesto de patrimonio. Un impuesto que sólo pagaban las grandes fortunas de la región (personas con una media de 2 millones de euros de patrimonio a las que se les regalará unos 4.000 euros al año) y con cuya recaudación se podría hasta duplicar el número de plazas de comedor que han aumentado este curso.

Esta reforma fiscal va a hacer que muchas familias tengan que desembolsar más de 1.000 euros al año por escolar para pagar directamente a la empresa (privatización ya completa del servicio) mientras el gobierno del PP y Vox les dicen que su política para las familias es ahorrarles algo menos 200 euros al año en el IRPF. No hay que saber mucho de matemáticas para darse cuenta de quién sale perdiendo.

Las políticas fiscales regresivas como esta siempre acaban beneficiando a unos pocos frente a la mayoría de familias que ven cómo muchos servicios esenciales desaparecen y tienen que costearlos directamente.

Quienes defienden las bajadas de impuestos a los más ricos lo que están defendiendo es un estado de bienestar débil y unos servicios públicos precarios que se traduce en que quien pueda se lo pague. La ley de la selva, vamos.

Pero creo que es necesario que más allá de hablar de gratuidad o no de los comedores escolares abramos un melón mayor. ¿Qué comedores escolares queremos?

Se ha hablado mucho esta semana sobre ellos pero ni una palabra sobre el modelo que nuestros niños y niñas necesitan.

Desde Unidas por Extremadura defendemos la gratuidad universal de los comedores, al igual que lo hacemos con la escuela pública, porque consideramos que son unos espacios educativos más, donde los escolares tienen que aprender buenos hábitos alimenticios y comer comida variada, sana, de temporada y de cercanía. Y quiero centrarme en esto último: en los comedores deben de poder suministrarse alimentos cercanos creando sinergias con los pequeños productores que, además, produzcan bajo criterios ecológicos. Y es necesario que los comedores se surtan de productos que pongan en valor también nuestra gastronomía y nuestra identidad: ¿Por qué en los comedores no se da nunca cordero o cabrito cuando son las carnes que producimos y mantienen vivas nuestras dehesas y montes y, por el contrario, les acostumbramos a comer pollo o pavo, carnes insípidas que educan a paladares planos?

Hemos discutido muchas veces en la Asamblea sobre este tema y, por desgracia, el PSOE no ha mostrado interés en cambiar el modelo hacia una gestión directa, con aumento de cocinas en los propios centros o licitaciones que facilitaran la concesión a pequeños caterings extremeños y no a multinacionales que traen la comida de línea fría desde cocinas ubicadas fuera de la región.

Necesitamos comprender que las políticas alimentarias son políticas con una enorme fuerza transformadora. Es necesario definir estrategias más sostenibles de producción, distribución y consumo de alimentos que garanticen el derecho a la alimentación para toda la población, con base en la pequeña y mediana producción, respetando las propias culturas y la diversidad. Esta debería ser la máxima a tener en cuenta en la puesta en marcha de todas las medidas políticas en este ámbito. Crear conciencias críticas que se pregunten qué consumir , por qué y cómo, es la herramienta indispensable que necesitamos para avanzar como sociedad comprometida y sostenible que busca el bienestar y el desarrollo por encima de todo.

Así que… ¡¡Empecemos por los comedores escolares!!

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