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Hacer Historia

Carmen Ibarlucea

Es 13 de enero, y las personas elegidas en las pasadas votaciones generales comienzan su labor. Para Extremadura es un día importante porque en lo que va de democracia no habíamos conseguido llevar al Congreso ningún parlamentario que no fuera del bipartidismo. Por eso entiendo que se piense lo que se piense, todas celebramos este logro que nos hace avanzar en el camino de una democracia más plural, un poco más autentica. Pese a este Ley electoral que nos encorseta y nos oprime.

Quizás yo estoy especialmente feliz porque me siento, en parte, causante de esta buena nueva.

Gano en esto tanto como cualquier extremeña o extremeno, pero he sido parte del equipo que lo ha hecho posible, de modo que no es vanidoso, en este caso, hablar en primera persona. Sí, soy parte de ese grupo humano que ha logrado ¡por fin! Llevar al Congreso de la nación a una candidata que no es ni del PP, ni del PSOE desde Extremadura.

Cuando presentamos la candidatura a la prensa ya estaba segura de que lo íbamos a lograr, he estado segura de ello cada minuto de la campaña electoral; sin embargo no olvido que desde una agencia de noticias se comunicó a los medios como una locura:

Carmen Ibarlucea dice “que en la lista de la que forma parte se incluye ”un retrato de lo que es hoy la sociedad extremeña“; al tiempo que ha subrayado que el citado listado ”aporta y va a defender a Extremadura“. Se ha mostrado de igual modo ”segura“ de que ”sí“ va a obtener Podemos representación en el Congreso por Extremadura. ”Vamos a hacer historia“, ha espetado”.

Lo recuerdo porque al leer la expresión espetar quedé transida de dolor. Espetar es algo feo, es algo molesto, o es algo hiriente (consultar en la RAE).

Las palabras configuran el mundo, crean la realidad, lo sé, soy escritora. Cuando leí la noticia supe que quien la redacto no tenia hacia mí ninguna simpatía, y desde luego le parecía que mi afirmación era una salida de tono. Y sin embargo era desde mi visión una afirmación sincera. Estaba segura de que íbamos a llevar a Amparo Botejara al Congreso de la nación, porque éramos una candidatura que sumaba. Habíamos diseñado una campaña de escucha y no de mitin. Y ya sólo eso es hacer Historia.

Parece que a la prensa no le gusta la confluencia, o quizás (modo ironía activado) la palabra causa algún tipo de sarpullido en la lengua y en los dedos de la mayor parte de las personas que se dedican a informar en esta región. Porque estoy segura de que si además de hablar de Podemos, hubieran hablado de la diversidad que encerraba esa lista, tendríamos dos diputados, y Amparo no sé iría sola a Madrid.

Y ustedes pensarán que estoy mordiendo la mano que me da de comer, osea el periódico que me permite publicar estas palabras, pero no es así. En todo hay afortunadamente excepciones, y no todos los medios están sometidos a la presión de simplificar lo que ofrecen a sus lectores. La confluencia es una propuesta política compleja, que da respuesta a la necesidad social de regeneración democrática. No es fácil para escribir y no es fácil para leer, sin embargo existe y se hace necesario darle la cobertura informativa que merece. Ada Colau, Manuela Carmena, Julio Ferreiro no son personas surgidas de la nada, capaces de llevar adelante un proyecto de regeneración democrática sin ayuda de nadie, son el rostro de sinergias sociales con una base social amplia, diversa y capaz de superar sus diferencias para trabajar en un proyecto común.

Sólo hace seis meses yo escribí “Viviendo el fracaso anunciado” donde asumía mi responsabilidad ante el fracaso del intento de confluencia autonómico, hoy escribo exultante esta reflexión porque soy en parte responsable de este éxito. Como admiradora de Teresa de Ávila creo firmemente en que la humildad es “andar en verdad” para lo bueno y para lo malo. Podemos tiene el merito de llegar a la gente, de ilusionara con un proyecto político participativo, de contagiarla y de empoderarla, aunque pocos veces se refleja en los noticieros. Mi merito es haber sumado a ese entusiasmo el mío, el nuestro (me refiero a Equo), porque desde lo pequeño también se hace la Historia.

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