Concentración en Mérida en defensa de una nueva cultura del arbolado urbano
“Reclamamos una ciudad Patrimonio de la Humanidad en la que los árboles y las zonas verdes sean bellas, considerándolas a su vez patrimonio natural de la ciudad teniendo en cuenta todos los beneficios que nos aportan y tratándolos no sólo como ”objetos“ ornamentales, sino como seres vivos dignos de consideración y buena gestión por parte de las administraciones y empresas gestoras”.
Este es el manifiesto de la recién creada Plataforma Procultura del Árbol en Defensa del Arbolado urbano en la ciudad de Mérida. Este lunes, a las 20,00 horas, en la Plaza de España, ha convocado una concentración. Piensan que desde hace décadas existe una gestión del arbolado mal planteada y planificada.
Se trata de un colectivo nacido tras la reciente tala de una palmera centenaria en la Plaza de España. Fue un gesto que no gustó nada a algunos ciudadanos y colectivos ecologistas, unidos ahora en esta plataforma.
De hecho ponen en duda en el caso de la palmera que antes de la tala se hiciera un estudio riguroso, o que se buscara otra solución provisional (apuntalamiento, acotar el espacio) hasta concluir el estudio serio –el Ayuntamiento lo justificó por el riesgo de fractura--.
La plataforma ha lanzado un manifiesto en el que exige a las administraciones y empresas gestoras e implicadas que tomen en consideración la necesidad de un cambio de los criterios y técnicas de poda del arbolado urbano, evitando las podas severas y repetitivas “que son la peor faena que soportan los árboles teniendo en cuenta que tanto si son ”suaves“ como severas, son una mutilación”. Advierte de que las podas “restan vigor a los árboles, son costosas e incómodas para la ciudadanía”.
También el fomento de la cultura del árbol y del respeto a los mismos mediante actividades de formación, sensibilización y educación ambiental al público en general y a las contratas encargadas de parques y jardines.
Otra de sus reivindicaciones pasa por una protección adecuada frente a las obras, sensibilizando particularmente a las empresas o contratistas que intervienen para que se respeten las plantaciones, con acciones pedagógicas, seminarios o cursos de formación dirigidas hacia ellos.
A su juicio es necesaria una buena planificación y gestión en nuevas plantaciones que se realicen así como en la decisión de tala de árboles viejos, enfermos o deteriorados, contemplando opciones de tala como última medida de gestión (bajo estudios técnicos previos llevados a cabo con rigor) y favoreciendo la buena vida del arbolado en general y de árboles viejos y antiguos en particular.
“El derribo de un árbol debe de ser decidido como último trámite, siguiéndole una plantación de nuevo ejemplar. Teniendo en cuenta que el valor de un árbol ornamental sobrepasa el simple costo de su reposición para integrar su función ecológica paisajista, sociológica e histórica en la ciudad”, comenta.
Apunta que plantar árboles en la ciudad debe ser un acto importante en su vida, “y no un mero acto mercantil o institucional, ya que constituye un enriquecimiento de nuestro patrimonio urbano y una mejora del medio ambiente más cercano al ciudadano/a”.
Exigen por ello la plantación de arbolado en la Plaza del Conservatorio y otros lugares donde se necesitan como los alcorques que se encuentran sin arbolado o que nunca han sido plantados. Una plantación que según piensan se debe hacer teniendo en cuenta el suelo y espacio donde se asentarán.
Consideran imprescindible además una información pública y accesible a la población sobre la gestión del arbolado de la ciudad, y un compromiso por parte de la administración sobre la consideración del arbolado de la ciudad de Mérida como “patrimonio vivo de la misma, merecedor de respeto y cuidado, como seres vivos que son y no tratándolos exclusivamente como ”objetos“ ornamentales, los cuáles pueden ser sustituidos o dañados o de los que se puede prescindir de un día para otro”.
A ello añaden un plan de gestión Integral o Plan Director de zonas verdes y arbolado de Mérida (similar a los de otras ciudades españolas como Segovia -ciudad histórica declarada Ciudad Patrimonio de la Humanidad-, Pamplona o Jerez de la Frontera) y a ser posible, en el mejor de los casos, coordinado con Urbanismo.
También un inventario y estudio de peligrosidad, actualizado, informatizado y con cartografía, del arbolado urbano, como primera herramienta de gestión del patrimonio arbóreo de nuestra ciudad.