Hervás celebrará del 2 al 5 de julio la decimonovena edición del festival “Los Conversos”, un conjunto de actividades culturales con el que sus habitantes rinden homenaje a sus antepasados y se convierten por unos días en aquellos judíos que dieron gran esplendor al lugar durante la Edad Media. Bajo el título genérico de Los Conversos se integran diversas acciones de dinamización social y cultural, que durante cuatros días al año, y a partir de un acontecimiento histórico local -las vicisitudes sufridas por los hervasenses de origen hebreo tras el Edicto de Expulsión dictado por los Reyes Católicos en 1492- culminan en distintas expresiones teatrales. Éstas son interpretadas por los propios vecinos de Hervás, lo que convierte a este municipio cacereño, miembro de la Red de Juderías de España Camino de Sefarad, en un foco de atracción turístico y cultural que cada año atrae a miles de personas. Esta celebración tiene como atractivos principales la participación de más de 450 personas en la ambientación del barrio judío, uno de los mejor conservados de la Red de Juderías de España, y la representación de una obra de teatro popular, actividades con las que los vecinos muestran y comparten la belleza del patrimonio y el valor de la historia y cultura hervasense. Los Conversos, en su afán por convertirse en el evento cultural referente de los celebrados en la región, ha estrenado desde 1986 cuatro obras centradas en la historia de la comunidad judía establecida en la población desde los albores del siglo XI, según informa la Oficina de Turismo de Hervás. En 1996 y durante tres años se representó la primera de ellas, “Los Conversos”, desde el año 2000 hasta 2007, “La Conversa de Hervás”, ambas escritas por Solly Wolodarsky, y desde 2008 hasta el 2012, “La Estrella de Hervás”, obra del dramaturgo extremeño Miguel Murillo. Murillo firma la que es la cuarta obra a representar en el marco de la judería de Hervás, que lleva por título “La Calumnia” y cuyo estreno mundial se produjo hace dos años en el marco de Los Conversos. La obra, basada en un hecho documentado en el Archivo General de Simancas, sitúa la trama en el contexto de los acontecimientos que sucedieron en Hervás en el año 1506 y que generaron el proceso inquisitorial por el robo y ultraje de una hostia consagrada, atribuida a cristianos nuevos de Aldeanueva del Camino (Cáceres).