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Madres que derriban tabúes y reivindican el espacio público para la lactancia

Tetada pública en Cáceres

Jesús Conde

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Quieren que los espacios públicos sean lugares amables para la lactancia. Dar el pecho sentadas en un banco sin recibir miradas y reprendas. En un restaurante, el autobús o la parada del tren.

“Que no te tengas que tapar porque te miran mal, o porque te inviten a irte al baño en un bar”. Así lo señala la asociación Amaryi de Cáceres, que defiende la lactancia como un acto natural.

El colectivo organizó semanas atrás una ‘tetada’ callejera por el centro de la ciudad con motivo de la celebración de unas jornadas que reunieron a decenas de personas. Fue un gesto reivindicativo con el que querían ocupar los espacios públicos y hacer visibles a madres y bebés. Cada vez hay menos tabúes, aunque reconocen que sigue habiendo resistencias.

Grupo de lactantes

Amaryi se formó hace una década, cuando comenzaron a surgir los grupos de apoyo a la crianza en diferentes ciudades y puntos de España. Se definen como un grupo autogestionado en el que son los propios pacientes los que gestionan su salud.

Los bebés van creciendo y se ha incorporado una segunda generación. Se organizan para que ninguna madre que quiera dar el pecho lo abandone por falta de apoyo o información.

Hacen encuentros y un acompañamiento tras el parto, cuando surge un mar de dudas sobre el cuidado de sus hijos e hijas. Elisa Vera, una de las integrantes, explica que pueden vivir toda clase de situaciones en un momento muy sensible para ellas. Desde no recibir todo el apoyo necesario en el hospital hasta consejos ‘desafortunados’ de familiares que las animan a dejar la teta. Ofrecen un teléfono las 24 horas al día para cualquier consulta.

“Una bomba nutricional”

Reivindican el derecho a la lactancia como un acto saludable y natural. La portavoz del colectivo explica cómo las primeras tomas tienen nutrientes muy calóricos, que generan un sistema inmunitario acorde al entorno del recién nacido.

Es por tanto una “vacuna natural de primer orden” para que todas sus defensas y el sistema inmunitario estén protegidos. “Hasta el punto que los niños que reciben la lactancia materna apenas se constipan. Se mueven en el ambiente de la madre, que genera los anticuerpos que necesita”. Los bebés que toman la teta acuden mucho menos al médico, algo que genera un ahorro para el sistema sanitario.

La leche va cambiando en función de la edad que tiene el niño. “La concentración de calorías, grasas, hidratos de carbono va variando en las semanas, los días o los meses que tiene el bebé”. Con el tiempo la leche no se agua ni pierde calidad. “Hasta los dos, tres cuatro años sigue teniendo muchos nutrientes. Siendo una bomba a nivel nutricional”.

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