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La magia de hacer visible lo invisible

"No crean que ser una sociedad más culta nos hará una sociedad mejor".

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Hay parcelas de la vida, personal y colectiva, que siempre parecen quedar en la sombra. La doble moral, o el doble rasero son una de las características que hace que las personas nos diferenciemos más de los animales.

Siempre cuento la misma anécdota, porque me pareció asombrosamente lucido, rápido y certero como método relacional. El último de los perros que ingresó en nuestra familia lo hizo tras unos minutos en los que el resto de perros que conforman nuestra particular manada (cada manada es particular, como el patio de cada casa) lo olisquearan atentamente, sobre todo las glándulas anales, esas que proporciona a cada perro un olor único, que es su seña de identidad. Y una vez pasado el test se le concedió el estatus de miembro de la familia. Y se acabó la soledad.

 Pero las personas somos mucho menos fáciles, y mucho menos sinceras. Y decimos una cosa, y hacemos otra.

 Estos días en que las televisiones andan preguntando a la gente, a causa del volcán de la isla de La Palma (“¿Qué salvaría usted si pudiera?” y todo el mundo habla de poner a salvo los recuerdos), yo me voy a reunir con seis escritoras de Literatura Infantil y Juvenil, la mitad de las que nos hemos unido de cara al 2022, en Sierra de Gata. Somos un número pequeño de escritoras de lo pequeño, pero queremos hacer magia y lograr hacer visible lo invisible. Eso que como sociedad decimos defender y a lo que le damos la espalda.

 Porque siempre decimos que la infancia es ese momento de nuestra vida al que queremos volver. Decimos que la infancia debe ser protegida, se nos llena la boca con el interés superior del menor (https://es.wikipedia.org/wiki/Inter%C3%A9s_superior_del_ni%C3%B1o) pero después sucede que en las calles y en las tiendas, continúas escuchando a las personas mayores ofrecer azotes en el culo, continúas escuchando en los claustros hablar de “ese” o “esa” desconociendo sus circunstancias y sus sueños. Hasta llegar al extremo de alejarnos cuando más nos necesitan, cuando necesitan cuidados paliativos.

En los primeros días de la pandemia, hubo un grupo político en Extremadura que decidió donar parte de su sueldo a organizaciones sociales. Una de esas organizaciones fue la Asociación Cuéntame algo que me reconforte (https://cuentamealgoquemereconforte.com/). Lo curioso es que quienes lo hicieron, fueron incomprendidas por sus compañeras “por no estar atendiendo a lo importante”. Obviamente son cosas que hacemos en privado y que negamos en público, porque vivimos en esa doble moral continua, entre lo que nos importa y lo que decimos que nos importa. Entre la escala de valores real, y la escala de valores verbal.

 ¿Será por eso que en las listas de escritores (que casi nunca escritoras) más influyentes no aparece la Literatura Infantil y Juvenil? Y sin embargo, es fácil deducir que son nuestras primeras lecturas las que van a sostener todo el entramado de nuestros gustos futuros, puede que de nuestras vocaciones, e incluso pueden provocar que seamos una sociedad más culta.

 No crean que ser una sociedad más culta nos hará una sociedad mejor. Solo cuando la empatía sea un valor en alza lograremos ser mejores. Y solo lograremos ser personas empáticas, cuando hagamos el esfuerzo consciente de poner en orden nuestras prioridades y abandonemos las listas mentirosas.

 De cara al 2022 doce escritoras de literatura infantil y juvenil nos hemos reunido en un calendario solidario, siguiendo el ejemplo de otros colectivos solidarios, para que cada día del mes, y del año, cuando vayas a apuntar la cita con tu médico o el viaje de fin de semana, recuerdes a esas familias que están tejiendo alrededor del momento más

dramático de sus vidas, instantes de felicidad verdadera para el Bien Superior del Menor incluso cuando lo único que puedes hacer es paliativo, y la fantasía es el refugio más acogedor.

A mi, la iniciativa de Alicia Chamorro, impulsora de CAQMR me parece brillante, coherente, y el camino a recorrer, ojalá cunda su ejemplo. Y aunque no todas podemos colaborar con nuestro esfuerzo total, sí que podemos mirar lo que hacen, admirarlo, y tender una mano en la distancia. Encontrarán muchas formas en su web, incluso pueden comprar un calendario, el 100% del importe es para la asociación. 

Pero no quiero cerrar este artículo sin dar las gracias a la red de escritoras que han urdido este plan. Entre ellas, la primera Susana Martín Gijón (autora de novela negra) por reunirnos a muchas, a Beatriz Osés por su capacidad de trabajo, y a dos de mis extremeñas más admiradas, Pilar Alcantara y Pilar López Ávila, por convertir el tiempo compartido en una fiesta en calma. 

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