La persecución del rebusco de la uva deja sin ingresos una temporada más a miles de familias
Esta temporada la actividad estaba autorizada. La Delegación del Gobierno dio vía libre a miles de personas para salir a los campos de Tierra de Barros al rebusco. Es decir, a recoger los restos de uva libres tras la vendimia. Sin embargo esta actividad, que el Ejecutivo del PP de Rajoy denomina ‘alegal’, ha estado nuevamente acorralada.
Al igual que en la pasada temporada nadie laborea en los campos. El año pasado los inspectores sanitarios de la Junta acompañados por la Guardia Civil visitaron a los compradores advirtiéndoles que es una actividad ilegal porque no se puede establecer la trazabilidad (origen, recorrido y destino) del producto.
Esta temporada sin embargo las presiones han sido hacia los bodegueros, el último eslabón en este proceso. Según denuncia la Asociación en Defensa de lo Público, la Delegación del Gobierno, a través de la Guardia Civil, les habría lanzado insinuaciones como el precinto de sus negocios, o duras inspecciones en otros casos.
Las consecuencias han sido las mismas que la pasada temporada. La actividad se ha parado, porque han sido muchos los establecimientos que han dejado de adquirir un fruto que se utiliza para subproductos del vino, no para consumo directo por tratarse de uva de más graduación y peor calidad.
Una tradición ancestral
El rebusco es una tradición ancestral, unida a las rojas tierras de viñedos de Tierra de Barros. Una vez empezada la campaña, y ante las reticencias de los bodegueros, miles de familias se han quedado sin estos ingresos. Se trata de un verdadero problema social en una comarca con unas altas tasas de paro. En algunos puestos entraban hasta 15.000 kilos de uva, y en torno a 5.000 ó 6.000 personas trabajando.
Esto da una idea de la importancia que tiene para el bolsillo de estas familias. Una actividad esencia en época de ‘vacas flacas’, que se ha convertido en el principal medo de subsistencia para muchas personas. Ingresos más que necesarios para familias que llevan demasiado tiempo engrosando las listas del paro.
“Contra los actos ilícitos”
Semanas atrás señalaba la delegada del Gobierno en Extremadura, Cristina Herrera, que la labor de vigilancia que la Guardia Civil hace en determinadas zonas de cultivo persigue que “bajo el manto del rebusco no se cometan actos ilícitos”.
Al ser preguntada por la denuncia realizada por algunos colectivos sobre las dificultades para practicar el rebusco, dijo que los agentes lo que hacen es inspeccionar aquellas empresas o propiedades que contratan a personal para el rebusco, al objeto de asegurar que están dadas de alta. También evitar los robos bajo el manto de la práctica del rebusco.
Según la delegada del Gobierno, sus inspecciones desean garantizar que la uva, la aceituna y otros productos que se cojan del rebusco “lleguen a la mesa del consumidor con las garantías necesarias”, y para ello se ha pedido a las empresas que los compran los papeles de la trazabilidad de los productos, ha indicado Herrera.
Otras organizaciones agrarias han apuntado a los destrozos que según ellos cometen algunos 'rebusqueros' sobre los cultivos para justificar sus reticencias.
“Amenazas directas”
Los defensores de esta actividad aseguran que el rebusco es algo que ejercen las personas desde siempre, y que normalmente la ejercen personas profesionalizadas. No tienen la menor duda de que lo que se hace es obedecer a los grandes propietarios ante su negativa.
Juan Viera, de la Asociación Regional en Defensa de lo Público, comenta el caso de una bodega de la localidad de Puebla de Prior, donde la presión hacia ellos no cesó según comenta hasta que dejó de recoger los frutos del rebusco. “La Guardia Civil le dijo que como recogiese el rebusco le iban a hacer una inspección e iban a ir a por todas”.
En otros casos son simplemente ‘insinuaciones’, pero la presión les ha hecho parar por completo. “El bodeguero mientras no reciba la confianza de las autoridades sigue sin comprar la mercancía, no quiere arriesgarse”.
Diego, uno de los compradores de los puestos a los que los rebuscadores llevan la mercancía, explica que la recogida comenzó con normalidad, pero luego vinieron los problemas. “Tras comprobar las licencias y la documentación, y dejarnos trabajar, al poco tiempo llegó un numeroso grupo de la Guardia Civil, de verdad que me sentí como si estuviera tramando un atentado”, lamenta
“Las presiones a nosotros no funcionaron, y optaron por los puestos de las bodegas. Las amenazas de precintarles las bodegas para a los propietarios. Hubo una situación que me dolió especialmente, la de un hombre enfermo, que con tres menores a su cargo, llegó con los esportones y le tuve que decir que no, porque las bodegas a mí no me recogen la mercancía”.
Lamenta que se justifiquen los robos en el campo y lanza un mensaje claro: “Hay gente que no cumple el código de circulación, y por eso no se cierran las carreteras. Pues esto es lo mismo”.
Mientras tanto el teléfono no deja de sonar. “Tengo decenas de mensajes de personas que quieren venir a entregarme la mercancía, pero en estas circunstancias yo no me puedo quedar con ella. Otros simplemente me piden que aunque no les pague, que se la recoja, pero es que yo tampoco quiero para nada esa mercancía”.