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El autobús que cayó al Lérez en Nochebuena: un río desbordado y la lluvia complicaron el rescate en un accidente con siete muertos

Trabajos de rescate tras caer un autobús al río Lérez en Cerdedo-Cotobade (Pontevedra).

Beatriz Muñoz

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La jornada del 24 de diciembre los servicios de emergencias de Galicia atendieron centenares de llamadas por incidencias derivadas del temporal que azotaba a la comunidad con fuertes vientos e intensas lluvias en las horas previas a las celebraciones navideñas. En la segunda parte del día, las precipitaciones arreciaron en la provincia de Pontevedra. El río Lérez estaba en alerta porque había superado el nivel de desbordamiento. En estas condiciones, un conductor que pasaba a las 21:19 horas sobre un puente que cruza ese río en la parroquia de Pedre, en Cerdedo-Cotobade (Pontevedra), se asomaba al borde de la plataforma en busca del coche que suponía que se había llevado por delante el quitamiedos y la valla.

Noche cerrada y en medio de la lluvia, no era capaz de ver nada. Casi inmediatamente, otra llamada confirmaba el accidente. Era un autobús el que se había caído. El aviso lo daba desde dentro del propio vehículo una de las viajeras, la única que salió con vida, junto con el conductor. La cabina, explicaba, estaba quedando sumergida. El balance final es de siete muertos y dos supervivientes.

El autobús, de la empresa Monbus -una de las principales concesionarias de las rutas por carretera en Galicia-, cubría la línea regular entre Lugo, de donde había salido a las 19:05 horas, y Vigo, adonde estaba previsto que llegase sobre las 22:00. Con numerosas paradas intermedias, había ido recogiendo pasajeros en localidades como Monterroso (Lugo), en donde algunos de los viajeros habían visitado a algún pariente en la cárcel, y Lalín. El destino de todos ellos era alguna cena familiar de Nochebuena. Pasadas las 21:00 horas, cuando atravesaba la parroquia de Pedre y en un tramo recto, el autocar terminó saliéndose de la vía y cayendo al Lérez, cargado con las intensas lluvias y con mucha corriente. Las causas se están investigando y todas las hipótesis están abiertas por el momento.

El delegado del Gobierno en Galicia, José Miñones, explicó que un equipo especial de la Guardia Civil se va a encargar de indagar, pero apuntó a un probable efecto del mal tiempo: “Lógicamente, las condiciones climáticas, por los comentarios que nos han llegado de cómo estaba la situación de la carretera, son uno de los factores”. En cualquier caso, ha hecho el habitual llamamiento a la cautela. El conductor y una de las pasajeras, ambos fuera de peligro, podrán declarar y el autobús y sus componentes van a ser revisados para comprobar cuestiones como la velocidad y el estado de los elementos. El chófer, que fue atendido en el Hospital Clínico de Santiago y ha sido ya dado de alta, se sometió a las pruebas de alcohol y drogas, en las que dio negativo.

Este lunes Miñones informaba desde el propio lugar del accidente de que la búsqueda se había reanudado, tras finalizarla provisionalmente el domingo. El hijo de la única pasajera superviviente -ingresada en el Hospital de Montecelo, en Pontevedra- había dado el aviso de que su madre iba acompañada de otra mujer durante el viaje y no la encontraba entre los fallecidos. Confirmaba así que en el vehículo iban nueve personas: ocho viajeros y el conductor. Esto era lo que había relatado el propio chófer.

Sin embargo, en un inicio a los servicios de emergencias les constaba, por las denuncias de los familiares, que faltaban cuatro personas después de que la propia noche del siniestro rescatasen a dos ocupantes con vida y los cuerpos de otros dos. Antes de terminar su comparencia ante los medios, el delegado del Gobierno confirmaba ya que el helicóptero que volvía a sobrevolar el Lérez había avistado el cadáver de la séptima víctima mortal, una mujer de unos 50 años. Estaba, como los otros cuerpos encontrados en el río, en una zona de difícil acceso.

Los servicios de emergencia que se desplazaron en el primer momento tras el accidente se encontraron con unas condiciones “complejísimas” para el rescate. Los bomberos se colgaron con lo que llaman a una línea de vida desde la plataforma del puente hasta el autobús en medio del viento y la lluvia. Por este medio, sacaron a las dos personas que sobrevivieron y los cuerpos de dos fallecidos. De madrugada tuvieron que suspender el operativo ante la fuerza con la que bajaba el Lérez y la imposibilidad de entrar en ese momento a una cabina prácticamente sumergida. El día de Navidad, agentes de operaciones subacuáticas recuperaron otro cadáver del interior del autocar y confirmaron que no quedaba nadie más dentro. Los equipos pasaron entonces a rastrear los terrenos aguas abajo. A una presa cercana el río había arrastrado ya algunas partes del autobús. A lo largo de la jornada fueron localizadas otras tres víctimas: una de ellas pasado el mediodía, otra hacia las 15:00 horas y una más en torno a las 17:00 horas.

Con la aparición de los cuerpos fueron trascendiendo también datos personales: las más joven de las víctimas rondaba los 20 años y la mayor, los 70. Todos ellos residían en municipios de la provincia de Pontevedra, que han decretado luto oficial. Tres vivían en Lalín, en la última de las paradas con estación de la línea antes del lugar en que sucedió el siniestro. De ellos, dos eran naturales de Agolada, donde vivía una cuarta. Un quinto, joven de 21 años, tenía domicilio en Nigrán, al sur de Vigo.

Los trabajos para sacar el autobús del río

Los mensajes de apoyo llegaron del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y también del jefe del Gobierno gallego, Alfonso Rueda, que el domingo se trasladó al lugar del accidente. Este lunes, el delegado del Gobierno en Galicia reiteró el pésame a familias y allegados de las víctimas, en especial en estas fechas navideñas.

Recuperados todos los cuerpos, los trabajos se centran ahora en la investigación de las causas y en sacar el autobús del cauce del Lérez. No está claro cómo se va a realizar esta operación y la cantidad de agua que lleva el río sigue suponiendo una dificultad añadida. La tregua que las lluvias van a dar hasta el miércoles hace prever un descenso en el caudal, que se aprovechará para tratar de elevar el vehículo. Ahora mismo, según explicó José Miñones, la velocidad con la que baja el agua complica la intervención. Habrá que hacer pruebas de carga para comprobar tanto que el autocar puede ser levantado con una grúa como que el puente resiste el peso de esa grúa, del autobús y de la carga de agua que tenga dentro. La intención es sacarlo “tal cual” está, pero, si no fuese posible, se estudiará partirlo en dos. La inspección del vehículo aportará información relevante para determinar por qué se salió de la vía y terminó en el lecho del Lérez.

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