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¿Por qué ahora? Respuestas para el inevitable fin de la térmica de carbón de As Pontes

Central térmica de As Pontes (A Coruña)

Miguel Pardo

El pasado viernes 27 de septiembre, Endesa anunció a la CNMV que aceleraba el cierre de su central térmica en As Pontes, un comunicado repentino y que llega mucho antes de lo esperado. Una decisión empresarial de una compañía que ha ido adelantando los plazos previstos para el fin inevitable de la quema de carbón. Del 2045 --que pregonó durante mucho tiempo junto a las administraciones--, al 2030 e incluso al 2025, fecha que ya deslizaba en los últimos meses.

Eligió el mismo día en el que miles de jóvenes salían a las calles por el clima y en el que el Parlamento gallego aprobaba una resolución en la que instaba la Xunta a “declarar el estado de emergencia climática con el objetivo primordial de comprometer las políticas del Gobierno gallego en hacerle frente y conseguir la neutralidad climática antes del año 2050”.

A las pocas horas, Xunta y PPdeG culpaban al Gobierno central y al PSOE del futuro cierre e insistían en el 2045 como fecha idónea para la clausura de la mayor emisora de gases de efecto invernadero del Estado y una de las mayores de Europa. Una semana después, Feijóo seguía insistiendo en mantener la actividad de la central mientras no se encuentre alternativa, al tiempo que anunciaba una estrategia autonómica contra el cambio climático.

¿Por qué ahora?

¿Por qué Endesa anuncia ahora el cierre de su central térmica? ¿Cuáles son los motivos de apurar más una decisión inevitable que, sin plan alternativo ni previsión por parte de las administraciones, pone en juego cientos de empleos y supone un duro impacto en la comarca y en todo el norte de Galicia?

La decisión es empresarial y tiene que ver con la nula competitividad de un modelo energético muy caro, tanto por el precio del carbón como por el de la tonelada de CO2 en el mercado europeo de emisiones, una herramienta que impone un tope en los niveles de dióxido de carbono y permite la compraventa de permisos para contaminar más pagando a cambio de una retribución económica a las compañías que sí cumplen.

Este importe fue, durante años, entre 4 y 5 euros por tonelada de CO2 pero el promedio sube ya a 25 en la actualidad. La polución anual de la central térmica de As Pontes es de casi 8 millones de toneladas de CO2 equivalentes. Con el precio del gas mucho más competitivo, la importación de energía desde otros países y la irrupción y fomento de las renovables, que viene marcado también por el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, las perspectivas de futuro de la planta pontesa se han ido oscureciendo. Hasta que Enel, grupo que controla Endesa, decidió que hasta aquí.

¿En qué queda la inversión de más de 200 millones?

En los últimos meses, Endesa ha acometido un plan de modernización con una inversión de más de 200 millones para alargar la vida de la central unos 25 años y, sobre todo, adaptarse a la Directiva de Emisiones Industriales (DEI) de la UE, que exige la reducción drástica de la contaminación. Al contrario de lo que se insinúa desde algunas administraciones y formaciones políticas, esta DEI no afecta a las emisiones de CO2causantes del cambio climático, sino a las de dióxido de azufre y óxidos de nitrógeno.

Esta directiva comunitaria será aplicable ya en el próximo verano, después de que las centrales térmicas españolas accediesen a una moratoria que les ha permitido disfrutar de cuatro años más para determinar si finalmente asumían las reformas o no. La negativa de Naturgy a llevar a cabo las inversiones necesarias fue clave para su cierre en Cerceda, donde otra central térmica de carbón será clausurada en pocos meses.

Pero, con todo, y a pesar de que la toxicidad provocada por la térmica iba a disminuir mucho ante las exigencias de la UE, su efecto nocivo sobre el clima sería exactamente el mismo, cumpliendo o sin cumplir la DEI. Porque no es lo mismo la calidad del aire que las emisiones causantes de la crisis climática, aunque estén relacionadas.

Niveles de producción

La central térmica de As Pontes tiene casi 1.500 megavatios de potencia y supone casi el 80% de la producción con carbón en Galicia. Pero en ese mismo complejo industrial hay otra térmica más, la de ciclo combinado con 870 megavatios de potencia, que ha sido infrautilizada durante tiempo; el bajo precio del gas ha provocado el aumento de su producción en los últimos años.

En la térmica de carbón, debido a los problemas de competitividad ya citados, la producción se ha desplomado en los últimos tiempos, pasando de los 8 teravatios por hora (8 millones de megavatios) de 2018 a los 2,2 previstos para este año y una previsión de menos de 1 en el siguiente ejercicio. La parálisis de la planta desde la primavera pasada supuso el inicio de las movilizaciones, sobre todo de los camioneros que trasladan el carbón hasta As Pontes.

Porque la llegada del carbón importado que emplea la central -después de agotar la mina trabajada durante 40 años y convertida en un enorme lago- a la terminal que Endesa tiene en el puerto exterior ferrolano también sufre los efectos. La Autoridad Portuaria San Cibrao-Ferrol ya ha rebajado sus previsiones ante “las consecuencias de la creciente aceleración del proceso de transición energética”.

Se prevé que 2019 se cierre con 11 millones de toneladas en tráfico de mercancías frente a los 13,7 de 2018. En el pasado ejercicio se desestibaron en la terminal 4,7 millones de toneladas de carbón y las previsiones es que al finalizar este año no se llegue a los 2.

¿Hay alternativas?

Es lo que desea As Pontes, la comarca del Eume y todo el norte gallego, desde A Mariña hasta Ferrol. Las alusiones a la economía circular como alternativa a la descarbonización y la demanda para que la central se apunte a la biomasa son constantes. La empresa lleva tiempo haciendo pruebas, también con lodos de depuradoras, y estudia incluso cómo utilizar otros residuos forestales, purín agrícola o restos orgánicos caseros.

La biomasa, al ser quemada, también emite CO2, aunque son muchos los estudios que aseguran que esa emisión es neutra porque ese dióxido de carbono liberado forma parte del ciclo natural vegetal, al ser lo que absorben y liberan las plantas. En el caso de As Pontes, la proliferación de miles de hectáreas de eucaliptos en la propia comarca y en las limítrofes impulsaría esta alternativa, pero también fomentaría, según sus críticos, la eucaliptización a la que tanto daño se le atribuye también al medio ambiente y futuro en Galicia. Con todo, ni Endesa, ni la Xunta ni los expertos apuestan por la biomasa. La mayor planta de Galicia tiene prevista una potencia instalada de 50 MW, frente a los casi 1.500 MW de la planta pontesa, que requeriría 15 millones de toneladas anuales de residuos forestales para cubrir esa demanda, una cifra inviable.

¿Cuánto contamina la térmica de As Pontes?

La central de Endesa en As Pontes es la empresa más contaminante del Estado y de las más contaminantes de Europa. La instalación encabeza el ránking español de emisiones de dióxido de carbono, según los últimos datos hechos públicos por la Agencia Europea del Medio Ambiente sobre las empresas de la UE sujetas al mercado comunitario de derecho de emisiones.

La instalación térmica de As Pontes es la 17ª factoría que más CO2 equivalente (medida en toneladas de la emisión de todos los gases de efecto invernadero) emitió a la atmósfera en la Unión Europea durante 2018, con 7,9 millones de toneladas, a pesar de reducir en 200.000 toneladas las emisiones de 2017.

Otra central térmica, la que Naturgy tiene en Meirama (Cerceda) y que ha previsto su cierre para lo próximo 2020, se sitúa también entre las más contaminantes. Entre las 150 primeras de la UE y en el puesto 11º entre las del Estado, con 2,24 millones de toneladas de CO2 en 2018. La refinería de Repsol en A Coruña, con 1,1 millones, ocupa el 22º puesto. Por tanto, tres factorías gallegas se sitúan entre las 25 más contaminantes del Estado. En la misma provincia, en un radio de apenas 60 kilómetros.

De hecho, en 2017, las centrales térmicas de carbón de Meirama y de As Pontes fueron responsables conjuntamente del 35% de las emisiones totales de Galicia de gases de efecto invernadero, además de producir otros muchos contaminantes tóxicos. De los más de 30 millones de toneladas de gases emitidos en Galicia en ese año, 10,5 procedieron de estas dos plantas.

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