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El polideportivo en el monasteiro de Melón, otra historia de cemento

El polideportivo a medio construír, a escasos metros del monasterio de Melón

Marcos Pérez Pena

El Monasterio de Santa María de Melón es un valioso monumento románico, fundado en el siglo XII y declarado Monumento Histórico-Artístico en 1931, además de tener la consideración de Bien de Interés Cultural. Esta figura de protección parece no haber sido suficiente para impedir los intentos por parte de este pequeño Ayuntamiento orensano de construir un pabellón polideportivo a escasos metros, ocupando incluso el área de protección legal del monasterio. La historia del polideportivo viene de largo y, a pesar de que el proyecto fue paralizado por Patrimonio en 2005 y de que el Tribunal Superior de Justicia de Galicia (TSXG) lo mandó derribar en 2008, su estructura de hormigón continúa todavía en pie. Además, como denuncia la asociación O Sorriso de Daniel, el Ayuntamiento mantiene su empeño de erigir allí esta instalación deportiva, pasando por encima de las evidentes ilegalidades. Un ejemplo más, este especialmente sangrante, de las agresiones urbanísticas contra el patrimonio natural o material en Galicia.

Fue en octubre de 2004 cuando el alcalde de Melón firmó el acta de planeamiento de la obra del polideportivo, ubicado en suelo rústico y sin contar con los permisos de la Dirección General de Patrimonio ni de la consejería de Política Territorial (de la que era máximo responsable Alberto Núñez Feijoo). Política Territorial y Cultura, al igual que el Valedor do Pobo, se dirigieron al Ayuntamiento para recordarle la ilegalidad de las obras, que finalmente fueron paralizadas en mayo de 2005. Sin embargo, en julio (con el gobierno de la Xunta en funciones y contando incluso con un informe contrario del Secretario municipal) el Ayuntamiento retomó las obras, que Patrimonio ordenó paralizar días después.

El 3 de agosto de 2006 la Dirección General de Urbanismo multó al Ayuntamiento con 120.000 euros por estas actuaciones y en mayo de 2008 el TSXG ordenó la demolición del polideportivo. Podía parecer que este sería el final de la historia, pero el empecinamiento de las autoridades de Melón no entendía de advertencias ni de tribunales. Por las ilegalidades cometidas y acusado de un delito de prevaricación, el alcalde -Alberto Pardellas- fue inhabilitado para ejercer cargo público durante ocho años y medio y su esposa, Cristina Francisco Vílchez, lo sustituyó al frente de un ayuntamiento que el PP gobernaba con amplias mayorías absolutas. De hecho, en 2011 se hizo con 7 de los 9 concejales en juego, una mayoría que revalidó en las elecciones del 24M, aunque con una victoria más ajustada (5 ediles y el 56% de los votos). El inhabilitado Pardellas, que no podrá presentarse a unos comicios hasta el año 2021 (su sentencia, tras varios recursos, comenzó a aplicarse a partir de 2013), fue incluso protagonista de una de las canciones del cantautor Emilio José, que lo citaba en su “Ourense” (2008).

La nueva alcaldesa continuó con el persistente intento de terminar el ilegal polideportivo. O Sorriso de Daniel, una asociación creada en 2010 con el objetivo de promover el románico gallego, defendiendo, estimulando y apoyando la conservación del patrimonio medieval del país, se dirigió al Valedor do Pobo y a la consejería de Medio Ambiente para exigirle a la Xunta que hiciera cumplir las sentencias de derribo. El pasado mes de febrero el TSXG dictó una sentencia -que no admite ya recurso- en la que obliga a la Agencia de Protección de la Legalidad Urbanística del Gobierno gallego a llevar a cabo el derribo en un plazo de tres meses.

Este plazo acaba de ser superado y en una lucha contra la legalidad y contra el reloj, la alcaldesa Cristina Francisco ha iniciado una serie de movimientos para impedir el derribo y legalizar el polideportivo, aprobando un plan especial para el espacio que rodea el monumento, Desde O Sorriso de Daniel critican “el silencio” de la Dirección General de Patrimonio y se preguntan “¿para que queremos una Agencia de Protección de la Legalidad Urbanística si no es capaz de controlar a los descontrolados alcaldes que hacen lo que quieren en su ayuntamiento y con las leyes?”. O Sorriso de Daniel llama la atención, igualmente, por la celeridad mostrada por el Gobierno gallego en otras actuaciones, como el inminente y polémico derribo de un chalé en Reza (Ourense), un inmueble diseñado por el arquitecto Fernando Blanco y defendido por su valor patrimonial, frente a la lentitud e inacción demostrada en el caso del polideportivo de Melón.

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