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La campaña gallega se despereza desde el rural

Ana Pontón (BNG) arrancó la campaña electoral en su casa natal, en Chorente (Sarria), con sus padres.

Daniel Salgado

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La campaña electoral arranca a pocas revoluciones en Galicia. Y lo hace en parte desde el rural, núcleo sentimental de la galleguidad y reiterado objeto de promesas políticas no siempre cumplidas. El presidente de la Xunta y candidato a la reeleccion por el PP Alberto Núñez Feijóo visitó esta mañana Os Peares, pequeña localidad donde se junta los ríos Sil y Miño y en donde se crió. Ana Pontón, aspirante del BNG, hizo lo propio en Chorente (Sarria, Lugo). Allí se presentó ante la prensa acompañada de sus padres.

Ambos contendientes proclamaron lealtad a sus raíces y explicaron como les había marcado crecer en ese ambiente. Feijóo, un poco al estilo Fraga Iribarne al que intenta igualar en mayorías absolutas consecutivas -lo hará de obtenerla el 12 de julio-, afirmó deber a Os Peares “una forma de entender la política como punto de encuentro, foro de diálogo y busca de consensos”. Aunque lo recibieron las habituales pancartas vecinales con lemas del estilo de “Alberto noso presidente”, esta vez también hubo disidencia. Alguien, probablemente vinculado a una autoproclamada Plataforma dos Veciños dos Peares activa en las redes sociales, colgó una lona que decía: “Somos dos Peares e Feijóo non nos representa”.

En todo caso, Feijóo continuó su tourné del primer día de campaña en esa tierra media que discurre entre las provincias de Ourense y Lugo y alcanza las fronteras gallegas, con mítines en Chantada, Monforte, O Barco de Valdeorras y A Rúa. En esta última localidad desplegó las líneas centrales del discurso popular de cara a las urnas, lapsus incluido: “Con este viento primaveral ya estamos en verano aquí al lado del Miño. Perdón, del Sil” . Pero venía a hablar de política. “El 12 de julio estamos llamados a elegir entre un multipartito y un gobierno, entre ir a la contra o ir a favor”, dijo, antes de alertar al respetable de que “nada está hecho”, ni siquiera a pesar de que los sondeos le vengan de cola.

También Ana Pontón decidió regresar al lugar natal, en su caso la parroquia de Chorente, en Sarria (Lugo), y apenas 370 habitantes. En un encuentro con los periodistas que siguen su campaña, acompañada de sus padres -Aurita, al frente de una pequeña explotación ganadera, y Luis, operario de una cementera-, la candidata nacionalista reivindicó “los orígenes, dá igual que seas de un barrio urbano o del rural. ”Sentir orgullo de donde vienes, orgullo de los valores de tu familia, es en el fondo el mismo espíritu que quiero transmitir como candidata del BNG: que este país tiene que confiar en sí mismo, en quien somos“, aseguró.

El Bloque ha apostado todo a la imagen de Pontón. La idea de una mujer presidenta de Galicia es central en el imaginario de su campaña, muy preocupada por limar aristas, escapar de la crispación y mostrar tono institucional. El acto en Chorente, comunicativamente inaudito en una formación como el BNG, buscaba difundir calidez y proximidad. “A mí si algo me marcó fue vivir en una familia donde había el valor del trabajo, de saber de donde eres, de vivirlo con orgullo, de aprender que para conseguir las cosas tienes que esforzarte”, sostuvo Pontón. Las encuestas prometen un buen resultado a su candidatura, y su objetivo, más allá de que Feijóo pierda la mayoría, es superar al PSdeG y colocarse como cabeza de la izquierda.

Alcoa y el futuro de Feijóo

Socialistas y Galicia en Común eligieron formatos más clásicos para la jornada inaugural de la campaña. Gonzalo Caballero se fue a Lugo, algo así como un feudo de su partido: la alcadesa de la ciudad, Lara Méndez, lo es, también el presidente de la diputación, José Tomé, además alcalde de Monforte de Lemos. Allí entró de lleno en uno de los más peliagudos asuntos de la campaña electoral, la situación de Alcoa en San Cibrao (Cervo, Lugo).

Contra algunas declaraciones de ministras con las que comparte militancia, se comprometió a “hacer un planteamiento claro desde el PSdeG para dar viabilidad a la planta de San Cibrao”. Y eso incluye “la intervención pública” de la factoría: “Si es necesaria, me comprometo como presidente de la Xunta a contribuir con el Gobierno de España para intervenir la factoría”. Caballero no olvidó atacar a Feijóo por su inacción en materia industrial, especialmente llamativa desde que la multinacional del aluminio anunción que cerraría en San Cibrao. “Durante 11 años de gobierno no ha aportado soluciones a las necesidades de la industria gallega”, remachó.

Las tres patas de la oposición gallega luchan contra el estigma que el PP coloca sobre los gobiernos de coalición. En realidad, la experiencia de colaboración entre ellas desmiente un ataque más bien oportunista, ya que la derecha se alía entre ella, o incluso con la ultraderecha, allá donde los necesita. Es el caso de ayuntamiento y diputación de Ourense, por ejemplo. Socialistas y comunes comparten ahora el ejecutivo central, pero BNG y PSdeG gobiernan en bipartitos diputaciones como las de A Coruña y Pontevedra o ayuntamientos tan emblemáticos como el de esta última ciudad. Y sin mayores atisbos de inestabilidad.

Precisamente a ello se refirió Antón Gómez-Reino, candidato de Galicia en Común, en su intervención de este viernes en el foro Nueva Economía. “Si la gente vota, Feijóo pierde. Seremos un gobierno dinámico, progresista y transformador”, expuso, “un gobierno de coalición, plural, que siga el ejemplo del del Estado y sitúe a las personas, la protección social y los cuidados en el centro de la acción política y legislativa”.

Gómez-Reino, aún diputado en el Congreso, insiste desde hace semanas en visualizar que la alternativa a Feijóo pasa por el entendimiento de la oposición. Llegó incluso a proponer una escenficiación del mismo, aunque no encontró receptividad en Bloque y PSdeG. Pero no desiste. “Galicia tiene una clara mayoría del bloque de izquierdas que se viene manifestando en todos los procesos electorales, en las dos últimas elecciones generales y también en las europeas”, recordó, “hacemos un llamamiento a todo el electorado progresista”.

El aspirante de la entente entre Podemos, Esquerda Unida, Anova y algunas mareas municipalistas, que también habló en Sarria y en Lugo a lo largo del día, tampoco olvidó golpear en otro de los flancos abiertos de Feijóo, su presunta querencia por la política madrileña. “Es evidente que el señor Alberto Núñez Feijóo no va a acabar esta legislatura en Galicia. A nadie se le escapa que su proyecto político es estatal y pasa por Madrid”, dijo.

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