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La Xunta asciende a uno de los impulsores del modelo sanitario público-privado

Ramón Ares y la responsable de Sanidad, Rocío Mosquera

Marcos Pérez Pena

El pasado jueves Ramón Ares (Melide, 1960) fue designado nuevo director de Asistencia Sanitaria del Servicio Gallego de Salud (SERGAS), en sustitución de Félix Rubial, enviado a apagar el fuego creado por la decisión de Mario González de abandonar la gerencia del área sanitaria de Vigo, justo en el momento en que están a punto de concluir las obras del nuevo hospital de la ciudad olívica.

Ramón Ares acumula una larga experiencia en el SERGAS: entre 1996 y 2005 fue gerente del Hospital comarcal de Valdeorras, del Hospital de la Costa y del Xeral Calde de Lugo. En 2006 se puso al frente de la dirección médica de la Fundación Pública Hospital do Salnés, para ocuparse después de la gerencia del Hospital Virxe da Xunqueira de Cee y llegar finalmente al puesto de director de Procesos Asistenciales de la Gerencia de Gestión Integrada de A Coruña. Ares ha sido en los últimos años un gran defensor del modelo público-privado de gestión sanitaria y forma parte de la directiva de la Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA), un lobby formado por gestores de centros sanitarios públicos y también por miembros de empresas privadas del sector, y que trabaja para promover esta colaboración público-privada, favoreciendo modelos mixtos de gestión y la participación de estas empresas en el negocio de la salud.

Es por esto que el nombramiento de Ares ya ha despertado las críticas de algunos sindicatos, como CC.OO., que denuncia que “los grupos de presión empresariales tienen cada vez mayor protagonismo en el SERGAS” añadiendo que “en los últimos tiempos destacados miembros de estas organizaciones fueron situados en puestos de responsabilidad del sistema sanitario público”. Ángel Cameselle, secretario general de CCOO-Sanidad, hace hincapié sobre todo en la actividad de SEDISA, “una entidad nacida para empresarializar el sistema sanitario”, a la que pertenecen tanto Ares como el dimitido Mario González. Cameselle destaca que Ramón Ares es una “persona clave a la hora de entender el proyecto de gestión clínica en Galicia”.

En los últimos años el nuevo máximo responsable de Asistencia Sanitaria del Sergas se ha posicionado públicamente en varias ocasiones tanto a favor del modelo de fundaciones para la gestión de los hospitales públicos (“la fórmula es buena; permite gestionar, creo, con un poco más de flexibilidad y ser un poco más eficiente que los hospitales de gestión tradicional”) como a favor de todos los modelos de colaboración publico-privada (“permiten trabajar de una manera más flexible; no tener un corsé tan rígido como el que a veces tenemos en los hospitales de gestión tradicional; y disponer, en fin, de más libertad para implantar medidas más eficientes y poder conseguir una gestión más eficiente”).

Por otra parte, Ares aseguró en esta misma entrevista publicada en Redacción Médica que las fundaciones sanitarias habían desaparecido en Galicia por la “presión” de los trabajadores y sindicatos“. Algo que también hace referencia Ángel Cameselle, destacando que esa misma presión, centrada sobre todo en la huelga llevada a cabo a finales de 2013 fue la que frenó el proyecto de creación de las unidades de gestión clínica: ”la huelga de 2013 cambió radicalmente la concepción que los trabajadores tenían sobre la gestión clínica, una campaña de información los puso en alerta de que implicaba un descenso presupuestario, que lo iban a pagar los propios trabajadores y sobre todo los usuarios, que iban a ver recortadas sus prestaciones“. ”Estaba prevista la puesta en marcha de las primeras unidades en el primero trimestre de 2014, y un año después no hay ninguna en funcionamiento“, destaca.

Eventos de SEDISA en Galicia

A través de SEDISA Ramón Aires fue además el organizador de dos encuentros -en Baiona y A Coruña- que en los últimos años buscaron fomentar en Galicia estos modelos de gestión privatizada, con la presencia de altos cargos de la Consellaría de Sanidad, entre ellos la propia consejera Rocío Mosquera. De hecho, fue en esta reunión de Baiona, en 2011, organizada por Sanitaria 2000 y SEDISA con el patrocinio de Dräger (empresa fabricante de equipos médicos), donde por vez primera la consejera Mosquera anunció públicamente el proyecto de unidades de gestión clínica. En los últimos años viene siendo cada vez más frecuente la presencia en este tipo de foros de responsables de la sanidad pública gallega, por ejemplo en los encuentros organizados por el Club Gertech, en los que participaron entre otros Pablo Torres (director general de Recursos Económicos del SERGAS), Francisco Vilanova Fraga (gerente del CHUAC) o Mario González (gerente del CHUVI).

Para el segundo evento gallego de SEDISA, celebrado en A Coruña en noviembre de 2013 (VI Jornadas Nacionales de SEDISA), Ramón Ares escribió un texto (editorial del boletín Sedisa Siglo XXI), titulado “Obligados a entendernos”, en el que revelaba con claridad su visión del modelo sanitario y de las relaciones que deben mantener los hospitales y la industria sanitaria. Con la crisis económica como justificación, Ares alertaba de la situación de las instituciones sanitarias, “con una merma del presupuesto disponible y sin posibilidad de generar deuda, lo que dificulta el acceso a las nuevas tecnologías y la introducción de nuevos fármacos de alto impacto económico”. También advertía de la situación de las empresas de la industria sanitaria, “con grandes dificultades financieras que no permiten mantener la inversión en I+D y la innovación, así como afrontar y desarrollarse en un mercado con muchas restricciones en la venta de nuevos productos y con la dificultad añadida de demora en el cobro de los servicios y productos vendidos”.

Ante esto proponía “buscar soluciones imaginativas que nos permitan mantener y mejorar las prestaciones de nuestros hospitales y a la industria asegurarse un mercado y una posición segura que permita su supervivencia y crecimiento en el futuro”. Y concluía que “estas soluciones tienen que plantearse de forma conjunta, por lo que necesariamente estamos obligados a entendernos”. Llamaba finalmente a “compartir riesgos en los resultados y en el coste asociado al éxito de estas experiencias”, de cara a “avanzar en la consolidación de un sistema de salud estabilizado que sigue buscando los canales que permitan su sostenibilidad a largo plazo”.

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